Ley de Pesca y piratería redujeron en Sucre producción pesquera a niveles de hace 13 años

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En 2006 se lograban 560.000 toneladas/año y desde 2016 en adelante la producción bajó 170.000 toneladas/año, menos de un tercio de lo que se producía con la pesca de arrastre. En la baja producción también incide la falta de combustible y los trámites. A esto hay que sumar el cambio de bandera de varios buques.

Cumaná.- La dinámica del sector pesquero en el estado Sucre varió significativamente desde marzo de 2009 cuando entró en vigencia la nueva Ley de Pesca y Acuicultura que regularía la actividad pesquera nacional.

Por una parte, el Ejecutivo nacional  buscaba “proteger” el lecho marino y pasar de una “pesca agresiva a una selectiva” y, por otro, los representantes del sector pesquero a gran escala e industrial alertaban de un descalabro en la producción que Sucre garantiza al país.

Esta nueva normativa eliminó la pesca de arrastre y hoy se cierne como una sombra sobre el sector. Marca un período de baja producción como consecuencia de una decisión ejecutiva en la que “predominó el fanatismo político sobre el progreso socioeconómico de Venezuela”, destacó Luis Guilarte, técnico y especialista en el área consultado por Crónica Uno.

Mientras el gobierno promocionaba la protección de la biodiversidad marina, los expertos en el área recomendaban continuar la pesca de arrastre con estricta vigilancia y control por parte las autoridades competentes; sin embargo, se concretó la reforma de la ley “y desde allí ha mermando sustancialmente la capacidad de captura”,  asegura Guilarte.

En 2006 se lograron 560.000 toneladas/año y para 2016 en adelante la producción bajó 170.000 toneladas/año, menos de un tercio (1/3)  de lo que se producía con la pesca de arrastre.

Este ha sido el comportamiento del sector en los últimos años. “Esos niveles dependen directamente de la  producción de sardinas/año que actualmente está en un promedio de 60.000 toneladas y es la materia prima de la industria enlatadora junto con el atún y pepitonas”.

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Los pescadores se quejan de la demora para surtir de combustible. Foto: Mónica Salazar.

De acuerdo con los datos que aporta el especialista para el periodo 1996-1997, Venezuela presentaba un consumo proteico de pescado de 17 kg por persona, un indicador superior a lo que establecía la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que calculaba un consumo promedio de 13 kg por persona. “Hoy el consumo proteico del venezolano no llega a los 6 kg per cápita”, advirtió Guilarte.

Limitaciones del sector 

La flota pesquera en Sucre que en su totalidad es privada, realizaba 11 campañas anuales de faenas en alta mar. Actualmente, las embarcaciones de palangres atuneros, cañero atunero, barcos polivalentes y la pesca artesanal solo logran hacer 5 campañas por año.

La actividad se ve limitada por la demora en el abastecimiento del combustible, el costo del avituallamiento (surtido de víveres) y la dificultad de los trámites y aranceles de zarpe.

A ello se suma el cambio de bandera de algunos barcos que se han ido a países como Panamá, Costa Rica, Colombia y República  Dominicana, dadas las incidencias de “la situación riesgo-país” sobre esta actividad económica.

En el sector pesquero industrial la situación no es distinta.  Para Alexis Patiño, técnico de la compañía Flota Industrial de Pesca Atunera Caribe (Fipaca), la producción ha bajado progresivamente y tiene una incidencia importante la temperatura de las aguas.

“Si la zona de pesca registra temperaturas de 30 grados, la captura es infructuosa. En el caso del atún es una especie que busca aguas con temperaturas de 25 grados que mantengan su hábitat”, acotó Patiño.

Hasta agosto de 2018 el Ministerio de Pesca había restringido el área de pesca y la había limitado a la denominada zona 3 que marca la franja marítima que va desde Margarita hasta Guayana.

Esto llevó al sector industrial a exigir que abrieran toda la “zona económica exclusiva del mar Caribe”, desde Punta Gallina, en la Guajira colombiana hasta Guayana, lo cual para este 2019 significó un repunte de la actividad pesquera.

Sin embargo, el trámite burocrático para el abastecimiento de combustible sigue preocupando al sector, además de costoso, puede tardar meses y retardar la fecha de zarpe.

Inseguridad de la tierra al mar

El Puerto Pesquero de Cumaná recibe a diario 150 botes de pescadores artesanales que atracan en su muelle para descargar su producción y venderla directamente a caveros, carretilleros y bicicleteros.

La comunidad de 300 pescadores artesanales de la localidad de El Peñón en Cumaná alerta sobre las irregularidades en la entrega de motores, kits e  instrumentos de pesca y botes que promociona el Estado por parte del Consejo Nacional de Pescadores local.

Denuncian que a discreción del Consejo, estos incentivos son entregados a un círculo muy cerrado de allegados y familiares. Verdaderos pescadores de la comunidad quedan sin ninguna posibilidad de acceder a tales beneficios.

En el Peñón se han organizado en un Frente de Pescadores para salirle al paso a estas irregularidades.

Cabe destacar que aun cuando pescadores de la zona denuncian ante Crónica. Uno esta situación que afecta a muchos, solicitaron no ser identificados por temor a represalias.

Cuentan que son víctimas de robo tanto en tierra firme con en el mar. Son despojados de sus embarcaciones, motores, artículos y los  implementos de pesca. En ocasiones hasta los han dejado flotando en el mar a merced de su suerte. No todos viven para contarlo.

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En agosto pasado el ataque a un buque dejó como saldo la muerte del capitán y cinco heridos de bala. Foto; Mónica Salazar.

Al cierre de agosto se registran 6 embarcaciones, de 24 metros con 8 tripulantes cada barco, atracados en alta mar. Los piratas los  interceptan entre Uquire y Punta de Araya. Allí son sometidos bajo amenazas con armas largas y son despojados de radares, radios y hasta de la comida que cargan a bordo.

El ataque más reciente fue a la embarcación identificada como Pez Lisa. En agosto pasado, su tripulación fue atacada. Se registró un saldo del capitán muerto, 5 heridos de bala  y a un marino hasta le cortaron una oreja.

Cada vez son más recurrentes estos hechos violentos y los organismos garantes de la seguridad y vigilancia costera aún no ejecutan un plan de acción contundente que minimice los riesgos y los asaltos de las embarcaciones pesqueras.

Por ahora los representantes del sector pesquero recomiendan a sus capitanes y tripulación retornar a sus puertos bases con la luz del día.


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