¿Por qué Valencia está tildada como la ciudad de los hombres complacientes? Una respuesta histórica

Los resentimientos de Juan Vicente Gómez son la respuesta a más de 100 años de frases peyorativas contra los hombres de Carabobo, si bien la orientación sexual no es razón de vergüenza, la homofobia campante en el país ha soltado su carga sobre la capital de la región.

Valencia. Dentro y fuera de la ciudad se suele conocer la referencia: “Valencia, la ciudad de las mujeres bellas, las naranjas dulces y los hombres complacientes”.

La diversidad de su población femenina ha hecho que la antigua capital industrial de Venezuela sea una de las canteras del Miss Venezuela. Las naranjas dulces vienen del gran sabor y tamaño que tuvieron estas frutas en la región hasta que la plaga del dragón amarillo llegó y arruinó todo, pero… ¿por qué se califica a los hombres como complacientes?

Detrás de la frase hay un señalamiento peyorativo hacia la sexualidad de los hombres valencianos. Durante un recorrido hecho por Crónica.Uno en la avenida Bolívar de la ciudad, se les preguntó a algunos ciudadanos sobre esta categorización:

Ay, mi amor, pero si eso está fácil. Tú sabes como es la cosa acá. Aquí puro, como decirte sin que suene feo, bueno: hombres que les gustan hombres”, comentó María Segovia al bajarse del autobús en sentido hacia la redoma de Guaparo.

Otros, como Carlos Rondón, son más virulentos y aseguran que es porque “es la ciudad de las parchas”. La pareja de Rondón rio al escucharlo y después agregó: “Es que se ve cada cosa aquí y yo no se por qué, pero esto está minado de maricos y muchos tú los ves con esposas”.

Sin embargo, no todos opinan así. Milagros Báez se enoja cuando le preguntan, pero de igual modo responde. “Esa frase me molesta mucho. Nuestros hombres sí son complacientes, pero no porque anden con hombres y si anduvieran: ¿cuál es el asunto? ¿por qué no estarlo? Todo el tiempo es esta bendita etiqueta que lo que hace es mostrar lo atrasados que estamos. En toda Venezuela hay gais, porque ellos también existen. Los hombres son bien complacientes, pero porque nos tratan bien, nos cuidan, muchos son caballeros y toda mujer necesita un hombre que la complazca, como mujer, como amiga y como madre”.

La primera vez que la escuchó, Duarbriel Gómez pensó que hacía alusión a la caballerosidad. “Se oye mucho, siempre a modo de broma”. Gómez es abiertamente homosexual y muy activo en redes sociales. Twitter es una de las plataformas donde más ve la referencia: “Ahí leí que la frase se refería a que muchos hombres en Valencia eran homosexuales y, además, pienso que vende a los hombres de esta ciudad como promiscuos”.

Pero también es común que salga a relucir en conversaciones con personas de Caracas u otras regiones al hablar de la capital carabobeña. “Cuando yo comento que soy de Valencia me dicen: ‘Ay, la ciudad de los maricos’ y ahí empieza el chalequeo”. El carácter de burla es constante. En redes sociales algunos “comediantes” suelen aludir a la orientación sexual de los valencianos cuando se trata de ejemplificar el carácter de ciertos estados icónicos.

Aún así, Gómez considera que es una tontería caer en provocaciones. En cuanto a la manera en la que los mismos valencianos emplean la frase, tiene la percepción de que, más allá de la homofobia, existe una discriminación relacionada con el estatus económico:

Yo diría que Valencia es parcialmente homofóbica, pero es muy curioso que sean homofóbicos por conveniencia. Es decir, quien tiene más dinero es más respetado, nadie te dice nada, pero si eres homosexual sin dinero, no eres nada y te van a discriminar. Es parte del clasismo valenciano”.

Insiste también en que no le agrada la idea de que se relacione la homosexualidad con promiscuidad a través de este calificativo, pero con mucha madurez asegura que las personas en Carabobo tienen que utilizar esta frase para empoderarse. Resignificarla en beneficio de la comunidad sexodiversa y sus derechos, y potenciarla en una política inclusiva que se extienda positivamente en todo el territorio nacional.

“Se le puede sacar demasiado provecho. Nosotros tenemos la discoteca de ambiente más grande de Venezuela. Sería genial por la parte gubernamental ver más defensa de nuestros derechos y, a raíz de eso, trabajar en torno a la cultura y el folclore, pero primero dándonos nuestro lugar, más allá de una pantalla política falsa”.

La respuesta complaciente

La aparición de la frase tiene su origen a principios del siglo XX, precisamente en 1908. Francisco Cariello, uno de los cronistas de la ciudad, lo explica mejor.

Como todos nosotros sabemos, la región valenciana se caracterizó por la producción de unas naranjas de una dulzura muy característica. Supuestamente, la característica del hombre complaciente tenía que ver con la caballerosidad del valenciano, pero, realmente, por tradición oral antes de ese año, es decir, a finales de 1800, tal característica nunca existió”.

Cariello Gubaira explica que en realidad la expresión que pesa sobre Valencia está vinculada a los años de gobierno de Juan Vicente Gómez.

De hecho, retrocede aún más en el tiempo y se va a los años de guerra, precisamente en 1899 cuando Cipriano Castro y el general Juan Vicente Gómez idean la revolución restauradora contra el gobierno del presidente Ignacio Andrade. Ellos planifican ese movimiento desde Colombia y desde allí invaden a Venezuela con un ejército de andinos. Avanzan por toda la región y llegan a Tocuyito, una de las dos parroquias que componen el municipio Libertador de Carabobo.

Al llegar al sitio, se desencadena lo que se conoció como la guerra de Tocuyito. “En esa batalla es herido el general Cipriano Castro y en menor medida Gómez. En ese momento hubo un grupo denominado el Círculo Valenciano que era un grupo de eruditos hombres de Valencia, integrado por el general Ramón Tello Mendoza, el doctor José Rafael Revenga, el doctor Manuel Revenga, el general Manuel Corao, Eduardo Celis Plaza y otra persona más que no recuerdo, todos de la ciudad”.

De ese selector grupo de valencianos. Tello Mendoza envía a rescatar del campo herido a Castro y se lo lleva a su casona solariega, este fue curado por el doctor Revenga. Sin embargo, Gómez es llevado a una casona de alto, que, por cierto, aún existe en la calle Colombia, entre avenida Boyacá y avenida Farriar que era la residencia de Manuel Corao.

“Cipriano Castro sintió una enorme gratitud. Por lo que, al curarse, se embarca a Caracas con todo su grupo en el Ferrocarril Alemán y entran a la capital victoriosos. Ellos ganaron esa batalla y lo primero que hace al tomar el poder es nombrar el gabinete y fue precisamente ese Círculo Valenciano el que tomó los altos cargos, lo que trajo como consecuencia que ese grupo andino, entre esos Gómez, sintieran mucho recelo, porque no participaron en la guerra y eran aduladores que buscaban dinero”.

Cariello especifica que al grupo de Gómez le parecía increíble que a los que fueron a la batalla a pelear con su vida no se les reconociera con altos cargos, tomando en cuenta que todo fue planeado por exiliados que se movieron desde Los Andes hasta la Región Central.

“Eso trajo como consecuencia un resquebrajamiento no muy notado, pero que generó rebeliones contra Castro”, comenta el cronista que, además, indica que muchas de estas fueron aplacadas por Gómez. Sin embargo, los bloqueos portuarios realizados por potencias contra Venezuela terminaron por debilitar al gobierno.

El castigo por un ego herido

El presidente Castro siempre fue calificado de hombre muy refinado, sociable y con buenos modales que se esforzaba por parecer alguien moderno y con ideales europeos. Era lo opuesto a su amigo Gómez, para muchos el que sería el futuro dictador de Venezuela, quien era retratado como un ser más “básico” y tosco. “Lo tildaban de campesino, el típico capataz de hacienda, pero era muy calculador, increíble estratega, pero no muy buen orador. Era lo contrario a Castro”. Se movían en escenarios diferentes y Gómez se sentía opacado por el brillo de su amigo.

La distancia y la rabia de Gómez se produjeron en un hecho puntual: una fiesta en una casa de la calle Colombia con Farriar, hoy todavía en pie. En la reunión, el general Juan Vicente trató de pretender a una mujer valenciana y besarle la mano. Ella lo rechazó. Gómez arrastró ese desprecio y, después de que Castro partiera a Alemania para empezar un tratamiento contra la sífilis y su no retorno al país se hiciera evidente, al tomar el poder se desquitó con la ciudad.

“Durante esos 27 años Valencia pasó por una etapa de oscurantismo. Él nunca proporcionó los recursos suficientes para hacer múltiples obras. Ahí comienza una escalada y aprovecha de desquitarse de lo que fue la acción de ese circulo valenciano que no le dio importancia, ni el desaire de aquella dama”.

Cariello destaca que a pesar de que algunos tomaban la frase por el tema de la caballerosidad, el carácter siempre ha sido peyorativo. “Gómez es el que saca la frase de las naranjas dulces y los hombres complacientes”. El detalle dentro de esta frase es doblemente insultante, porque el cronista precisa que las naranjas dulces hacían una referencia a que las mujeres eran unas “regaladas” y los hombres eran homosexuales.

Durante la gestión de Gómez hubo múltiples presos políticos de toda índole. Este solicitó a su red investigarlos y mandar a la isla del Burro en el lago de Valencia a cualquiera que diera indicios de homosexualidad. “Fue una campaña oral, una publicidad malsana. Incluso si estaban en otras cárceles los trasladaban a la isla, porque para Gómez todos los valencianos eran homosexuales”.

Cariello concluye, acerca del uso de la frase en la actualidad, que “la orientación sexual no tiene nada que ver con una determinada geografía. Eso ha existido desde que el mundo es mundo”.

Con todo, la homofobia sigue presente tanto en la esfera social como en la política, aunque ya no sean los tiempos de Gómez. El caso más reciente ocurrió el 25 de junio, cuando Nicolás Maduro lanzó un mensaje al exdiputado Víctor Clark en cadena nacional: “Aprovecha y te pones una camisita roja. Yo me voy a poner también una camisa roja, Víctor Clark, porque estar rosaditos nos pone sospechosos a los dos, sobre todo a ti”. Ante esto, el gobernador de Falcón hizo señas negativas con su dedo índice.

También cabe recordar los insultos de Maduro contra el excandidato presidencial Henrique Capriles Radonski, a quien le preguntó sobre sus preferencias sexuales y etiquetó de “Capriloca”.

Hoy en día, y por lo general en fechas puntuales, Maduro enarbola la bandera LGBT+ sin mayor repercusión que la de una tarima política.


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