La historia venezolana de ciencia ficción se ambienta en un momento en el que prácticamente la humanidad desaparece: solo queda una pareja en medio de tanta soledad.

Caracas. Eva (Karina Velásquez) y Fausto (Juvel Vielma) ven su mundo cambiar. Una inteligencia superior despobló la Tierra. Aparentemente, solo quedan ellos dos como supervivientes. Un panorama desolador. Llevan dos años así, en medio de los despojos de la civilización.

Viven en una cabaña entre montañas, un paraje paradisíaco, pero que se vuelve tenso cuando se confirma cada vez más la soledad en la que se encuentra y la presencia de una enorme nave espacial que interrumpe el azul del cielo. Ahí se encuentran los responsables de la calamidad.

La jaula es una película venezolana de ciencia ficción dirigida por José Salaverría, quien escribe el guion junto con Inti Torres. Para corresponder al género en el que se inscribe, y tomando en cuenta los límites en un contexto como el venezolano, la ambientación del contexto de los protagonistas y los efectos especiales se concentran en la representación de la nave principal. Y logran su cometido.

La jaula
Para el largometraje se invirtieron recursos para los efectos especiales de las naves

La rutina de Eva y Fausto se trastoca todavía más cuando llega a sus vidas Dafne (Ananda Troconis), otra sobreviviente que deambulaba por el bosque en búsqueda de respuestas y salvación. En este punto comienza a trastabillar el guion.

Al comienzo, existe una tensión entre la pareja. Por un lado, Ernesto es partidario de quedarse en la cabaña. No ve razones para alejarse del lugar, donde tienen un mercado abandonado en el que abastecerse. Sale a hacer sus rondas alrededor por si acaso hay alguna otra irregularidad. Mientras, Eva desea salir y buscar a sus padres. Quiere saber si siguen vivos.

Es interesante ese planteamiento en La jaula, aunado al misterio de los extraños visitantes, cuyas razones todavía son desconocidas. No se sabe muy bien qué pasó con el resto de la humanidad, ni tampoco por qué ellos siguen en pie y no corrieron la suerte de los otros.

En un contexto hostil, que en este tipo de historias siempre representan un desafío individual donde se ven comprometidos valores y principios, así como la manera de actuar con el entorno, ambas posiciones están muy bien marcadas.

La jaula
Uno de los aciertos de La jaula es el trabajo de fotografía

Pero cuando en La jaula surge el personaje de Dafne, todo lo que se había presentado como personalidad y determinaciones de la pareja se diluye. El autor los lleva a otros caminos, en los que se sepultan toda declaración de objetivos anteriormente expuesta.

Por ejemplo, Eva parece olvidarse por completo de sus padres, mientras que Fausto empieza a acercarse cada vez más a Dafne. Inicia así una relación amorosa entre los tres, que se entregan cada vez más al descubrimiento de otras experiencias.

En la promoción de la película, el director ha enfatizado en ser un animalista impulsor del poliamor. Entonces, convierte su obra en una vía para exponer sus pensamientos al respecto, pero en detrimento de la historia, pues parece haber mayor preocupación por destacar nuevas formas de relacionarse, que por resolver el conflicto planteado en la película, con un pertinente trabajo en la fotografía a cargo de Andrés Díaz y David Rivera.

Ya poco importa la presencia de la nave, la soledad, la precariedad de la situación o la eventual escasez de insumos. No. Todo se reduce a los sentimientos del trío, el consumo de hierba y la búsqueda de la felicidad. Se prevé que la película se estrene en enero de 2023. 

La jaula
El largometraje venezolano pierde fuerza cuando se disipan las intenciones iniciales de sus protagonistas

No es que sean puntos reprochables, sino que le restan fuerza a una historia que al principio había expuesto unos desafíos totalmente contundentes, y que podían llevarse de manera simultánea con los otros descubrimientos que se presentan. Incluso, a veces, por subrayar aún más ideas, se llega a ver cómo los protagonistas se entrenan para peligros que no llegan, como si todo estuviera destinado a la perfección para ellos. En ningún momento hay riesgos.

La jaula se convierte así más en una declaración de principios que abruma una historia, que una trama que lleve a otras reflexiones. En resumen, Eva y Fausto, y luego Dafne, se convierten en los pioneros de una nueva civilización con otros principios y maneras de llevar la vida, por lo que sobreviven a la desaparición de la humanidad para brindar otro comienzo, lejos del caos que se supone existía antes de la llegada de los extraterrestres.

El largometraje se presenta como la primera película de ciencia ficción del cine venezolano, pero ya otras obras han buscado esa etiqueta, como el mediometraje Estructura funcional para encontrarse uno mismo (1967), de Mauricio Odremán.

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