El contenido de las bolsas entregadas por los Comités Locales de Abastecimiento y Producción —si llegan— puede durarles una semana a las familias con sueldos mínimos. Completan con comida a precios internacionales.

Maracaibo. Los zulianos pasan las de Caín para alimentar a sus familias a pesar de la presencia de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), una medida del Gobierno que pretendía entregar casa por casa los productos de primera necesidad para garantizar el acceso de las comunidades. Una diversidad de bolsas llega solo a los sectores populares, el resto debe ingeniárselas con las importaciones que permite la Gobernación.

Ese es el caso de Carlos Canchica, un mecánico que habita en la avenida El Milagro. A pesar de que su casa —que también funciona como taller— no tiene ningún tipo de lujos, su familia no es tomada en cuenta por el Gobierno, pues pertenecen al consejo comunal de La Lago. “Tenemos 56 años viviendo allí, lo que pasa es que por el sector creen que somos ricos”, expresó.

Pasan hambre, asegura. Entre sus labores de latonería y la pensión de su madre compran las proteínas ocasionalmente. El menú regular se concentra en arroz, que consigue importado a 1.700 bolívares y yuca: “Antes pesaba 110 kilos, ahora estoy pesando 53, que era lo que pesaba cuando tenía 20 años. Le hice ocho huecos a la correa esperando los Clap”.

María Hernández limpia casas eventualmente. Vive en el barrio Cerro El Ávila, en la parroquia Idelfonso Vásquez. Cenó pan con salsa rosada ayer y no sabe cómo va a resolver la alimentación de su abuela hoy. Está a la espera del beneficio gubernamental, pues, aunque los Comités nacieron hace siete meses, en septiembre llegó su primera bolsa con un kilo de carne, dos de harina de maíz y dos de azúcar.

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“Cuando tengo para comprar arroz, no puedo comprar carne, resuelvo con verduritas y queso. Esto es muy duro, la situación está feísima”. Explica que si ve una cola, no se forma en ella, pues no tiene tarjeta de débito, pero la semana pasada acompañó a su prima afuera de una farmacia ubicada en la avenida La Limpia desde la 5:00 a. m. hasta las 6:00 p. m. solo para comprar leche en polvo.

Insuficiente

A María Balzan, una docente que reside en el municipio San Francisco, sí le llega el beneficio mensualmente, pero no es suficiente para abastecer a su familia de tres personas. La semana pasada pagó 3.000 bolívares por un paquete de cuatro kilos de harina de maíz precocida y una botella de salsa de tomate. Esto aunque el consejo comunal había anunciado que llegarían esos artículos más dos pollos y dos kilos de arroz.

Hace un mes hizo su primera compra al consejo comunal de un paquete con un kilo de carne, cuatro kilos de harina de maíz, tres kilos de arroz y un litro de aceite por 5.800 bolívares. Una adquisición que duró apenas una semana. El resto del tiempo se ven obligados a comprar alimentos colombianos, pues los productos en los supermercados son cada vez más escasos.

“Voy a la tienda y se me van 8.000 bolívares en un momentico para medio sobrevivir, eso es lo que uno trata en Venezuela”. Lo más básico se vuelven compras cuesta arriba con su salario mínimo. Para acceder a un kilo de azúcar tiene que gastar Bs. 1.500, para la pasta, Bs. 1.700, y para un cuartico de café, Bs. 1.950.

Foto: Cortesía AFP


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