La noche de este domingo le quitaron la vida a Franklin Barjas, de 47 años, en Alta Vista, quien le prestaba servicio de transporte a Crónica.Uno

Yohana Marra/@yohanamarra

Caracas. A las 11:50 pm los Barjas regresaron a casa después de haber disfrutado de una función de cine, en un domingo familiar. Subiendo a la calle El Club de Alta Vista, en Catia, un motorizado con parrillero comenzó a seguir el Chevrolet Lumina marrón, en el cual se trasladaban.

Cuando el carro de detuvo en el portón del edificio José Gregorio Hernández, y la madre entró a la vivienda con su hijo menor, los antisociales se paró cerca de ellos. Keneth, hijo mayor de Franklin Barjas López, de 47 años, también se había bajado para abrirle la puerta del estacionamiento a su padre.

En ese instante uno de los antisociales obstaculizó el paso de Franklin, apuntándolo, y le pidió el vehículo. Pero invadido por los nervios él aceleró y tumbó la moto en la cual se trasladaban. En venganza el malandro le disparó en el hombro, la bala llegó al corazón.

La familia escuchó el tiro y salieron a ver qué pasaba. Keneth estaba paralizado en el portón viendo como su papá se encontraba herido dentro del carro. “Todos comenzamos a gritar que no lo matara, que no le hiciera daño y el hombre volteó y nos apuntó con el arma”, soltó el hijo mayor de la víctima.

Pero en fracción de segundos el sujeto había dejado de apuntarlos para regresar al vehículo, sacar a Franklin y montarse en el Lumina; luego huyó con su cómplice, dejando la motocicleta abandonada en el lugar.

“Él caminó herido hasta a casa y yo lo agarré. Lo llevé al Hospital Periférico de Catia con mi tío”, narró Keneth, quien cerca del centro médico sintió a su padre casi muerto en sus piernas.

Emergencia sin médicos

Rápidamente el joven sacó a su papá del carro y lo montó en una camilla. Desesperado gritó pidiendo ayuda, pero dos enfermeras le informaron que no había cirujano y debía esperar. “Una llegó con una gasa, como si eso podía salvar a mi papá. Me sacaron de la emergencia por mis gritos, era obvio, estaba desesperado”.

Unos 20 minutos más tarde le avisaron a Keneth que su papá había fallecido. “Cuando lo monté en la camilla él estaba con los ojos volteados y yo le decía: ¡Papá vamos, párate, tienes que estar despierto!”.

Franklin era mecánico, abajo del edificio donde vivía tenía su taller desde hace seis años. Además tenía una empresa que le prestaba transporte a los laboratorios La Sante, Biopas, Elmor y a nuestra página web Crónica.Uno.

“Mi papá tenía un carisma increíble, todo el mundo por la casa lo conocía como ‘el mecánico de la calle El Club’. Era muy echador de broma”, detalló Keneth, llenándose de fortaleza para no llorar al recordar a su padre.

Otro caso impune

La motocicleta modelo Yo, en la que iban los antisociales, fue rescatada por los familiares de la víctima y entregada al Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc).

El mecánico dejó a tres hijos huérfanos. Su madre presenció su cuerpo ensangrentado abajo del edificio donde vive la familia.

“Siento mucha rabia. Nos quedamos con las manos atadas, este será un caso que también quedará impune. Hay mucha inseguridad, debemos tener ojos en todos lados. Espero que haya justicia, aunque no creo, pero igual eso no me va a devolver a mi papá”.

El cadáver de Franklin formó parte de los 24 cuerpos que fueron ingresados a la morgue de Bello Monte, durante este fin de semana, según cifras extraoficiales.


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