En lo que va de año hay 30 trasplantados en riesgo de perder el órgano por la falta de inmunosupresores. No quieren regresar a las diálisis debido a que las unidades son insuficientes y están contaminadas. Este jueves protestaron frente al IVSS.

Caracas. No nos queremos morir, mi hijo me donó el riñón, no lo quiero perder, queremos las medicinas para no perder los órganos, no quiero regresar a las diálisis, por favor, no me maten, Maduro nos condenaste a muerte, nuestro único delito es ser trasplantados, pedimos la ayuda humanitaria. Esas frases las repetían una y otra vez cerca de 20 personas trasplantadas que durante la mañana de este jueves llegaron a la esquina de Altagracia, donde está la sede del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS).

Exigían medicinas. Desde hace ocho meses no se las entregan por las farmacias de Alto Costo. Comprar una caja para 25 días de cualquier inmunosupresor no baja de los 6 millones de bolívares. Lo otro es que las traigan de otro país y eso tampoco lo pueden hacer.

Foto Mabel Sarmiento Garmendia
No quieren regresar a las máquinas de diálisis.

Unas 3500 personas en todo el país se ven afectadas por la escasez de inmunosupresores. En lo que va de año, 30 están en riesgo de perder su órgano, según Francisco Valencia, de la organización Codevida. En 2017, 20 rechazaron la donación.

Los trasplantados no quieren regresar a las unidades de hemodiálisis, pues no hay insumos y muchas están contaminadas.

Este año cerraron 32 de las 129 que hay en el ámbito nacional, precisamente por la falta de insumos. Ahí se realizan las terapias que suplantan el funcionamiento de los riñones. 15.000 personas dependen de estas máquinas.

Según Valencia, en 2017 fallecieron cinco personas tras el rechazo de su órgano. Quienes protestaban este jueves en las afueras del IVSS llevan una cuenta de 10 a 20 decesos por la misma causa.

A la falta de medicinas, de unidades de hemodiálisis, los pacientes renales suman la paralización del programa de donación y procura de órganos provenientes de cadáveres.

En estos momentos, los afectados dijeron que no se consigue prograf, prednisona, myfortic. micofenolato, tacrolimus y everolimuco. El desabastecimiento de reactivos para medir los niveles de inmunosupresores en la sangre también se añade a esta crisis.

 Una realidad inocultable

La esquina de Altagracia, a pocas cuadras de Miraflores, es la de los viejitos, pensionados y de los pacientes crónicos.

Llegan ahí todos los días demandando pagos y medicinas. Pero ante los ojos y oídos de las autoridades del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, sus exigencias son sal y agua.

No son atendidos con la prontitud que se merecen. Los hacen esperar, y luego de dejarlos bajo el sol, les dicen que formen una comisión.

Eso hicieron con los trasplantados. A eso de las 11:00 a. m. lograron pasar 10 representantes, entre ellos Luis Fernández, quien tiene 15 meses con el injerto. Y todavía a las 4:00 p. m. no había solución a sus exigencias.

“No nos queremos morir”, gritaban en la sede del Seguro Social.

Primero los atendió el viceministro de Hospitales, Exavier Campos —quien se describe en su cuenta de Twitter como “Chavista radical. Médico Internista. Viceministro de hospitales. Antiimperialista comprometido con el Comandante Eterno y la Revolución Bolivariana”—. Luego los dejaron en manos de un directivo de nombre Mario Bastidas, con quien debatían el asunto de la llegada de los medicamentos.

Mientras esa comisión defendía —de nuevo— su derecho a la vida ante un organismo que debe tener las gavetas llenas de las cartas y peticiones, en la calle otro grupo se paraba con sus pancartas en la calle diagonal a la plaza de La Moneda.

Mostraban sus pancartas, donde se leía claramente que sin medicinas se mueren. Esta vez no les llegó un equipo antimotín a reprimirlos. No tenemos medicinas, estamos en peligro, pero no decaigamos en la lucha, se decían entre ellos, buscando el apoyo que no consiguen ante instancias como el Ministerio de Salud, pues esta crisis la está alertando Codevida desde hace tres años.

Cerraron por minutos las calles para sensibilizar a la población con su causa.
Llevan más de seis meses sin medicamentos.

Fotos: Francisco Bruzco

Videos: Mabel Sarmiento Garmendia


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