Abel Sarabia, psicólogo y coordinador de Cecodap, ofrece 13 recomendaciones para sobrellevar el desafío de ser papá, mamá y maestro a la vez. “Vamos a tener unas exigencias escolares y otras como padres. Lo primero que hay que hacer es ajustar esas exigencias y priorizar”, dice Sarabia. 

Caracas. Las clases continuarán desde casa. El desafío de ser papá, mamá y, además, maestro, es quizá una de las tareas más difíciles en el hogar en este tiempo de confinamiento por el COVID-19. Abel Sarabia, psicólogo y coordinador de Cecodap, ofrece 13 recomendaciones para no aplazar y dar inicio de la mejor manera al nuevo año escolar 2020-2021 el próximo 16 de septiembre. “Vamos a tener unas exigencias escolares y otras como padres. Lo primero que hay que hacer es ajustar esas exigencias y priorizar”, dice Sarabia. 

  1. Pregúntese qué esperar de este nuevo año escolar. Para su respuesta, tenga en cuenta que es un contexto atípico. No se pueden tener las mismas expectativas de años anteriores. 
  2. Ajuste las exigencias y deseche la sobrecarga, ya el contexto es difícil para usted y sus hijos. Priorice los contenidos educativos fundamentales y privilegie lo emocional. Cualquier déficit académico siempre va a ser más fácil de compensar que la ansiedad y el sufrimiento.
  3. Como papá y mamá revisen qué es lo que en este momento pueden hacer. Entiendan que hay situaciones que escapan de su control (acceso a Internet, servicios básicos). 
  4. No sobreexigir a su hijos, tampoco se exija más a usted. Si en un momento no logra explicar un contenido, terminar una tarea o entregar la actividad a la hora específica, esto se puede hablar y solucionar. Ya la vida en cuarentena es compleja para cargar una presión adicional. La clave es preservar lo que se tiene y tratar, en lo posible, de minimizar el deterioro. 
  5. Hable a su hijo con la verdad, explíquele cómo se siente. Así como los niños, niñas y adolescentes pueden sentirse fastidiados, molestos, usted también. Pero tenga cuidado de no responsabilizarlos de sus sentimientos
  6. Rescatar la capacidad de organización de los padres y madres. Comuníquense entre ustedes, pregúntense cómo van con las actividades escolares y cómo se sienten. Con organización pueden dirigir comunicaciones a la escuela sobre las limitaciones y buscar alternativas. 
  7. Recuerde, si sus hijos no responden de manera habitual, entienda que es parte del proceso. Tenga en cuenta que también es válido decirle a los maestros cuando algo no está funcionando. La idea es conseguir junto con el docente estrategias complementarias para encarar la situación en casa. 
  8. Las rutinas se adquieren progresivamente, no asuma que el niño de un día para otro va a estar perfectamente integrado a las actividades escolares. Hay que ir introduciendo las actividades con flexibilidad. 
  9. Las rutinas, en este caso, tienen que ver con un asunto de persistencia, que exista constancia en el proceso de estudio. 
  10. No limitar la idea de la rutina a que tiene que ser a las 7: 00 a. m., como en el colegio. Previo a la pandemia esto tenía sentido, pero en este momento no tiene cómo sostenerse más allá de la imposición. 
  11. Piense en una rutina que se adapte a las posibilidades de la familia. Esta necesariamente no será igual para todos los niños.
  12. Encuentre espacios de distensión. Esto es posible si hay flexibilidad. Si le toca asumir que no sabe qué hacer, a partir de allí, empiece a buscar y  a construir soluciones.
  13. Busque ayuda en el momento que sienta que lo necesita. Cuando la rabia, la tristeza y la ansiedad persisten, que no se van con facilidad, que pierde el control, apetito y el sueño, es el momento ideal. No espere estar sumido en una depresión para buscar apoyo. 

Foto referencial: Luis Morillo


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