La gestión de riesgos salvará vidas en el sector salud

gestión de riesgos

Uno de cada tres fallecidos en nuestro país por COVID-19 es trabajador de la salud. Los médicos, enfermeros y el personal que labora en los centros hospitalarios son nuestra primera línea de defensa contra esta enfermedad.

Pero los estamos perdiendo.

Llevamos años con el sector salud sumido en una crisis permanente y los profesionales de la salud han aprendido a trabajar con recursos limitados y con una profunda vocación de servicio que ha salvado muchas vidas.

Sin embargo, esa predisposición de resolver con lo que se tiene puede tener implicaciones distintas cuando nos enfrentamos a una pandemia inédita como la actual.

En esta ocasión, los profesionales de la salud deben actuar de una manera distinta; más estratégica y coherente para así evitar contraer el virus.

Y eso implica hacer sacrificios que pueden resultar incómodos para muchos.

Los centros de salud y en especial los trabajadores de la salud deben empezar a identificar, analizar y mitigar riesgos asociados a la COVID-19. La gestión de riesgos es una práctica que permite a las industrias tener una mejor conciencia situacional de su entorno y circunstancias; permite además que las actividades sean más seguras y que ocurran menos eventos indeseados.

¿Pero cómo gestionamos riesgos?

La gestión de riesgos es proactiva. Nos permite controlar eventos que aún no han ocurrido. A modo de ejemplo, si reducimos los riesgos asociados a la transmisión entre paciente y médico, evitamos someter al doctor a aislamiento o a tratamiento en caso de contagio.

Pero para que esto ocurra primero debemos cumplir con una serie de criterios que enumeraré a continuación:

  1. Identificación de peligros: es la enumeración de las posibles amenazas a las que el personal de la salud puede enfrentarse en una circunstancia determinada.

Atender a un paciente sin los equipos de bioseguridad necesarios o compartir con otros trabajadores de la salud sin practicar distanciamiento personal ni usar mascarilla son peligros asociados a la transmisión del virus.

Aunque parezca mentira estamos dispuestos a asumirlos con regularidad y eso es algo que debemos cambiar.

Algunos de estos peligros son controlables, mientras que otros no. No podemos controlar el suministro de agua potable a un hospital, pero sí podemos reducir los riesgos asociados si creamos una alternativa para el lavado de manos y la desinfección de superficies.

  1. Mitigación de riesgos: es la reducción de la probabilidad de ocurrencia de un evento no deseado.

La mitigación es posible mediante políticas y acciones concretas. Una vez que los riesgos son identificados, es mucho más fácil mitigarlos.

Por ejemplo, prohibir la atención de pacientes si no cuentan con equipos de bioseguridad, establecer un cronograma para lavado de manos, prohibir visitas y aglomeraciones, establecer protocolos o simplemente entrenar al personal para que sea consciente de los peligros potenciales, son estrategias efectivas de mitigación.

Mitigar riesgos no implica que los peligros desaparezcan, pero con ello podemos crear un entorno más tolerable y seguro.

  1. Evaluación de las medidas y manejo de no conformidades: identificar y mitigar es importante, pero la retroalimentación es lo que permite la mejora continua. Cuando ocurre un evento no deseado, es preciso determinar las causas y establecer las medidas correctivas. De esa manera podemos evitar que ocurra nuevamente.

Para ello, es necesario que las clínicas, hospitales y CDI (incluso los hoteles y centros de aislamiento) desarrollen un Sistema de Gestión de Riesgos.

El sistema debe identificar los riesgos existentes, establecer políticas, procedimientos y estrategias de mitigación.

Ahora bien, mientras estos sistemas no existan, los profesionales de la salud pueden convertirse en multiplicadores del mensaje a través del ejemplo. La gestión de riesgos también es posible desde el ámbito personal.

Todos podemos crear mínimos personales.

Hace unos días pensé en un acrónimo fácilmente memorizable para la gestión individual de riesgos. El acrónimo es MÉDICO.

M – Material de bioseguridad

E – Edad

D – Diabetes

I – Inmunidad

C – Condiciones previas /condición física

O – Obesidad/sobrepeso

A través de este acrónimo podemos desarrollar nuestro propio índice de tolerabilidad.

M: ¿Cuento con los equipos, mascarillas e implementos necesarios para atender a pacientes portadores del virus sin riesgo de contagio? ¿Cuentan los pacientes con los implementos correspondientes?

E: ¿Es mi edad un factor de riesgo, considerando que la tasa de mortalidad es mucho mayor en las personas mayores de 60 años?

D: ¿Sufro de diabetes o de algún tipo de enfermedad metabólica que afecta los niveles de glucosa en la sangre?

I: ¿Tengo anticuerpos contra el SARS-CoV-2, contraje el virus en el pasado, recibí terapia de anticuerpos monoclonales o la vacuna? (estas últimas dos opciones actualmente casi imposibles en Venezuela).

C: ¿Tengo condiciones médicas previas que pudieran ser factores de riesgo como lo son enfermedad coronaria, enfermedades del corazón, hipertensión arterial, cáncer, VIH o cualquier otra condición de riesgo?

O: ¿Sufro de obesidad o sobrepeso según las tablas de IMC para mi sexo, edad y estatura?

De acuerdo con las respuestas obtenidas en este sencillo cuestionario, el profesional de la salud puede fácilmente establecer sus mínimos personales y determinar sus condiciones de riesgo latente.

Un importante número de médicos y enfermeros fallecidos en nuestro país tenían condiciones previas, desde obesidad, pasando por cáncer, psoriasis y al menos en un caso, VIH. También perdimos a varias personas de la tercera edad.

Sin embargo, la COVID-19 es aún un misterio y ha sido igual de cruel y mortífera con personas jóvenes y saludables, aun cuando estadísticamente su pronóstico es mucho mejor.

Por eso, al evaluar nuestros mínimos personales debemos determinar si amerita o no apartarse de la primera línea y prestar apoyo desde otras áreas. Gracias a la tecnología, hoy muchos doctores pueden practicar la telemedicina y trabajar desde casa atendiendo en consulta presencial solo a los casos estrictamente necesarios.

No hay nada romántico en perder a las personas que conforman nuestra primera línea de defensa. Son héroes y como héroes los necesitamos vivos.

Promovamos una cultura de prevención y de gestión de riesgos en el sector salud.

Foto principal: Angeliana Escalona | Archivo Crónica.Uno


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