“Me quiero mudar de El Cementerio por la delincuencia”

Tras los últimos enfrentamientos que se han registrado en varios barrios de esta comunidad, muchos vecinos han tomado la decisión de mudarse tras la zozobra diaria que les generan esas situaciones.

Yohana Marra/@yohanamarra

Caracas. En 12 años viviendo en el barrio Murachí de El Cementerio nunca sintió la urgencia de mudarse. A pesar de ser una zona popular, Patricia (nombre ficticio por protección) se sentía muy cómoda viviendo ahí, hasta que los tiroteos comenzaron a ser el pan de cada día.

“Nunca había tenido este miedo que siento ahorita, no me mortificaba tanto llegar a mi casa como ahora. Aquí me sentía cómoda porque tengo mi trabajo cerca y ahorraba en pasaje, por ejemplo, pero ahora vivimos en zozobra y no quiero”, soltó Patricia, quien es madre de una estudiante universitaria de 21 años.

Pero tomar la decisión de mudarse no es así de fácil, pues los precios de los alquileres están por las nubes. Ya tiene un año buscando opciones que no bajan de 25.000 y con su sueldo no puede cubrir ese gasto.

“Me quiero mudar de El Cementerio por la delincuencia, por todos estos problemas de inseguridad, pero irse no es fácil. Si pudiera irme ya lo hago, pero mi sueldo no da para un alquiler tan costoso”, contó con preocupación.

Y estos costos no han sido muy lejos de Murachí, pues Patricia sabe que salir de El Cementerio será más caro y se dedicó a averiguar por la avenida principal. Máximo preguntó en Plaza Venezuela sin éxito.

“Si no consigo he pensado que no nos quedará de otra que quedarnos aquí, porque irnos a otro barrio peor es un riesgo tanto para mí como para mi hija. En este sector por lo menos los malandros me conocen, pero en otro sitio no”, dijo la educadora, destacando que en muchas ocasiones los delincuentes murmuran entre ellos que no le hagan nada “porque esa es la maestra”.

Vecinos viven en zozobra

La misma historia de Patricia se repite entre otros habitantes. De hecho una de sus vecinas más allegadas se mudó a Santa Lucía, en el estado Miranda, hace algunos meses con toda su familia.

“A veces voy subiendo a mi casa y oigo a la gente que va con miedo. Dicen ‘camina rápido, métete por aquí’, o se bajan apurados del jeep. Todos atravesamos por una zozobra, vivimos con miedo”.

El susto más reciente que pasó la maestra con su hija fue el viernes 11 de diciembre de 2015, cuando se registró una Operación de Liberación y Protección del Pueblo (OLP) en El Valle, la Cota 905 y El Cementerio, resultando 12 delincuentes fallecidos y la explosión de una granada en medio del enfrentamiento.

“Casi me quedé a dormir en una iglesia con mi hija porque no podíamos subir. Al final nos arriesgamos y subimos caminando hasta la casa, como a las 8:30 pm. Siempre corremos riesgo, cuando hay balaceras los jeep no trabajan, y ¿qué podemos hacer?”, alegó con resignación.

Ante lo constante que son los enfrentamientos Patricia se ha privado de que su familia la visite o de ir al cine con su hija, porque evitan llegar después de las 8:00 pm a casa. Y si se pasan de esa hora es preferible quedarse donde de algún amigo.

“Mi hija no sale, aquí no conocemos a mucha gente porque llegamos directo a la casa. Si ella se tarda se queda donde una amiga, pero siempre la espero para subir juntas, no me gusta que llegue sola”.

Recordó que la semana pasada, a la 1:00 pm, mientras bajaba a su trabajo una comisión de funcionarios iba cerro arriba y le pidieron que se apurara en salir de la comunidad. “Un policía me escoltó, muy amable. Me pidieron que caminara rápido. Así es a toda hora”.

Fotos: Cristian Hernández/AVN