Posaderos en costas de Aragua temen quebrar si se prolonga más la cuarentena

posaderos en costas

Cálculos extraoficiales de los mismos prestadores del servicio estiman que entre Ocumare de la Costa y Choroní existen más de 300 posadas que, desde el 16 de marzo, debieron cerrar sus puertas para evitar la propagación de la COVID-19, lo que les ha acarreado pérdidas financieras.

Maracay. Desde el pasado 16 de marzo, las posadas establecidas en las costas de Aragua debieron cerrar sus puertas. Un decreto de alarma ante la propagación de la COVID-19 los obligó a suspender los servicios de hospedaje.

En las costas de Aragua reconocidas por su belleza además de la pesca, la actividad turística constituye el principal ingreso de lugareños y de quienes poseen un establecimiento hotelero en la zona.

En Ocumare de la Costa, por ejemplo, se estima que existen unas 140 posadas, incluyendo aquellas viviendas cuyos propietarios han convertido en hospedajes para generarse ingresos extra.

No sé hasta cuando podré sostenerme, pues los gastos operativos y de personal salen de mis ahorros, dice preocupado Jesús Guerrero, propietario de la posada Playas de Aragua, ubicada en Ocumare desde hace 12 años y con seis trabajadores fijos a los que debe cancelar salarios pese a la inactividad total de la posada.

Guerrero explica que, pese a las restricciones, el personal acude a la posada entre dos y tres horas diarias para cumplir con el mantenimiento y reparaciones que exigen las instalaciones, que cuentan con 19 habitaciones, piscina y planta eléctrica.

El propietario de Playas de Aragua no reside en Ocumare, por lo que, además, debe cancelar los servicios de vigilancia que le garanticen la seguridad de la posada, totalmente vacía en estos momentos.

Leudo González, presidente del Consejo Superior de Turismo de Venezuela (Conseturismo), que agrupa a más de 350 afiliados del ramo, ha asegurado que los prestadores de servicios hoteleros han acatado el decreto de inamovilidad, pero alerta que la mayoría sólo podrá cancelar sueldos hasta el 30 de mayo.

En Venezuela 85 % del turismo lo desarrollan pequeños y medianos empresarios, estas empresas después de 40 días no tienen la capacidad de mantenerse vivas por más tiempo. Deberíamos estar pensando en un paquete de ayuda, sostiene González.

Germania Aragort, propietaria de la Posada Arakemo, en Choroní, señala que la situación es una verdadera calamidad “porque si esto se prolonga y con el problema de la gasolina, puede afectarse seriamente la continuidad laboral”.

Aragort subraya que, pese a ello, siguen honrando los compromisos laborales con sus 13 trabajadores fijos y otros siete eventuales, que representan una nómina por el orden de los 30 millones de bolívares los cuales, obviamente, no se están produciendo.

En Choroní, parroquia turística del municipio Girardot de acuerdo con cifras extraoficiales de los propios posaderos cuentan con alrededor de 180 posadas, entre ellas, muchas pequeñas que apenas pueden hospedar entre cuatro y 10 turistas solo los fines de semana en temporadas bajas. Las más grandes reciben un promedio entre 15 a 25 huéspedes.

La situación es muy compleja. Nosotros, además de cancelar salarios y cestatickets, le suministramos comida a nuestros trabajadores que durante esta coyuntura laboran uno por día en tareas de operatividad y mantenimiento de la posada, exclusivamente, cuenta Aragort.

Conseturismo ha señalado que, actualmente, solo existe un 2 % de ocupación hotelera y está representado por aquellos huéspedes extranjeros que no pudieron regresar a sus países de origen.

Posaderos en costas
Posada Arekemo en Choroní. Foto: Cortesía
Posaderos reembolsaron reservaciones

Otra difícil situación que atravesó la mayoría de los propietarios de posadas fue el reembolso de las reservaciones que temporadistas habían realizado para las vacaciones de Semana Santa. El porcentaje de reservaciones, en el mejor de los casos, llegó a 80 % y las posadas devolvieron los pagos a casi la totalidad de los huéspedes que los habían contratado.

Teníamos una reservación por el orden de 50 % para Semana Santa que debimos reembolsar, aunque uno que otro cliente prefirió mantenerla para disfrutarla una vez se autorice el retorno a la actividad, explica Mariella Mendez, propietaria de la Posada El Ensueño, en Choroní.

Al igual que el resto de los posaderos, Méndez ha debido cancelar salarios y gastos de mantenimiento con recursos ahorrados, pero sabe que en algún momento ya no podrá. Detalla que a la cuenta hay que agregar la excepción del IVA, los impuestos municipales y los servicios públicos.

En Choroní, por ejemplo, el casi nulo suministro de agua potable no ha dejado de ser un calvario para sus habitantes y para los turistas.

Otros posaderos, como Mauricio Olavarría, propietario de la posada Monserrat, han podido sostener los costos de operatividad y personal gracias a apartados financieros que previeron con antelación.

Sin embargo, estimamos que esos fondos solo podrían alcanzarnos hasta agosto, cuenta Olavarría, quien tiene a su cargo a tres trabajadores para atender su posada de 10 habitaciones. En los últimos meses solo ha podido ir a su local dos veces debido a la restricción y prohibición de ingreso a la población de Choroní para quienes no son residentes de la zona.

La última temporada vacacional no dejó buenos números: la crisis de los servicios públicos, fundamentalmente agua y electricidad, hicieron más onerosa la operatividad de las posadas que en su mayoría debieron adquirir plantas eléctricas y pagar el suministro de agua potable a través de camiones cisternas.

Los propietarios de posadas en las costas de Aragua avizoran un dramático panorama para el sector, uno de los principales empleadores en zonas turísticas por excelencia, pero muy deprimidas económicamente como Ocumare de la Costa y Choroní.

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