Alexandra Ranzoli, decana de Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Monteávila, aseguró que se debe supervisar de cerca la interacción de los niños con la tecnología, sin caer en prohibiciones, porque ellos no tienen un marco de referencia completo, lo que hace que estén expuestos a experimentar los peligros de la web.
Caracas. Betania, de 12 años de edad, usa el teléfono de su mamá para entretenerse menos de una hora al día. Sus padres ven el uso de la tecnología para la distracción como última opción.
Los estudios son otro tema. Rosa González, madre de Betania y también de Federico, de 10 años, aprueba los recursos digitales para los estudios. Sin embargo, para ella es fundamental revisar el contenido que frecuentan pues en la web se consigue todo tipo de información.
Este recurso no tiene 100 % la aprobación de Rosa. Desde su perspectiva se desvirtúa la esencia de la compresión lectora, además, considera que los niños y niñas se acostumbran a la inmediatez y pierden el hábito de buscar y llevar el proceso adecuado a su nivel de estudios.
Erick García, investigador y docente del Instituto de Investigación de la Comunicación (Ininco), mencionó que para poder educar a la niñez en la tecnología es necesario primero educar a los padres.
Los padres no solo deberían saber cómo usar las herramientas tecnológicas, sino ir más allá, conocer cómo se producen, cuáles son las ventajas y desventajas de los distintos medios, desarrollar una mirada crítica hacia ellos”, dijo.
Aseguró que no se debe satanizar los medios, en su lugar, más que prohibir es necesario hacerle comprender a los niños y niñas que hay contenidos positivos y negativos en la web. Por ello debe ser supervisado y regulado por los padres, madres o representantes.
Un mundo tecnológico
Oriana Sanoja, madre de Leah, de 10 años de edad, está de acuerdo con que su hija conozca los recursos digitales y los medios de comunicación, pues considera que estamos en un mundo que avanza con la tecnología.
“Cada día contamos con más plataformas tecnológicas que hacen más fácil la vida”.
Leah se apoya en la tecnología para hacer sus investigaciones académicas, también para hacer presentaciones para sus exposiciones. Puede hacer uso del teléfono una hora y media al día, plazo que se extiende los fines de semana, cuando usa la internet para entretenerse, incluso se conecta con sus amigos para jugar en línea.
Alexandra Ranzoli, decana de Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Monteávila, mencionó que la población más joven está interesada en la tecnología y tienen gran curiosidad porque apela a lo emocional, a lo interactivo y esto mueve esa fibra de la niñez. Pero se debe supervisar de cerca, sin prohibir, porque ellos no tienen un marco de referencia completo, lo que hace que estén expuestos a experimentar los peligros de la web.
Dispositivos electrónicos propios
Betania aún no cuenta con un teléfono celular, por decisión de sus padres. Rosa aseguró que su hija aún no tiene la edad para tener uno. En su lugar, cuenta con un computador local, donde se puede conectar para hacer los trabajos que le envían en el colegio.
García, docente del Ininco, puntualizó que luego de la pandemia por COVID-19 la educación tuvo una migración a lo digital. Lo que volvió necesario que los niños, niñas y adolescentes tuvieran acceso a internet y a dispositivos desde los cuales conectarse.
Añadió que cada vez es más frecuente el uso de teléfonos móviles en niños o niñas pequeñas. La edad ideal es a partir de los 15 años, pero alertó que sin supervisión a cualquier edad puede ser peligroso.
Leah tiene dos redes sociales: Instagram y TikTok, que son supervisadas por sus padres. “Yo también tengo la cuenta abierta en mi teléfono para controlar las interacciones”, explicó la madre.
Ranzoli dijo que los adultos deben ser activos frente al uso de la tecnología, además de ser críticos. La decana de la Universidad Monteávila especificó que se debe evitar el aislamiento y fomentar la creatividad, que la niñez sea capaz de generar contenidos mediáticos y no solo consumirlos.
De igual manera puntualizó que satanizar las redes sociales no es una solución.
“Decir que las redes sociales son malas a priori significa que le estoy dando un peso a un medio que no conozco del todo. La formación es el pilar esencial tanto para los adultos como para la niñez”, dijo Ranzoli.
Redes sociales
Rosa aún no permite que Betania tenga redes sociales, pues no cumple con la edad mínima requerida para poseer una cuenta propia. Sin embargo, Betania suele ver las redes de sus padres, lo que a la madre no le convence pues a veces hay publicidades inadecuadas.
García explicó que todo lo que un niño o una niña haga en Internet quedará registrado, por ello, no deberían navegar solos. “Insisto en que una de las estrategias más importante es el acompañamiento”.
Ranzoli afirmó que los adultos tienen una gran responsabilidad que es guiar a la niñez. “No hay fórmulas mágicas, en cada contexto hay que ver la realidad y qué aspectos son importantes para hacer la supervisión sobre el uso de la tecnología”.
De igual manera, por salud, no es recomendable que los niños y niñas tengan contacto frecuente con las pantallas antes de los dos años de edad, sugirió Ranzoli.
Oriana opina que no vale la pena prohibir sino enseñarlos a usar la tecnología de una manera consciente y que sea beneficioso para ellos. “Hay que mostrar límites ahora, de cuando deben parar, y también los peligros que hay en las redes sociales”.
Inteligencia artificial
La educación es un gran reto para todos, pues es esa posibilidad de encontrarse con la realidad para el desarrollo del ser humano, mencionó Ranzoli.
Puntualizó que al tener una conexión a la red se puede resolver parte del problema educativo, pero esto no debe competir con el ansia de conocimiento, la educación requiere ser impulsada por docentes preparados.
García aseguró que la inteligencia artificial significa un antes y un después en la educación y la sociedad en general. Por esto es necesario que la sociedad se alfabetice y se haga conocedora de la potencialidad que permite fortalecer las labores de los docentes y los métodos que mejoren la enseñanza y el aprendizaje.
“Este es un tema tan relevante para todas las sociedades del mundo, que ya la Unesco se encuentra desarrollando el proyecto ‘Enseñar la inteligencia artificial en la escuela’, el cual tiene como finalidad integrar la IA en los programas de formación”, mencionó.
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