La fundación zuliana Ciudadanía Diversa exige al gobierno local una ley de no discriminación para obligar a la sociedad zuliana a respetar la diversidad de género y evitar ataques en lugares públicos.
Maracaibo. Kyara sintió a los siete años que quería usar ropa de mujer. Cuando veía el Miss Venezuela fantaseaba con ser una de las exuberantes mujeres que participaban en el certamen. “Yo quería ser como ellas”.
La ilusión duró poco porque desde la escuela comenzó a sufrir discriminación. Hoy se presenta como Kyara Madrid Lugo y asegura que siempre fue “un muchachito amanerado”.
Se graduó con honores de TSU en Turismo y es bilingüe. Durante toda su educación reprimió sus sentimientos porque pensó que al graduarse podría revelarse frente la sociedad, pero no pudo hacerlo porque en el trabajo que consiguió, dictando cursos de turismo, era mal vista la homosexualidad.
Todo el tiempo tenía que estar de varón. Tuve que aguantar mucho mi amaneramiento. Cuando tenía un descanso me iba para las discotecas, me ponía pelucas, maquillaje y usaba ropa de mujer. Me sentía libre”, cuenta la mujer trans, de 44 años de edad.
Desde que Kyara comenzó a vestirse de mujer no volvió a conseguir trabajo. Cuando ven que su cédula no corresponde con su apariencia, es descartada sin tomar en cuenta sus habilidades y experiencia. Todos los años, como un ritual de esperanza, mete hojas de vida. Por ahora está dedicada a la piñatería, pero le ha ido mal.
“La gente tiene que entender que nosotros existimos y merecemos respeto. Ser una persona trans en el Zulia no es fácil porque esta sociedad es retrógrada y machista. Los que somos diferentes estamos destinados al rechazo”, asegura.
Por eso se formó como activista de los derechos de las personas trans y la población de lesbianas, gais, bisexuales, trans y queer (LGTBQ+). Está convencida de que al educar a la sociedad, instruir a los jóvenes y darles herramientas para que conozcan sus derechos puede evitar que sean replicadores de actos homofóbicos y cuidarse de ellos. Todo lo hace desde la coordinación de la fundación zuliana Ciudadanía Diversa.
Lo que más le preocupa es su proceso de transición. Hace más de cuatro años que dejó de tomar hormonas y bloqueadores de testosterona, luego de 12 años de tratamiento continuo y control endocrino. Ahora no los puede pagar.
“Yo no pierdo la esperanza, no solo de retomar mi tratamiento, sino de ser respetada y valorada por lo que soy como ser humano y como profesional”.
La discriminación sigue vigente
El pasado 14 de enero, Dominik, un hombre trans, fue con sus amigos de paseo al centro comercial Sambil Maracaibo. Dice que desde que llegaron: “comenzaron a perseguirnos, nos miraban mal y se burlaban”.
Pasado un rato Dominik sintió ganas de ir al baño y fue al que representa su identidad de género, el de los caballeros. Eso bastó para que un grupo de 12 personas de la seguridad del lugar entrara al recinto para exigirle que se fuera.
Uno de los guardias me dijo que me largara, que nosotros teníamos una condición mental y él la conocía. Que él si era hombre y los que estábamos confundidos éramos nosotros y llamó refuerzos”, contó el estudiante de Diseño Gráfico.
El personal de seguridad los amenazó con llevarlos detenidos, pero la policía nunca llegó. “Decidimos dejarlo hasta ahí, pero yo no vuelvo más a ese lugar”, refirió el joven de 20 años de edad, quien aseguró es la primera vez que sufre discriminación por usar el baño publico, pero en su casa la discriminación también se hace presente.
Hace más de dos años que Dominik sufre a diario discriminación y homofobia por parte de su madre, con quien vive actualmente. Tuvo que someterse a exámenes médicos porque su padre pensaba que su comportamiento se debía a un desorden hormonal. “Entre mi padre y yo hay un silencio. Más nunca hablamos del tema”.
“Es difícil porque nos ven como lesbianas. Es más duro cuando naces mujer y te conviertes en hombre trans porque la caracterización es más complicada”, dijo.
Entre diciembre de 2022 y enero de 2023 se han presentado tres casos graves de discriminación de género en Venezuela, dos en Caracas y uno en Maracaibo. Esto apenas corresponde a los que son denunciados en redes sociales, porque generalmente no hay denuncias legales al respecto, refirió Kyara Lugo, coordinadora de Ciudadanía Diversa.
“Hace falta más espacios para hablar lo que nos está pasando”
Elías Rojas, presidente de la Fundación Ciudadanía Diversa, insiste en que hacen falta más espacios para que la comunidad en general pueda hablar de transfobia, homosexualidad y la violencia de género, pero también para que los jóvenes puedan expresarse libremente y recibir educación sobre estos temas.
Estas conversaciones van orientadas a desmontar este tipo de abusos porque según Elías, es importante que la población LGBTQ+ pueda entender a lo que se está enfrentando en lugares públicos.
Rojas explicó que solicitaron al Gobierno regional que apruebe una ordenanza de no discriminación pero hasta ahora no han avanzado.
“No hay voluntad política y los que legislan son homofóbicos. Lamentablemente a la gente hay que obligarla, porque por empatía no lo van a hacer”, criticó Rojas.
Hasta la fecha el centro comercial no se ha pronunciado al respecto. Crónica.Uno intentó hablar con la gerencia del lugar, pero no fue posible.
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