Los “pimpineros” ganan hasta 300.000 bolívares diarios e incluso más cuando la comercializan en dólares. La GNB observa este negocio ilegal, pero no hace nada. Mujeres, niños y personas de la tercera edad se dedican a esta actividad ilícita.
Maracaibo. Los zulianos siguen pasando la mitad de su día en las estaciones de servicio para surtir de combustible sus vehículos. Al menos tres veces a la semana, dependiendo del uso, deben formarse en kilométricas colas en las que solo se siguen surtiendo 30 litros de gasolina por unidad, sin importar si es transporte público (equivale a menos de medio tanque) o vehículo particular.
El tiempo es uno de los factores determinantes para que los ciudadanos, sobre todo los que se dedican al tráfico, recurran a los “pimpineros”.
Son jóvenes, hombres, mujeres, incluso niños y personas de la tercera edad quienes se dedican a este oficio, de revender gasolina envasada en botellas de agua mineral de 5 litros. Lo que puede dejar una ganancia de hasta 300.000 bolívares en efectivo diarios.
En las avenidas de la ciudad de Maracaibo como la Circunvalación 3, Universidad y vía a La Concepción es común ver como los conductores surten sus vehículos a plena luz del día.
Este “trabajo informal” como muchos lo llaman, es un delito que se comete ante la mirada de la ley sin que haya ningún reparo, así lo confirmó Eugenio González, de 65 años de edad: “Yo tenía un abasto pequeño, viajaba para Colombia y lo surtía, pero vender comida ya no es factible, así que como hay escasez de gasolina y nadie quiere perder tiempo en las bombas, me puse yo también a vender gasolina. Tengo un pana en la bomba que me pasa rapidito por 10.000 bolos en efectivo. Voy hasta tres veces a la bomba y lleno el tanque de un carrito viejo que tengo. Me vengo, la saco, la envaso y la vendo en 5000 bolívares en efectivo la pimpina de 5 litros, aquí llueve la gente”.
Retraso
Las fallas de luz siguen jugando en contra de los que hacen su cola regular en las estaciones de servicio de Maracaibo, 40 % de estas cierra cuando falla la electricidad debido a que no tienen planta eléctrica, mientras que las demás se llenan de usuarios desesperados por salir rápido entre el incesante calor.
Jonny Ruz, bombero de una estación de servicio al oeste de la ciudad, lo confesó: “Esta es una de las pocas bombas que tiene planta y cuando se va la luz, es una locura, llegan más carros. Se están echando 30 litros por carro, el que quiera más tiene que bajarse de la mula, eso sí, caleta”.
El pago al que el hombre se refiere son 20.000 bolívares en efectivo por el tanque completo.
Asimismo, refirió que continúan los atrasos en el despacho de las gandolas. “Están llegando dos veces a la semana. A ellos también hay que tirarles algo en efectivo y en dólares, para que no dejen la bomba por fuera, porque al final es algo que nos beneficia a todos. Cuando mucho nos dan 15.000 litros, eso alcanza como para 150 carros nada más y por ahí pasamos volando”.
Ana María Fonseca, usuaria, reclamó: “Cuando está la Guardia es más rápido, pero si no hay gasolina, nos fregamos. Yo tengo 4 horas en la cola y apenas van a empezar a despachar”, dijo la mujer pasado el mediodía de este miércoles.
El descaro
En un recorrido por la Troncal del Caribe, hasta Puerto Caballo, parroquia Idelfonso Vásquez, ubicado a unos 12,28 kilómetros de Maracaibo, la proliferación de “pimpineros” ha crecido en 90 %, según calculó un lugareño de nombre José Leonel Pinto de 46 años de edad. “Aquí esto siempre ha existido, pero de unos meses para atrás se consigue más gasolina que venta de alimentos en esta calle”.
Mujeres y niños es lo que más abunda, pero también personas de la tercera edad agitan un trozo de manguera unido por una especie de embudo hecho con recipientes de refresco, que anuncian a los posibles compradores de su presencia. No hay mucha competencia por los precios, “a menos que compren por cantidad”, es decir, un tanque completo (entre 40 y 50 litros). “Ahí le damos una rebajita”, dijo uno de los vendedores que prefirió no identificarse.
En esta importante arteria vial hay al menos un contrabandista cada cinco metros, incluso ante la mirada de funcionarios de La Guardia Nacional Bolivariana que suelen “patrullar” por la zona. “Ellos sí pasan, pero no nos dicen nada”, dijo un vendedor que se identificó solo como Fernando.
En otras zonas más cercanas a la ciudad, y donde no hay tanta “competencia” como Cuatricentenario, Amparo, La Victoria y la zona norte, el mismo recipiente de gasolina se cotiza en dólares. 5 dólares por solo 20 litros. “Esos son los guajiros que la venden en bolívares, nosotros no. Aquí me tienen que llegar con dólares, si no, no se las vendo”, dijo Martha Urdaneta, una vendedora de gasolina del norte de Maracaibo.
Entre tanto en el oeste la cosa cambia. “Les puedo aceptar 5 productos [arroz, harina, pasta y azúcar] por 25 litros de gasolina, sino 25 dólares. Uno expone hasta su vida para hacer esto y no porque se lo lleven preso a uno, sino por si hay una explosión en la casa. El que no quiere hacer cola o está apurado tiene que aflojar el bolsillo, comida o verdes porque con bolívares no hacemos nada”.
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