A la dificultad que ya venían atravesando se suma que no pueden ir a sus consultas y hacerse los tratamientos de rutina, porque en sus zonas es muy limitado el acceso a la gasolina. Tienen que hacer largas colas, con suerte de que haya combustible en la estación que tengan más cercana. No les dan, al igual que sucede con el personal de salud, prioridad para llenar el tanque, en el caso de los que tienen carro particular.

Caracas. Antes de la llegada del COVID-19 las calamidades que enfrentaban los pacientes con patologías crónicas eran del conocimiento incluso de la OMS. Aquí, un paciente que necesite hacerse una carga viral, si tiene los recursos, debe pagarla en el sistema privado. Ningún hospital de la red se lo hace a estas alturas. Igual, si uno oncológico necesita hacerse una tomografía simple tiene que pagar en dólares.

El 94,2 % de los hospitales administrados por el gobierno de Nicolás Maduro tienen los equipos de tomografía y resonancia dañados. Ahora, todos están atrapados en la cuarentena.

Y a la dificultad que ya venían atravesando los pacientes se suma que no pueden ir a sus consultas y hacerse los tratamientos de rutina, porque en sus zonas es muy limitado el acceso a la gasolina.

Tienen que hacer largas colas, con suerte de que haya combustible en la estación que tengan más cercana. No les dan, al igual que sucede con el personal de salud, prioridad para llenar el tanque, en el caso de los que tienen carro particular. Los que dependen del transporte público tienen menos esperanza de salir de sus hogares.

Y esa fue la denuncia que se viralizó por las redes sociales este fin de semana. Las personas que se dializan están entre las más afectadas.

Trasplantados aislados
Reymer Villamizar, presidente de Amigos Trasplantados de Venezuela, dijo que no hay como trasladarse a las unidades de atención y no les permiten surtirse con prioridad de combustible.

Mencionó que en Caracas hicieron unas rutas, las cuales deben extenderse al interior del país, principalmente Zulia, Táchira, Lara, Mérida y Apure, muchas de esas regiones con restricciones desde que se usa el sistema de venta con chip.

La Organización Nacional de Trasplante de Venezuela (ONTV) señaló en un comunicado de prensa que la población afectada por una enfermedad renal crónica (ERC) y, en especial, pacientes en tratamiento sustitutivo renal (hemodiálisis), así como pacientes con trasplante en general, integran el grupo de mayor riesgo de presentación clínica grave y mortalidad asociada a la infección por COVID-19.

Y destacó que la población con ERC que recibe tratamiento en centros de hemodiálisis constituye un grupo de riesgo debido a su estado inmunológico comprometido, la comorbilidad asociada y por la alta probabilidad de diseminación de la infección en el lugar donde recibe el tratamiento.

En vista de las denuncias, el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) implementó rutas especiales para transportar a los pacientes a sus sesiones en distintos centros asistenciales del área metropolitana y regiones vecinas.

“Pero hace falta más. Es fundamental que se difunda efectivamente la información relacionada a este servicio entre el grupo de pacientes, las unidades de diálisis, por medios de comunicación masivos oficiales y redes sociales, ya que luego de realizar una consulta en estos centros, la gran mayoría de las personas a ser beneficiadas desconocían el servicio, horario o requisitos para optar a este transporte”, dice la ONTV.

Además, al igual que la petición de Villamizar, sugiere ampliar el servicio a todas las unidades del país y las áreas de influencia en donde residen los pacientes, que se encuentran atrapados por la cuarentena.

Así, señala la ONTV, resulta imperativo instruir a los miembros de los cuerpos de seguridad y que entiendan la necesidad imperiosa (vida o muerte) de que los pacientes en hemodiálisis lleguen a sus unidades para recibir tratamiento y luego retornen rápidamente a sus hogares, ya que se han recibido reiterados reportes de maltratos y obstáculos para lograr llegar a sus centros de tratamiento.

Debe incluirse también a los vehículos particulares de pacientes renales y/o personas trasplantadas de su familiar cercano dentro de los prioritarios para el suministro de combustible, condición especialmente grave en el interior del país.

Y, a la par, retomar el suministro de tratamientos de inmunosupresores para los trasplantados garantizando un suministro completo y ampliado que garantice tratamiento.

Atrapados por  la cuarentena radical
El 16 de marzo, Maduro, luego de tres días de conocerse los dos primeros casos de COVID-19, decretó una cuarentena en siete estados, luego la extendió en el ámbito nacional y este 22 de marzo dijo que va a radicalizar esa medida, situación que aumenta las angustias entre los pacientes trasplantados.

Con el paso de las horas, los pacientes crónicos se las han visto feas, pues no solo enfrentan las restricciones de movilidad con el cierre de vías y de los estados, sino que desde hace cuatro días se les ha resentido la posibilidad de que salgan de sus casas, se sienten atrapados por la cuarentena.

También los que están hospitalizados se ven minimizados con la medida. En Lara, por ejemplo, un paciente hemofílico espera que desde Caracas le lleguen sus medicinas.

Antonia Duque, presidenta de la Fundación Venezolana para la Hemofilia, dijo que por ahora los hemofílicos están en resguardo. Antes de decretada la epidemia en el país ellos habían entregado los tratamientos.

“El hecho de que estén en sus casas ha ayudado a evitar las emergencias. Solo tenemos ese caso del niño de 13 años en Barquisimeto que necesita el factor. Lo recibimos hace dos días y esperamos respuestas de las OPS o de la Cruz Roja para llevárselo”.

En el país hay 5095 hemofílicos y, por ahora, en las zonas estratégicas, les garantizaron los medicamentos.

Migdalia Rondon, integrante del grupo, dijo que los pacientes que no tienen el tratamiento deben viajar a otras ciudades y eso es imposible por la cuarentena. “El IVSS tiene factores en sus farmacias y no hace las entregas correspondientes a estas personas que viven con miedo por la incertidumbre en caso de presentar hemorragias”.

Buscando transfusiones
Pacientes del J. M. de Los Ríos igual atraviesan por estas calamidades. Elsa Murillo, madre de Miguel Berrios, quien padece de talasemia, viene desde Barlovento ( Miranda) cada 15 días para que transfundan a su hijo.

Le toca ir a consulta este 26 de marzo y ya tiene largas horas buscando la solución para su traslado. También está buscando la sangre que necesita Miguel y evalúa la posibilidad de transfundirlo en Miranda, pues no sabe cómo están los bloqueos viales, además necesita efectivo para pagar el transporte público.

Rosa Colina, otra de las mamás del servicio de Hematología del J. M., tiene que reprogramar la cita de Cristina. No ha podido hacerle el examen de hematología precisamente por las dificultades que hay para movilizarse desde La Raiza, Valles del Tuy. Usan el Metro y el Ferrocarril. “Y lo poco que tenemos de efectivo lo dejamos en las camionetas de la ruta”, dijo.

Consultas en veremos
Las consultas de rutina de oncología también están suspendidas. José Bolívar tenía consulta este mes en el oncológico Luis Razetti, ubicado en Cotiza, y no ha podido ir. Es paciente de la tercera edad y aunque está en Caracas, las consultas están suspendidas hasta nuevo aviso.

Contó que se hizo su batería de exámenes y que corre el riesgo de perder algunos si no se reactiva pronto el servicio.

“Al retraso que había en las consultas externas, que desde octubre la ponen para marzo, ahora está esta situación, tan peligrosa para un paciente con cáncer”.


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