Miembros del colectivo LGBTIQ+ y jóvenes de Carabobo afirman que lucha por derechos debe ser diaria

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“Somos humanos. Nuestras diferencias de género no nos hacen ni más, ni menos que nadie”, sostienen personas del colectivo LGBTIQ+ en Carabobo que sienten una desconexión entre los políticos y algunos miembros de la comunidad en cuanto a la defensa de sus derechos.

Valencia. Ha transcurrido casi un mes desde la última marcha LGBTIQ+ en Carabobo y la entidad registró uno de los incidentes más polémicos del año: la detención de los 33 hombres de Avalon Spa. Por eso, para el colectivo LGBTIQ+ y varios jóvenes carabobeños, hoy más que nunca las marchas del orgullo son importantes.

Daniel Villareal ha estado presente en dos marchas carabobeñas. Asegura que siempre le ha molestado la poca disposición de algunas personas LGBTIQ+ en Valencia para protestar.

“Le temen al qué dirán, a esa idea de juntarse con las clases más populares. Eso está mal. Así no se exigen derechos”, dijo.

Que Carabobo tuviese cinco años sin marchas de esta índole antes de 2022 marca, a juicio de miembros de la comunidad, la desarticulación del movimiento.

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Madre de joven homosexual muestra pancarta en apoyo a su hijo. Fotografía: Armando Díaz.
Falta de apoyo

Villarreal opina que el paso del tiempo solo ha servido para reafirmar que los políticos no priorizan los derechos del colectivo LGBTIQ+. “¿En dónde están los famosos políticos defensores de derechos humanos? 33 personas fueron vejadas por la ley”, dijo.

Víctor Lisser, por su parte, ve en las marchas una oportunidad para que la sociedad empatice con la causa.

Somos humanos. Nuestras diferencias de género no nos hacen ni más, ni menos que nadie. Queremos igualdad y exigirle al Estado soluciones a nuestros problemas”, dijo Lisser, quien ya está organizándose para ir a la protesta del 3 de agosto frente la Fiscalía de Carabobo.

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Un dúo de motorizadas junto con niño desfilan en la marcha del orgullo bajo la mirada de los asistentes con banderas y pancartas. Fotografía: Armando Díaz.
Hacerse notar

Rafael Ochoa tiene 19 años de edad y desde los 14 participa en las marchas porque afirma que la homofobia es real y las violaciones de derechos por parte del Estado se han mantenido en el tiempo. Ha estado en Sucre, Aragua, Carabobo y Distrito Capital acompañando las protestas. “Siempre hay que exigir y dar respeto”.

Gilberly Rodríguez, diputada por el PSUV y mujer trans, afirma que para ella las marchas son una representación de la unificación, más allá de los contratiempos:

No estamos desorganizados, ni separados, que es lo que hacen ver. Sí es cierto, hay factores que individualizan, pero son cosas de ciertas personas”, dijo.

Diputada del PSUV. Gilberly Rodríguez. Fotografía: Armando Díaz.

La diputada considera importante que las personas heterosexuales también se sumen a todas las marchas y demostraciones de protesta. Por otro lado, desde el Parlamento, reconoce la falta de leyes en pro de la comunidad LGBTIQ+. Aun cuando recuerda que “hay una ley que se está discutiendo contra la discriminación de todo tipo”, esta todavía no procede y su dilación es una muestra de la falta de interés con respecto al tema.

En cuanto a Carabobo, el desamparo de la comunidad quedó de manifiesto ante los atropellos recientes. La parlamentaria insiste en que un colectivo con más información y criterio para marchar sería más sólido.

“Esto no es solo lentejuelas. Aquí se debe marchar para mostrar el objetivo y es que muchos han muerto en esta lucha”, sostuvo.

Mujer trans posa ante la cámara. Fotografía: Armando Díaz.

Verónika Sánchez no necesita ser miembro de la comunidad LGBTIQ+ para apoyar estas marchas. “Me choca llamarlos minorías”. Afirma que en la población de 30 años hacia abajo hay mucha conciencia, pero de 30 para arriba salen a flote los estigmas.

¿Quiénes van a las marchas del orgullo? Los jóvenes. Los adultos dicen que ‘los respetan’, pero luego van y discriminan”, dijo.

A Sánchez le parece irónico que digan que Valencia es la ciudad de los gais. “Eso es una falsedad, empezando porque no hay ciudad de gais ni de heteros, pero sí ciudades icónicas en su apoyo a la comunidad, pero aquí no vemos eso, aquí vemos homofobia”.

Miembros de la comunidad LGBT+ bailan en medio de la celebración del orgullo en Valencia Sur. Fotografía: Armando Díaz.

La joven está segura de que si en lo que fue calificado por las autoridades como “la orgía del Avalon Spa” hubiese habido parejas heterosexuales, no habría pasado nada. En todo caso, los comentarios en defensa habrían saltado a la vista.

“Que estaban experimentando, que eran parejas de forma consensuada. Todo heteronormado. El problema aquí es que eran gais”, refirió.

Como heterosexual, su gran crítica al movimiento en Carabobo es que las protestas estén relegadas solo a un mes, “¿qué pasa con sus derechos en los otros meses?”. Por eso piensa que los activistas y políticos procomunidad deben despertar. “A 33 personas se les violó su derecho por ser gay y en Caracas hay más ruido que acá. De allá se movilizaron los activistas ¿Dónde están los de acá para protestar?”, sostuvo.

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