Familias viven en medio de olores putrefactos que emanan de los pozos sépticos. El proyecto de aguas blancas aprobado por el Consejo Federal de Gobierno en 2015 no se ejecutó en su totalidad.
Barinas. Los casos de pobreza extrema son un asunto por resolver en Altos de La Arenosa, parroquia Alto Barinas, del Municipio Barinas. En una invasión que comenzó hace 15 años aproximadamente, se ven las deudas que las autoridades tienen en materia de servicios públicos.
Varias familias sobreviven con apenas dinero para solventar las necesidades básicas de salud y alimentación, y a veces, ni siquiera eso. El contraste es aún más fuerte por la cercanía a pocos kilómetros de la zona de Alto Barinas, donde viven personas de mayor poder adquisitivo en el estado llanero.
A lo largo de los años, los propios vecinos de Altos de la Arenosa han tenido que organizarse, agruparse en consejos comunales para tratar de conseguir acceso a los servicios públicos. Sin embargo, las carencias siguen presentes, al menos diez casos de familias en pobreza extrema tienen registrados de esta comunidad, informó Edgar Carrillo, vecino de la zona.
Uno de estos es el caso de Estefany Castro, de 31 años, madre de cuatro hijos, una niña de 12 años, el varón de 11, otra hija de 9 y la más pequeña de 1 año de edad.
El artículo 82 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que indica “Toda persona tiene derecho a una vivienda adecuada, segura, cómoda, higiénicas, con servicios básicos esenciales que incluyan un hábitat que humanice las relaciones familiares, vecinales y comunitarias. La satisfacción progresiva de este derecho es obligación compartida entre los ciudadanos y ciudadanas y el Estado en todos sus ámbitos. (…)”, no se cumple en Los Altos de la Arenosa, así como sucede en varias zonas del país dada la emergencia humanitaria compleja.
Sin planificación ni planes
La vivienda de Estefany se ubica al inicio del sector Altos de la Arenosa y destaca entre todas. Como no tiene servicio de aguas blancas, se surten con una manguera que atraviesa el camino de tierra, conectada a una toma ubicada lejos de la casa. Cada tanto deben llegarse hasta el punto para llenar sus recipientes.
Los vecinos de las 40 parcelas de la comunidad cuentan con inodoros y de allí los desechos se vierten en pozos sépticos. Algunos refieren los fuertes olores que se presentan cuando el calor arrecia en la zona.
Pero en el caso de esta familia, tienen un sumidero, una fosa de menor profundidad, que empeoró por deslizamiento del terreno.
“Aquí deben cavar el hueco donde se pueda ubicar el pozo”, explica Tomás Revilla, diácono de la iglesia Divino Niño, quien se acercó a inspeccionar la vivienda y ofrecer su ayuda a la familia.
La vida de este grupo familiar transcurre en medio de un patio de tierra. La nevera está dañada y solo una hornilla le funciona a la cocina. Allí Estefany debe preparar las comidas para sus cuatro hijos.
Primero monto el arroz, luego lo demás, las sardinas, la mortadela o las patas de pollo”.
Su esposo, de 33 años, trabaja como colector, y de cualquier otro oficio que le permita llevar el sustento al hogar.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Condiciones de Vida 2023 (Encovi), este caso encuadra dentro de la alta vulnerabilidad económica, donde el jefe de hogar no cuenta con un empleo formal, sin capacidad de ahorro y una situación de pobreza estructural. Con insuficiencias alimentaria, hacinamiento crítico: seis por habitación en solo dos camas.
En una cama duermen los dos grandes, y en la otra duermo yo con los dos niños menores. ¿Mi esposo? A veces en la cama, o en el suelo”, responde la mujer.
17 años a la espera
“Hace 10 años compramos el terreno, esto estaba como lo ve”, refiere Miriam Morales. Es decir, sin calles asfaltadas. Para tomar el transporte público deben caminar algunas cuadras para llegar hasta la avenida. El camión de recolección de los desechos sólidos pasa martes y viernes.
Elizabeth Gómez nació en Caracas y hace 24 años decidió vivir en Barinas. La insalubridad hace mella en su piel. Hace dos meses presentó un sarpullido en el cuerpo que la obligaba a rascarse a toda hora. Ir al médico no es posible.
O como o voy al médico. Gracias a Dios conseguí una crema que me quitó esa picazón”, dice esta mujer que vive en una pieza, con sus dos perros.
Proyecto de 2015 no se ejecutó
En el mes de febrero, el concejal del municipio Barinas, Arnoldo Rubio, quien estuvo de visita en la zona, conoció de primera mano esta situación de contaminación de las aguas blancas por efecto de los pozos sépticos.
Según la denuncia de los vecinos, existe un proyecto del año 2015, aprobado por el Consejo Federal de Gobierno, que no ha sido ejecutado en su totalidad pues ni siquiera se instaló la tubería para acceder al acueducto.
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