Vecinos de la parte alta de La Vega consideraron que la restitución parcial del servicio de agua potable en la parroquia tuvo que ver con la campaña electoral. Sin embargo, otra vez, tienen dos semanas sin recibir agua.

Caracas. Hace dos semanas fue la última vez que Hidrocapital mandó agua a la parte alta de la parroquia La Vega del municipio Libertador de Caracas. Para ese momento, Rosalína Vega, quien vive en el sector B, no pudo llenar todos los envases en los que almacena agua porque, además, solo llegó por un par de horas y con muy poca presión. Antes de este nuevo corte prolongado, el servicio tenía aproximadamente dos meses con cierta “regularidad”, según comentó Vega.

Esa “regularidad” se basó en que el agua potable era restituido por uno o tres días a la semana. Sin embargo, la poca presión no garantizó que el servicio llegara a todas las comunidades de las partes más altas de la parroquia. Este cronograma coincidió con los meses en que estuvo activa la campaña política para las elecciones de gobernadores, alcaldes, consejos legislativos y concejos municipales, que se celebraron el pasado 21 de noviembre.

El ciclo de enviarla una vez a la semana duró tan solo dos meses. Cuando empezó el proceso electoral, prácticamente empezaron a mandar el agua. Pasaron las elecciones y se terminó el agua, comentó Vega.

Libia Sánchez vive en uno de los bloques de La Vega. Allí tampoco ha llegado el agua desde hace dos semanas. Sánchez también considera que la restitución parcial del servicio en la parroquia tuvo que ver con la campaña electoral. En su apartamento, el agua llegaba el jueves y se iba el viernes o sábado. Ella y sus vecinos sobreviven en estos últimos días con un “chorrito” gracias a las reservas del tanque subterráneo de la edificación.

Hace mucho tiempo que el agua dejó de funcionar con normalidad. Pero antes de las elecciones estaba funcionando, después de las elecciones empezó el mismo problema, añadió Sánchez.

La compañía estatal Hidrocapital es encargada en el Distrito Capital de gestionar el sistema de producción y distribución de agua potable. Pero desde hace varios años la lluvia ha sido una fuente de abastecimiento de agua en La Vega, según los vecinos. Cuando llueve es una bendición. En ese momento aprovechamos de sacar los potes para que se llenen con ‘hidrolluvia’, como decimos nosotros, porque con eso es que sobrevivimos, relató Claudia León, vecina del sector La Pradera.

En mayo pasado, Nahum Fernández, jefe del Gobierno del Distrito Capital, junto con Érika Farías, exalcaldesa del municipio Libertador, aseguró que el servicio de agua potable sería restituido progresivamente en la parte alta de La Vega debido a la reparación de un motor gigante que rebombea agua desde la parroquia Coche hasta 70 % de los sectores de La Vega, es decir, casi 86 comunidades de esta parroquia.

Hemos agarrado la bomba. Hemos agarrado los motores y los estamos reparando. Y la semana que viene está entrando el agua aquí a estos sectores de La Vega, fueron palabras de Fernández específicamente el 14 de mayo.

Alfredo Infante, párroco de la iglesia San Alberto Hurtado de la parte alta de La Vega, explicó que en la comunidad desconocen lo que ocurrió con la reparación de dicho motor. “Esa fue la información que nosotros recibimos poco antes de las elecciones. Pero una vez que pasaron las elecciones empezó la desinformación con respecto al servicio”, añadió.

Otro temor en la comunidad, alertó Infante, es que, con este nuevo corte prolongado en el servicio de agua, reaparezca el negocio de los camiones cisternas que envía gratuitamente Hidrocapital, y que, al parecer, pequeños grupos dentro de la comunidad se apropian para obtener beneficios económicos.

“Lo que nos preocupa es que cada vez que hay una afectación en el servicio de agua potable comienza el envío de cisternas. Y esas cisternas, que supuestamente son enviadas por Hidrocapital, y que deberían ser gratuitas, pequeños grupos terminan apropiándose para vender el agua y dolarizarla. En Navidad, que el agua se convierta en un negocio, es muy sospechoso”, detalló Infante.

Otro dato que aportó Infante es que la falta del servicio perjudica a más de 60.000 familias de las comunidades de las partes más remotas de La Vega.


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