En una nueva semana de flexibilización en el Litoral Central, la separación entre personas recomendada para evitar la propagación de la COVID-19 pareciera haberse relajado en las largas filas ante las distintas entidades bancarias y, también, en los buses del transporte público.
La Guaira. Luego de más de 13 meses de cuarentena debido a la COVID-19, la distancia social parece una quimera al abordar los autobuses del transporte público y también cuando se requieren servicios en las entidades bancarias e instituciones públicas del Litoral Central.
Desde que empezó esta semana de flexibilización, las aglomeraciones de cientos de personas no pueden disimularse ni evitarse, aunque la mayoría utilice el tapabocas.
Es casi imposible controlar el amontonamiento: los bancos dan una miseria en efectivo, que apenas alcanza para el pasaje, y cuando luego haces una cola de más de una hora en una parada, pocos están dispuestos a cumplir con la medida de distanciamiento”, dijo Mario Meléndez, quien aguardaba su turno en la parada de la calle Los Baños, en Maiquetía.
En el citado lugar, de gran concurrencia de usuarios, el intento de establecer un orden por parte de los funcionarios de la Policía Municipal de Vargas afrontó inconvenientes por la permisividad de los conductores.
Ellos fomentan ese desorden y la gente no les para a los fiscales ni a los policías: se suben al bus sin respetar la distancia, porque quieren irse rápido, debido a la escasez de unidades en las calles”, expresó Juan Hidalgo, un maestro jubilado que con dos bolsas de comida se dirigía a su vivienda en el sector La Llanada, parroquia Caraballeda.
La merma de buses en calles y avenidas del Litoral Central se ha evidenciado en las últimas semanas por la escasez de gasoil en las estaciones de servicio.
En predios del Instituto Municipal de Vialidad y Transporte Colectivo de Vargas informaron a Crónica.Uno que circulan aproximadamente 30 unidades, de las cuales siete tienen subsidio estatal.
Uno se puede contagiar, sé que es un riesgo, pero ¿qué más se puede hacer si hay que llevar la comida a la casa?”, sostuvo Élida Cardozo, quien desconocía que el pasaje de rutas cortas ya no era de 100.000 bolívares, sino que ahora debe cancelar 150.000 bolívares.
Algunos de quienes le acompañaban en el bus recordaron que el sistema digitalizado de pago que anunció la Alcaldía de Vargas en febrero de este año “no terminó de arrancar, porque no les conviene; aquí el pueblo no pega una”.
Choferes y colectores de pasaje, justificaron que no insisten en el distanciamiento social, puesto que “no hay tiempo que perder para trabajar: en semanas radicales, la policía se pone pichacosa y hay que darle su bombita (soborno)”, aseguró Alfredo Rada, avance de una unidad que cubre la ruta entre Catia La Mar y Caraballeda.
Otros conductores señalaron que cuando exigían la distancia entre pasajeros, la respuesta, en la mayoría de los casos, era contraria a lo esperado.
Es muy complicado porque la gente no quiere colaborar; uno entiende que esto nos ha cambiado la vida, pero es difícil porque el tema es también cultural”, explicó Hildebrando Lira, chofer de un bus que recogía usuarios en la parada de Punta de Mulatos, en La Guaira.
Asimismo, no hay reportes de agentes policiales y militares que hayan multado a los responsables de los autobuses por la ausencia de separación entre las personas a bordo.
“Eso es perder el tiempo”
En las largas colas de cajeros automáticos y sedes de las agencias bancarias de La Guaira tampoco se aprecia la distancia entre personas, según lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud, tras la irrupción de la pandemia de coronavirus.
En las afueras de los bancos, la custodia policial y la distancia social son nulas, al tiempo que la vigilancia privada de esos establecimientos no suele reiterar la solicitud para la separación mínima de un metro y medio.
No vale, eso es perder el tiempo. La pandemia no le enseñó nada de buenos modales y conciencia de salud a la gente”, afirmó un vigilante privado en la puerta de acceso a la agencia del Banco de Venezuela, frente a la plaza El Cónsul en Maiquetía.
Para mayor decepción de los ahorristas de esta agencia, cercana al Puerto de La Guaira, en sus taquillas no han ofrecido más de 2 millones de bolívares en efectivo en lo que va de semana flexible.
“Te calas una cola bárbara, de más de tres horas a veces, la gente no respeta la distancia y, encima, cuando llegas a la taquilla te dan dos billetes de los nuevos, de mil (un millón de bolívares) y los autobuseros después no quieren darte el vuelto”, relató Felicia de Oropeza, quien se disponía a caminar cuatro kilómetros para llegar a su casa, ubicada en el sector El Cardonal de La Guaira.
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