Marabinos celebran aniversario de la ciudad y se encomiendan a La Chinita para cruzar el puente sobre el Lago

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El puente general Rafael Urdaneta cumplió 59 años de fundado este 24 de agosto: el puente sobre el Lago, el ícono zuliano, es el segundo más largo de América Latina y el número 65 en el mundo. La falta de mantenimiento de la estructura ha hecho que haya dejado de ser seguro y confiable para sus usuarios, que deben atravesar más de 8000 metros de pésima vialidad, con falta de barandas e iluminación y corroído.

Maracaibo. Cada 8 de septiembre Maracaibo celebra su aniversario. Hoy cumple 492 años de fundada por Ambrosio Alfinger, que más tarde se convertiría en su primer gobernador, con apenas 30 habitantes. Este aniversario lucirá con uno de sus símbolos más icónico: el puente general Rafael Urdaneta, en franco deterioro.

El puente sobre el Lago, inaugurado por el presidente Rómulo Betancourt el 24 de agosto de 1962, es, sin duda alguna, un motivo de orgullo e inspiración para gaiteros, poetas y escritores del país.

También conocido como el puente sobre el Lago de Maracaibo, fue el primero construido en concreto armado pre y postensado de mayor longitud y altura en el mundo. Fue diseñado por el ingeniero Ricardo Morandi y su construcción empezó en abril de 1959 y se completó en 40 meses. Tiene una longitud de 8678,60 metros divididos en 135 tramos, de los cuales cinco son los más largos, con 235 metros de longitud cada uno.

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Elementos estructurales de las pilas con cable atirantados. Foto: Cortesía

De acuerdo con la Comisión Técnica para el Estudio del Puente Rafael Urdaneta del Centro de Ingenieros del Estado Zulia (Cidez), la operatividad confiable del puente general Rafael Urdaneta (PGRU) es vital para la región occidental y el país.

Por él han llegado a circular más de 75.000 vehículos por día, incluidos 12.000 de carga pesada. Su estructura facilita la movilización de cientos de trabajadores de la industria petrolera, el intercambio comercial entre la Costa Occidental y la Oriental del Lago de Maracaibo y el traslado de manera segura y rápida en la región occidental del país.

“El cierre de esta importante vía causaría un caos en todas las actividades de la región, y la economía del país se vería afectada de manera negativa. Por lo tanto, el puente general Rafael Urdaneta debe estar operativo los 365 días del año y, para asegurar esto, es necesario un programa de mantenimiento integral que garantice la integridad de los elementos estructurales y no estructurales de esta importante obra”, dijo la comisión.

Pilas del puente general Rafael Urdaneta. Foto: Cortesía
La falta de mantenimiento es un peligro latente

La comisión del Cidez adelantó que la corrosión en las barras de refuerzo es la causa de los mayores daños presentados en el concreto de los elementos estructurales del PGRU. El área del Lago de Maracaibo está diagnosticada como una de las zonas de mayor velocidad de corrosión en Latinoamérica.

“La corrosión ha causado daños severos en los aparatos de apoyo móvil (rodillos), daños en el concreto y en el acero de refuerzo de los cabezales, fustes y vigas de amarre, y también corrosión en los cabezales de anclajes de las guayas (cables atirantados)”, reveló esta semana.

En estudios realizados en 1989, se determinó que el factor de deterioro del acero de refuerzo del puente son los cloruros provenientes del Lago, los cuales para esa fecha oscilaban entre 2500 y 3000 partes por millón, y han aumentado en más de 2000 ppm del valor inicial de 400 ppm al comenzar la construcción.

Además de esto, el viaducto ha pasado por varios accidentes. En abril de 1964, el buque tanquero Esso Maracaibo chocó contra el puente. Tumbó las pilas 31 y 32, lo que, a su vez, afectó las 30 y 33. En diciembre de 1980, se rompió un cable atirantado, debido al daño por corrosión, por lo cual se remplazaron los 384 cables atirantados (guayas).

De acuerdo con el grupo de ingenieros de la Cidez, a estos cables se les debe realizar cada cinco años mantenimiento al recubrimiento para evitar la corrosión, principalmente en la zona del anclaje de los cabezales inferiores.

Guaya dañada por la corrosión que fue sustituida. Foto: Cortesía
Rehabilitación gubernamental

A partir del 2010, el Gobierno ha realizado una serie de obras para la rehabilitación integral del puente, entre las cuales figuran: sustitución de los aparatos de apoyo móvil de la pila 27, rehabilitación de las 384 guayas, y quedó pendiente la sustitución de seis guayas. Inspección y diagnóstico de los aparatos de apoyo móvil desde la pila 4 hasta la 38, sustitución de 18 aparatos de apoyo móvil desde la pila 4 a la 19, rehabilitación integral de la pila 16, rehabilitación integral de los aparatos de apoyo móvil desde pila 39 hasta la 134 y reasfaltado y demarcación de vías e instalación de luminarias.

Según la Comisión del Cidez, desde 2015 se paralizó el mantenimiento de los elementos estructurales del PGRU.

Quedó pendiente la realización de obras de vital importancia para la confiabilidad estructural y operacional del puente, como “el retensado de las 384 guayas, inspección y rehabilitación de los cabezales de anclaje de las 384 guayas, sustitución de los aparatos de apoyo móvil de la pila 20 hasta la 38, rehabilitación de los cabezales, fustes y vigas de amarre de las pilas con daños severos en el acero de refuerzo por corrosión, y la rehabilitación del sistema de ascensores del puente”.

Un puente que ya no es confiable

La Cidez insiste en que es de suma importancia realizar el mantenimiento necesario a los elementos estructurales del puente sobre el Lago, para así evitar peligros de colapso o reparaciones de alto costo y riesgo.

Uno de los mayores daños que ha sufrido el coloso se registró el pasado 10 de agosto de 2018, cuando se produjo un incendio de gran magnitud en uno de los cajones de la viga atirantada de la pila central 23. Las temperaturas se registraron por encima de los 700 °C y ocasionaron la fundición completa de las bandejas de aluminio que canaliza el cable de 230 kV.

“El concreto, al estar sometido a temperaturas en el orden de los 700 °C, pierde hasta 90 % de sus propiedades de resistencia a la compresión, es decir que existen patologías estructurales en el concreto armado y refuerzos postensados que pudieran cambiar o afectar el comportamiento estructural concebido en su diseño original. Convierte la zona central de la pila en un área crítica frágil. Estaba considerada en su diseño original como una zona muy rígida y resistente”, reveló la Cidez.

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En el anclaje inferior la guaya está afectada por la corrosión. Foto: Cortesía

Para los especialistas, “las patologías estructurales del concreto armado y refuerzos de postensado en la pila central 23 han hecho que el puente sobre el Lago de Maracaibo haya perdido su nivel de seguridad y confiabilidad para el servicio de los usuarios del viaducto”.

La comisión acotó que es necesario cuantificar la gravedad del incendio y su afectación a la estructura para determinar cuán confiable es el puente actualmente, lo cual requiere estudios de campo y elaboración de modelos matemáticos representativos de la pila central 23 del puente.

“En el caso de identificarse la necesidad de realizar acciones correctivas a la pila 23 y al puente, estas deberán estar orientadas a reestablecer la confiabilidad de servicio de tránsito vehicular y eliminar la incertidumbre respecto a un peligro de falla latente del puente”.

La pila de la muerte

El coloso cruza la parte más angosta del Lago de Maracaibo. Fue nombrado en honor del general Rafael Urdaneta, un héroe zuliano de la Independencia de Venezuela. Es el segundo más largo de América Latina, ocupa el puesto 65 entre los más largos del mundo.

Sin embargo, la estructura ha sido testigo de innumerable cantidad de suicidios. Luis Contreras, miembro de los Bomberos INEA de Maracaibo, dijo en 2018: “Al menos unas 10 personas se lanzan cada año desde este puente”. Incluso, hay quienes han viajado desde Colombia para lanzarse de la famosa pila 21, 60 metros de caída que no tiene retorno.

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Foto: Cortesía

El suceso más reciente fue este 26 de agosto cuando un comerciante del municipio San Francisco se lanzó de la estructura debido a que, presuntamente, sufría una enfermedad terminal. Pese a esto, la jocosidad del marabino sobrepasa la fatalidad, pues una frase popular invita a “tirarse de la pila 21” como la solución a un problema grave a modo de chiste.

Un nudo en la garganta

“Cruzar el puente es sinónimo de peligro”, según Alberto Morales, un chofer de carga pesada que al menos tres veces por semana se enfrenta a la icónica estructura.

A uno se le hace un nudo en la garganta, pero del susto, porque las juntas de la vía cada vez están más separadas y hay tramos que no tienen barandas; donde se ha estrellado un carro, eso queda así. Para pasar el puente hay que estar pila, y de noche es peor porque solo hay luz en los peajes, de resto que me cuide la Chinita”, dijo el conductor.

La majestuosidad del puente sobre el Lago sigue siendo admirada por propios y extraños. Hoy, carente de alumbrado y una óptima vialidad, cruzarlo sigue provocando un nudo en la garganta, pero también temor ante un posible colapso.

Detalles técnicos

Los tramos entre las pilas con guayas, de la 20 a la 25, están salvados con una viga atirantada a 45 metros de altura sobre la superficie del Lago. Posee 134 pilas y lo soportan 2184 pilotes de tres diferentes tipos: huecos pre y postensados e hincados de 91,5 centímetros de diámetro y 15,2 centímetros de espesor de pared, situados en las pilas 1 a la 19, desde la 30 hasta la 48 y de la 84 hasta la 104.

Además, pilotes de perforación huecos pretensados de 135 centímetros de diámetro utilizados entre las pilas 49 y la 83 y entre la 105 y la 114, y pilotes hincados prefabricados de sección cuadrada de 50 x 50 centímetros utilizados en las pilas desde 115 hasta 135.

Cada pila del puente representa un sistema estructural independiente e hiperestático y está integrado por pilotes, un cabezal, fustes y la viga mesa sobre las cuales se desarrolla la calzada. Además, en las pilas con guayas existe una estructura o pórtico en forma de “A”, la cual alcanza 92 metros por encima de la base del cabezal y son los soportes de los cables tirantes (guayas) de la viga mesa de cajón.


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