El largometraje cuenta una historia de intrigas familiares, deudas, desesperanza y posesiones.

Caracas. Ofrenda al demonio es una de las primeras apuestas de terror del año en la cartelera venezolana. Cuenta una historia del género desde la perspectiva de una familia judía, poco común en largometrajes del género.

La película está centrada en Arthur (Nick Blood), un hombre agobiado por las deudas que ha adquirido en años recientes. Junto con su esposa Claire (Emm Wiseman), que está embarazada, visita a su padre, Saúl (Allan Corduner).

Todo parece ser una visita amena, de reencuentros y cuentos, pero el ambiente poco a poco se enrarece cuando se conocen los verdaderos planes del protagonista, quien pretende que su papá resuelva sus problemas financieros.

Ofrenda al demonio
La historia es una intriga familiar de extraños intereses de un hijo

Para ello, elabora toda una treta que implica el viejo negocio familiar: una funeraria ubicada en el mismo lugar en el que viven.

Ofrenda al demonio es dirigida por Oliver Park, un director de bajo perfil con poco que mostrar en su historial. En esta oportunidad presenta una obra bien encaminada en su primer acto, en el que se va desarrollando un dilema individual que levanta sospechas en un entorno desconfiado.

Paulatinamente, Arthur es mostrado como un ser calculador e irresponsable, decidido a manipular a su entorno para salir de su aprieto. A su vez, en la casa familiar empiezan a verse una serie de sucesos extraños, sobrenaturales.

Es entonces cuando se empiezan a atar esos sucesos con el historial de algunos de los cadáveres que reposan en la funeraria de Saúl en Ofrenda al demonio.

Con guion de Hank Hoffman, el largometraje cumple por momentos con la cuota mínima de espanto y brinco, escenas que mantienen en tensión, la expectación requerida.

Ofrenda al demonio
Ofrenda al demonio es una película que no ha hecho mucho ruido en su promoción

Sin embargo, la obra poco a poco se vuelve desigual y suficiente, aunque la decisión haya sido continuar en esa exploración de personajes cuyos motivos ya se conocen, al igual que las consecuencias previstas.

Afortunadamente, cuando pudieron ir por más, Ofrenda al demonio sorprende con un final que mejora la experiencia, inesperado y en cierta forma atinado a su propuesta en la que no hay espacio para el optimismo ante la eterna lucha entre el bien y el mal.

Una película que se estrenó en la cartelera sin mucho aspaviento, con cierta timidez, pero que entretiene y que, si no fuera por el giro en su final, se hundiría. No es un largometraje que enaltecerá al género, ni tampoco generará conversación entre lo mejor del año, pero cumple con su objetivo austero.

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