Lluvias reviven temores entre los guaireños por montones basura y escombros en los ríos

basura

Habitantes de las zonas elevadas y cercanas a los ríos y quebradas del Litoral Central están preocupados con las últimas lluvias, dado el aumento en el caudal de las aguas. El recuerdo de la tragedia de 1999 es imborrable, mientras que piden a las autoridades locales que se despeje la maleza, el monte, los sedimentos, la basura y hasta las construcciones ilegales en las cuencas fluviales.

La Guaira. Las últimas lluvias en el Litoral Central, aunque no han causado daños materiales, han reactivado las alarmas de preocupación entre los habitantes que viven más próximos a las montañas, ríos y quebradas. Los vecinos de La Guaira, Maiquetía, Macuto y Caraballeda piden que no solo “se quite el montarral” sino que las maquinarias pesadas se desplacen hasta las cabeceras de las más importantes cuencas fluviales para despejar todo tipo de escombros, basura y desechos sólidos que impiden el desenvolvimiento natural cuando aumenta el nivel de las aguas en los cauces.

Para no pocos, el recuerdo de la tragedia de 1999, no es tan lejano. Y más cuando desde 2010, con la aplicación del Plan Vargas, no se emprenden labores de control de torrentes y mantenimiento preventivo por parte del Ministerio de Infraestructura y la Gobernación de La Guaira.

Uno ve a los chamos de la Alcaldía de Vargas (Brigada de Saneamiento Ambiental) con un machete, quitando monte en las partes bajas de las quebradas, pero no hay maquinarias para avanzar más hacia arriba, donde se ven tuberías descargando aguas servidas, construcciones ilegales de viviendas y cualquier cantidad de basura y escombros que obstaculizan el paso de las aguas”, explicó Abel Méndez.

Méndez es habitante de El Rincón, sector de Maiquetía que está bordeado por el río Piedra Azul y quebrada Seca, cuyas aguas arrastraron rocas inmensas que destruyeron contenedores de químicos y productos perecederos en el Puerto de La Guaira en 1999.

La angustia por las lluvias de las últimas horas está precedida de los efectos del huracán Elsa, que a principios de este mes de julio ocasionaron el aumento del cauce de ríos y quebradas, además del desplome de árboles y la llegada de piedras y lodo hasta las avenidas principales de la región.

Temor latente
En Montesano y Alcabala Vieja, barrios de Maiquetía aledaños a la quebrada de Curucutí, también han sido testigos del ascenso de los cauces fluviales.

Aunque llueva pocas horas, el temor está latente y no hay manera de hacerle entender a las autoridades que los ríos y las quebradas necesitan la limpieza y algunos hasta el embaulamiento otra vez. Estamos en peores condiciones que cuando el deslave”, comentó Marina Álvarez, que adelantó que se iría a la casa de unos parientes en Naiguatá si continúan las lluvias.

Desde la tragedia de 1999, en el Litoral Central ha retornado 80 % de las personas que huyeron de aquel horror. Unos reconstruyeron sus moradas y otros, reiniciaron sus actividades laborales en casas de familiares y amigos desde el oeste de la entidad federal, donde hubo menos afectación.

Estudios de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Central de Venezuela han advertido el alto riesgo que supone vivir en esta entidad , debido a la presencia de 23 ríos y aproximadamente 60 quebradas, cascadas y riachuelos.

“Los que estamos en Vargas, sabemos que es un territorio de poco espacio entre la montaña y el mar, pero si no aprendimos lo que nos pasó, si seguimos pensando que las quebradas y los ríos se conviertan en unos botaderos de basura y bosques tropicales, entonces vendrá lo peor con las lluvias. La naturaleza no avisa”, indicó Alberto Mayora, cuando se dirigía a su vivienda en el callejón El León, en La Guaira colonial.


Participa en la conversación