Pese a los anuncios oficiales la industria pesquera en Sucre aún no sale a flote 

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Aunque el gobierno de Nicolás Maduro afirma que la industria tuvo una sobreproducción en 2021, las disposiciones legales, además de los retrasos en la permisología (permisería ante Insopesca), racionamiento de gasolina y limitaciones en el acceso a materia prima, han empeorado la situación de la industria pesquera en Sucre, sector que en medio de su apogeo beneficiaba a más de 25.000 familias de la entidad.

Cumaná. Según las cifras oficiales, el estado Sucre aporta alrededor de 70 % de la producción pesquera nacional, aporte muy distante en consideración del mayor pico registrado en 2009.

Antes de la eliminación de la pesca de arrastre por decreto presidencial en marzo de 2009, durante el gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez, el país llegó a producir 560.000 toneladas de pescado al año, pero tras la medida dictada por Chávez, la producción llegó a reducirse hasta 120.000 toneladas, respaldadas en gran parte por la producción de sardinas. 

De esa manera, el aporte sucrense de 70 % de la producción nacional, se redujo a un tercio de lo que fue, aunque no se han hecho públicas las estadísticas oficiales para la entidad. 

A finales de enero de este año, Nicolás Maduro indicó que el país tuvo un sobrecumplimento de 116 % en la producción del sector pesquero, lo que representó un crecimiento de 208.486 toneladas de pescado en 2020 a 241.000 en 2021, números todavía lejanos a los registros de 2009. 

Las consecuencias en la caída de la producción pesquera se han hecho sentir en el rendimiento del país y, sobre todo, en la tradición pesquera que ha caracterizado a la población sucrense.

La pesca de altura en Sucre se encuentra en un nivel muy bajo, quizás en menos de 50 %. Antes ibas al Puerto Pesquero y llegaban embarcaciones cerqueras atuneras con 1200 y 600 toneladas de pescado y la actividad era próspera, más de 400 personas trabajan en el desembarque, sumado al transporte, almacenamiento y el frigorífico que también funcionaba”, dice Luis Guilarte, ingeniero pesquero de la entidad.

En su mejor momento, la pesca sucrense benefició a 25.000 familias, pero en la actualidad se ha venido a menos y la migración forzada también ha contribuido con ello. La actividad pesquera industrial y artesanal son fundamentales para el desarrollo no solo de Sucre sino de todo el oriente. 

Para el periodo 2000-2002 la captura industrial en el estado Sucre contaba con 30 barcos atuneros con capacidad de pesca entre 600 y 1200 toneladas (equivalentes a 98.000 toneladas año), que iban a los océanos Atlántico y Pacífico, pero ante las restricciones la flota ha emigrado para buscar otras banderas como Panamá, Costa Rica, República Dominicana y Ecuador.

En la actualidad, Sucre cuenta con tres barcos cerqueros y cinco medianos, además de las 12 embarcaciones atuneras, 150 barcos palangreros y polivalentes atuneros pequeños. 

Tras la eliminación de la pesca de arrastre, en la entidad fueron reformadas 30 embarcaciones, es decir, al negarse los permisos para la pesca de arrastre estas se reformularon y se convirtieron en polivalentes que sacan cazón, corvina, pargo y bagre.

La pesca de altura tiene dos tipos: el polivalente y el long line —que es el palangre atunero de altura—, esas embarcaciones traen de seis a ocho toneladas, pero las polivalentes forzosamente traen de cinco a seis toneladas de especies como bagre. 

Racionamiento de combustible

Al igual que los pescadores artesanales, los armadores industriales también son afectados por diversos factores como el racionamiento en el suministro de combustible y retrasos en la permisología, debido a que cada vez que solicitan una aprobación ante el Instituto Socialista de Pesca (Insopesca) para salir de faena atunera, encuentran muchos percances.

Un barco de 1200 toneladas requiere 700.000 litros de combustible para ir al Pacífico y al Atlántico, un barco mediano cerquero de 500 toneladas requiere de 180.000 a 300.000 litros.

Antes no había problema: el barco llegaba a puerto, abastecía combustible, recibía su avituallamiento (alimentación para la tripulación), le metían hielo y todo lo que necesitaban se lo daban rápido y en 15 días volvía a salir. Ahora, duran tres meses atracados en puerto, pagando la tasa de atraque que es costosa y la situación empeora cuando piden renovación de un permiso de captura o para abastecer combustible, que tiene una vigencia anual, porque demoran de seis meses a un año para otorgarlo. Esa es una traba fuerte para la flota y por eso la pesca está mermada”, explica Guilarte.

Una embarcación tipo palangre que, en promedio, hacía 10 y 11 campañas anuales, ahora hace máximo cinco. 

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La flota pesquera industrial en el estado Sucre solo cuenta con tres barcos cerqueros, cinco medianos y 150 barcos palangreros y polivalentes atuneros pequeños. / Foto: Cortesía

Las limitaciones en el acceso al combustible han afectado tanto a los pescadores industriales como artesanales. Estos últimos, recientemente, protagonizaron una manifestación para exigir la inclusión de los motores fuera de borda en el sistema Patria, con el objetivo de obtener el suministro de gasolina a precio subsidiado porque para salir a la faena deben pagar en divisas a usuarios que tengan la huella registrada en la plataforma y, de esa manera, consiguen 120 litros.

Inseguridad saltó de la tierra al mar

Además de las limitaciones en el acceso al combustible, pescadores artesanales e industriales son afectados por la piratería, razón por la que han tomado medidas de seguridad, como cambiar el horario de faena.

La mayoría no puede pescar de noche porque les roban el motor o el propio bote; deben salir en grupo y las grandes embarcaciones tienen que estar vigilantes. La Guardia Pesquera ha intensificado el patrullaje para impedir la acción de embarcaciones clandestinas.

Desde Río Caribe (Arismendi) hasta Araya (Cruz Salmerón Acosta), los pescadores son despojados de la producción, del dinero, de los sistemas electrónicos de comunicación y detección, los abordan y también les disparan a las embarcaciones. La propuesta que ha hecho el sector es la utilización de drones para custodiar las embarcaciones cuando regresan de faenar”, dice Guilarte.

Merma la pesca, merma el empleo

La generación de empleo en el sector pesquero industrial también ha sido limitada. Antes de las restricciones oficiales eran beneficiadas 25.000 familias, pero en la actualidad solo son 15.000 o 20.000, y muchas mujeres procesadoras de pescado también migraron o diversificaron sus actividades para atender a sus familias. 

El proceso de industrialización de la sardina era fundamental para la actividad pesquera porque se procesa fileteada y sin cabeza (en trozos), para enlatados y la congelación. El número de personas en una procesadora para arrimar la sardina a la industria era de aproximadamente 350. Las procesadoras pequeñas requerían entre 100 y 200 personas.

Según las estimaciones del sector pesquero, en su mejor momento había 25 empresas, desde Güiria (Valdez) hasta Santa Fe (Sucre), que procesaban todo lo obtenido de la pesca de arrastre, en especial la corvina, que era vendida como filete de merluza y la exportaban. Hoy quedan menos de 25 % de esas empresas.

El camarón era procesado a orilla de playa, empaquetado y congelado para venderlo en el exterior. Ese era un ingreso muy bueno en divisas que tenía Venezuela y para el periodo de 1986-1996 los productos pesqueros (merlusa, pargo-mero, camarón y calamar congelado) era lo único que Venezuela exportaba, además del petróleo, e ingresaban divisas y el país era próspero”, recordó Guilarte con entusiasmo.

Según Maduro, las exportaciones de pescado crecieron 37 % en el país. El mandatario informó que en 2021 fueron exportadas 44.059 toneladas de pescados, camarones, tahalí, cangrejos, algas y pulpos, entre otras especies.

En enero de 2016 fue confirmado el cierre de seis grandes empresas en la entidad por falta de atún. Para ese entonces, se requerían 6000 toneladas para reactivar la producción de enlatados.

Raquel Herrera, representante sindical de los trabajadores del sector pesca en el estado Sucre, dice que las empresas procesadoras de enlatados marinos, que aportaban 80 % de sus productos al mercado nacional, en su mayoría no están activas debido a las limitaciones en el suministro de materia prima como láminas, tapas, envases y otros insumos importados.

Las empresas de producción e insumos están paralizadas. Hay poca producción de sardina y en el mercado no se ve atún de las marcas Margarita, Eveba o Conquista como antes. La problemática ha sido denunciada desde 2017, pero no hemos tenido el apoyo del Gobierno para atender la crisis laboral en la entidad, porque muchas empresas sacaron a sus trabajadores y ahora introdujimos una medida cautelar en reclamo a nuestro derecho al trabajo como padres y madres de familia”, asevera la dirigente.

Los afectados directos por el cierre de empresas son más de 10.200 trabajadores que para el periodo 2012-14 llegaban a procesar 100 toneladas de atún por tres turnos en empresas como: Alimentos Margarita y Fextun, mientras Avecatun obtenía esa producción con máquinas digitalizadas en un tiempo estimado de ocho horas. 

Sucre tenía nueve grandes empresas procesadoras: cuatro en los municipios Sucre y Bolívar y cinco entre Cruz Salmerón Acosta y el eje Carúpano-Paria, todas cerraron y Alimentos Margarita C.A en Marigüitar se ha venido a menos de media máquina, es decir, trabajan dos o tres días y se paran otra vez, cuando no tienen materia prima. Otro es el caso de la empresa Socialista La Gaviota en Cumaná, que quema sardina y desperdicios de atún para sacar harina de pescado y produce alimento de animales”, explica.

Fuentes internas de la empresa procesadora de Marigüitar aseguran que la planta fue reactivada para la producción de pepitonas, atún, bonito del mar, así como sardinas, salvo que haya periodo de veda.  

Sin embargo, en opinión de Herrera, la falta de materia prima podría tratarse de una táctica de los empresarios que, a conveniencia, se quedan sin insumos porque no compran la cantidad que requieren para el mes, debido a la fluctuación del dólar y las limitaciones de importación”.

No obstante, la incidencia que tiene la pesca en la población sucrense es determinante en jurisdicciones como Bolívar (Marigüitar), donde la empresa procesadora privada generaba más de 1000 empleos y, pese a las restricciones, mantienen actividades sociales y de formación para el emprendimiento comunitario.


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