María Soledad Tapia, una barinesa llega al Sillón XIII de la Academia de Ciencias en Venezuela

María Soledad Tapia

Su amor por la biología la llevó a desarrollar una carrera científica, basada en la investigación de los alimentos, que hoy es reconocida tanto nacional como internacionalmente.

Barinas. María Soledad Tapia es de una sencillez innata. Es la maestra, la amiga, la científica que ama el saber.  Este 2 de octubre los barineses celebran su ingreso como Individuo de Número en el Sillón XIII a la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (Acfiman).

Un reconocimiento que, dice, recibe con humildad y modestia. “Lo importante es el legado que dejas a tu país, el respeto de tus pares, tus estudiantes y su afecto”.

Marisol -como la conocen sus amigos- es hija del médico barinés José León Tapia, padrino de la primera promoción de médicos de la Universidad de Los Andes, extensión Barinas. “Él estaría muy feliz de este reconocimiento”, admite.

A los 17 años de edad, María Soledad Tapia ingresó en la Escuela de Biología, en la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela (UCV), donde obtendría años después, su Doctorado en Ciencias.

Creó en 2010 la Fundación 5aldía Venezuela, que promueve el consumo de cinco porciones de frutas y verduras para la prevención de enfermedades crónicas y deficiencias de micronutrientes.

—¿Cuándo surgió en usted el interés por la ciencia?

—Desde que vi la materia de Biología por vez primera. Durante la carrera descubrí que los alimentos son sistemas biológicos perfectos. En ellos se dan complejas reacciones bioquímicas y fisiológicas que generalmente debemos ralentizar para conservar su calidad y extender su vida, de manera que puedan servir de alimento estable para el hombre.

Realicé un Master of Science en la Universidad de Michigan (EE. UU.) con una beca de la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho. A la vuelta, ingresé en la Universidad de los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora en San Carlos, estado Cojedes.

En 1986 entré en el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos (ICTA), en la UCV. Allí participé en el equipo de trabajo del doctor Asher Ludin, con un proyecto en irradiación de alimentos financiado por organismos internacionales.

—¿Qué significa tener un sillón en la Academia de las Ciencias?

—Un gran honor, el cual agradezco a la Acfiman. En 2018, fui electa Miembro Correspondiente Nacional. Cuando ocurre el fallecimiento de un Individuo de Número, la Academia declara vacante su sillón y lo hace del conocimiento al Ministerio de Educación. Posteriormente, debemos presentar un Trabajo de Incorporación, que debe ser una expresión de nuestra actividad científica y trayectoria en el aporte a la ciencia. El mío comprende mis resultados de investigación de los últimos años en preservación de frutas tropicales por procesamientos mínimos.

Tendré el honor de ocupar la vacante dejada por el médico y conservacionista Francisco Kerdel Vegas, el Sillón XIII, quien falleció en 2020. El discurso de contestación lo dará mi admirado profesor Carlos Machado Allison.

—¿Qué caminos se abren con esta designación en la Academia de las Ciencias?

—La Acfiman tiene el mandato de asesorar en los asuntos de su competencia a entes públicos y privados del país. Como especialista en alimentos, puedo aportar mis conocimientos y experiencia dentro del Programa de Seguridad Alimentaria de la Academia.

¿Cuáles son los principales aportes de María Soledad Tapia para la ciencia?

—Conformamos un equipo con investigadores nacionales e internacionales quienes trabajamos en proyectos multinacionales de investigación y cooperación, los cuales representaron aportes relevantes para fortalecer el concepto de la “actividad de agua” y asistir en su establecimiento como una propiedad termodinámica esencial para ciencia y tecnología de alimentos.

5aldía impulsa a sumar más frutas y verduras en la alimentación.

—¿Qué tendría que hacerse en el país para que el venezolano se alimente mejor?

La Academia sigue con interés los aspectos que determinan la Seguridad Alimentaria en el país, y le preocupa la falta de diversidad y el bajo consumo del venezolano. Un aspecto preocupante es la ausencia de frutas y hortalizas, tanto en los programas gestionados por el Programa Mundial de Alimentos, como los programas asistenciales del gobierno, con las bolsas Clap.

Una de las sugerencias de la investigadora es la promoción de bonos para contribuir con el acceso de frutas y hortalizas en mercados populares, municipales, mayoristas, supermercados.

La investigación importa

—¿Cómo evalúa la situación actual del país en el ámbito de la investigación?

—Mi formación transitó dentro de un ambiente fértil para el estudio y generación del conocimiento y su divulgación. Nuestras universidades -con presupuestos exiguos, casi inexistentes, para la investigación y la docencia, y unos sueldos de miseria para su personal- sobreviven gracias al empeño, vocación y amor por este país de sus profesores e investigadores.

— ¿Cómo ve el desempeño de la educación científica en la actualidad?

—Acfiman publicó un trabajo con la autoría de los doctores Ismardo Bonalde y Bárbara Montañez, sobre la evolución de la producción de conocimiento en América Latina desde 1970 al presente. Nosotros llegamos a estar entre los cinco países más productivos hasta 2006. Hoy estamos en el undécimo lugar. Esto es una advertencia.

—¿Qué les dice a las nuevas generaciones de investigadores?

—La falta de financiamiento para investigación nos ahoga a todos, pero no podemos permitir que ahogue nuestra curiosidad científica y deseos de hacer algo grande. Mi gran recomendación es trabajar en grupos de investigación, para consolidar esos nexos.

Se dice que el énfasis debe estar en los STEM: Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (por sus siglas en inglés), y como dice mi colega, Benjamín Scharifker, debe agregarse al final la A de Arte, porque el arte nos acerca más al hombre.

María Soledad Tapia en el Congreso de la Alianza Global 5 al dia (AIAM5) en Varsovia, Polonia. 2017

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