Luego del impacto de la pandemia de COVID-19 en el mercado de trabajo venezolano, empleadores y empleados afrontan el reto de recomponerse en un mercado más pequeño, complicado y exigente para su propia preservación. “Será un año de terapia laboral”, prevé el especialista César Carballo Mena.

Caracas. Reforzar fórmulas de emergencia, como bonos y ayudas; mantener cuota mínima de trabajadores; y elevar la calidad de empleos y de formación, para preservar la productividad, son los desafíos que el año 2023 impondrá con más fuerza al mercado laboral venezolano.

No obstante, el crecimiento de empleos de cuidado y la digitalización serán una tendencia, en medio de la crisis económica que desnudó las deficiencias del sistema de protección.

“Va a ser un año de reconfiguración empresarial y laboral, pero no de grandes transformaciones normativas”, avizoró el abogado César Carballo Mena, especialista en Derecho del Trabajo de la UCAB y miembro de número del Instituto Venezolano de Derecho Social.

2023 será de terapia laboral

En su análisis de la tendencia laboral en el país, mencionó el complicado panorama económico: 2022 cerró con una contracción de 70 % de la capacidad productiva, a la que se sumó la devaluación feroz, que arrancó en enero de 2023, y la precariedad de los servicios públicos. A esto añadió el contexto de la fractura de la cultura laboral, que dejó el confinamiento –“se perdió el contacto con fuentes de empleo”–, y salarios cada vez más insuficientes por la dolarización. Nuevos salarios podrían debatirse en la OIT, en mayo.

Ante este escenario, consideró que empresas y trabajadores intentarán “reconfigurarse” y ser más competitivos, en un nuevo mercado más pequeño; conservar los empleados que sean necesarios, ante la migración y búsqueda de teletrabajo, en medio de la situación crítica.

“2023 será de terapia laboral”, afirmó.

Foto: Olgalinda Pimentel / En la imagen, César Carballo Mena / Abogado.

Este año, precisamente, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) tiene previsto promover la Coalición Mundial para la Justicia Social. La finalidad es sensibilizar gobiernos y empresas, para disminuir el déficit mundial de empleo, fortalecer la calidad de los puestos de trabajo, y proteger los ingresos reales de los trabajadores.

“Será necesario renovar la coordinación de las políticas y el diálogo social”, resaltó la organización especializada de Naciones Unidas, urgida en reforzar el contrato social mundial a más largo plazo.

Se desacelera aumento del empleo en el mundo 

Y no es para menos. El más reciente informe Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo 2023,  elaborado por la organización ubicada en Ginebra, calcula que el empleo en el planeta crecerá apenas 1,0 %. Es decir, 0,5 puntos porcentuales menos que la tasa de 2,3 %, en 2022 en el que el mundo estaba atravesado por tensiones geopolíticas, sanitarias y económicas. No obstante, esta tendencia de crecimiento sería mayor que el año anterior a la pandemia (2019), en países de ingresos bajos y medianos-bajos.

Las perspectivas del mercado de trabajo se contraerán y variarán de una región a otra, señala el informe. En América Latina y el Caribe se prevé un crecimiento anual del empleo del 1 %, mientras que en América del Norte “no crecerá el empleo en 2023 y el desempleo repuntará”. Y es que el crecimiento económico mundial, por diversas crisis, estará por debajo del 2 %, lo que afectaría la creación de empleo, “aun en caso de que cesara la desaceleración del crecimiento”, indica el estudio.

La posibilidad de personas de ocupar puestos de trabajo de calidad también se avizora disminuida. Y las mujeres y los jóvenes serían los más afectados.

Esta situación, en los países de ingresos bajos y medianos, podría estancar la demanda de bienes y servicios de producción nacional. También, impedir el crecimiento del empleo en el sector formal. Ante esto, la OIT considera necesario aumentar la inversión en educación y formación, para desplegar el potencial de la fuerza de trabajo mundial. ¿La razón? Dos tercios de los trabajadores jóvenes en el mundo carecen de competencias básicas, y los bajos niveles educativos en economías avanzadas están contribuyendo a la desaceleración de la productividad, refiere el informe.

Perspectiva en Venezuela

Carballo opinó que Venezuela “puede verse en la fotografía” del crecimiento de 1 % del empleo en la región. Citó un par de variables. La “tragedia económica” del país implica velocidades distintas; la destrucción de puestos de trabajo facilita “un piso de resistencia mayor al de otros países”; y la guerra Rusia-Ucrania puede permitir un “aire económico”. “No es que vamos a crecer, pero el impacto puede ser menor en términos relativos”, precisó.

Pero resolver el déficit de empleo y trabajo de calidad que entorpece la justicia social será un reto también en Venezuela. La falta de acceso a la data oficial sobre número de empleos, en los sectores público y privado, dificultaría aún más la tarea.

“Parte de la reconfiguración necesaria será tratar de preservar los puestos y de elevar la calidad del trabajo, para poder seguir competiendo. De no haberla, se dará una migración natural de quienes buscan mejores condiciones de vida, en otros países, o en otras empresas”.

El pago en divisas seguirá siendo la opción ante las variables adversas, para conservar al trabajador. Pero también se tendrá que atender otros mecanismos, indicó. “El tema de la capacitación es básico. Por ejemplo, todas las empresas están mirando hacia gente más capacitada, porque toda la transición digital está transformando el método de producción, y necesita gente que pueda adaptarse a la velocidad que el mercado exige. Es un reto de cambio cualitativo muy difícil en Venezuela, y probablemente tendrán que hacerlo”.

Empleos de Cuidado y la migración

La migración, la población envejecida y la ausencia de hijos están propiciando los empleos de Cuidado en Venezuela y en el mundo. Estos son ocupados por personas que les garantizan a otras la satisfacción de sus necesidades.

“Estos empleos crecerán y serán fuente de trabajo fundamental”. Se afianzará en sectores salud, terapéutico, de asistencia a personas con discapacidad o adultos mayores, y en educación.

Carballo explicó que los trabajos de cuidado, aunque han existido siempre, han tenido auge desde que la transición digital ha planteado la sustitución de seres humanos en sus puestos de trabajo, por tecnología.

“Hay un sector de la población conformado principalmente por mujeres y mujeres pobres cuidadoras que no reciben salario”. Recordó que la Constitución vigente establece la protección de estas personas, pero se ha incumplido. “Generan riqueza, un altísimo PIB, porque sin esas personas nadie podría salir a trabajar, hay que crear sensibilización”.

Por su parte, los empleadores deben resolver otro tipo de dificultades. La capacitación digital de una población más envejecida, ante la migración de jóvenes y la “deslaborización” de jóvenes empleados sin contratos de trabajo. ¿Qué va a pasar en este caso? “Lo mismo que en el planeta, esas personas tarde o temprano comenzarán a reclamar, sobre todo, los que tienen condiciones más precarias, cuando terminen sus vínculos”.

Adaptarse para preservar el empleo

En opinión del experto, se impondrá una adaptación del sistema de relaciones laborales a las nuevas realidades, más que reformas legales profundas.

“Será más gestión del sistema, que de regulación. Tenemos que producir y eso tiene su metodología, cómo empleadores y empleados ponernos de acuerdo en ser más productivos a partir del diálogo social”.

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