El profesor del IESA y director de la consultora ODH asegura que los venezolanos necesitan un cambio en la dirección económica, lo que evitaría que la crisis siga haciendo estragos.
Caracas. “Las políticas del Gobierno están orientadas más a la gestión del día a día”, asegura Richard Obuchi, profesor de políticas públicas del IESA, quien al realizar la evaluación de este primer trimestre del 2017 no duda en señalar que la administración de Nicolás Maduro continúa actuando como en años anteriores: no toma medidas económicas para superar la crisis.
El economista y también director de ODH Grupo Consultor insiste en que el retraso en las decisiones evidencia que no hay un compromiso por cambiar de dirección, cosa que necesitan los venezolanos porque la alta inflación impacta en sus ingresos.
¿Se ha deteriorado más la economía en lo que va del primer trimestre de 2017?
—La Memoria y Cuenta que el presidente Nicolás Maduro presentó en el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) fue reveladora porque dijo que hizo un gran esfuerzo para salvar al Gobierno de la crisis, y que su gestión se caracterizaba por enfrentar los problemas día a día. Pero tenemos que superar ese día a día, salir del corto plazo y tomar medidas para un cambio estructural de funcionamiento de la economía. ¿Qué ha pasado en 2017? Lo mismo que en 2016, 2015, 2014, no se toman medidas económicas ni se reconoce la gravedad del problema. Las políticas públicas están orientadas más a la gestión del día a día.
¿Por qué hay tan pocas acciones para controlar la inflación? Las cifras del Banco Central de Venezuela muestran que el financiamiento monetario continúa creciendo.
—Hay una gran aprehensión en el Gobierno a lo que significa un cambio de dirección en la economía por la pérdida de poder y las dificultades para admitir los errores cometidos (…) Resulta claro que en el Gobierno hay poco compromiso de un cambio de dirección, poco reconocimiento de la gravedad de los problemas, y ausencia de iniciativas para realizar reformas profundas. Y se necesita un plan ordenado que permita restituir las bases para el funcionamiento del país.
¿Las cuotas de poder dentro del Ejecutivo inciden en el retardo de las decisiones?
—Algunas decisiones significan pérdidas de poder para algunos grupos. Muchas decisiones en materia económica tienen que ver con la política. No son argumentos técnicos, todo pasa por el cálculo político. El Gobierno está preocupado por mantenerse en el poder a pesar de que el deterioro económico es producto de sus propias decisiones, que además es el principal factor que debilita su base de apoyo político. Por ello, no hay un plan formulado de qué hacer y cómo enfrentar la caída de la producción.
¿El Gobierno no tiene interés en aumentar la producción?
—El Gobierno está fallando hasta en controlar su propia producción. En tres años, la producción cayó 20 %. Estamos en una situación grave. Hay obstáculos como las regulaciones, los permisos innecesarios, las decisiones discrecionales, que impiden aprovechar las oportunidades. Es una economía disfuncional.
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Por ahora la política económica oficial se enfoca en los Clap y en el control que esos Comités imponen, ¿por qué el énfasis en ese modelo?
—La población necesita acceder a comida y medicinas y el Gobierno ha optado por importar los rubros y distribuirlos ¿Esa es la mejor manera de usar los dólares? ¿No se tendrían que usar en producir los productos, generar empleo? Para ellos esa [los Clap] es la política más sencilla, pero la más costosa. Los dólares los gastamos y una vez que se consumen, se desaparecen. Y una economía en lugar de ser más grande es más pequeña. Esta es una economía pequeña de alta inflación en la que sufre el poder adquisitivo y que requiere de muchas acciones, no paliativos.
Los precios del petróleo en comparación con el pasado año, se han recuperado ¿Es probable que el Gobierno gaste ese dinero en otras áreas y no se invierta en aumentar la producción petrolera, que está retrocediendo?
—Hay una recuperación pequeña de los precios con una producción en caída. Sin embargo, con esas divisas el Gobierno puede pagar deuda, importar o emplearlas para cualquier otro fin. Todos esos usos compiten entre sí. Si el dinero se gasta en recuperar la producción de Pdvsa, quedaría menos para otros objetivos. Si es para consumo vía importaciones no alcanza y hay que buscar dólares adicionales. Si se emplean para cancelar la deuda, hay menos disponibilidades para el gasto. Ya el pasado año hubo un fuerte ajuste con las importaciones y una merma de la inversión en Pdvsa que condujo al declive de la producción.
¿Pueden bajar más las importaciones?
—Posiblemente no veamos mayores disminuciones, porque ya existe un bajo nivel para las necesidades de la economía. Hay que ver la composición y la calidad de las importaciones, ver si lo que se está importando es lo que se requiere.
Con estos desequilibrios, ¿puede haber una recuperación rápida de la economía?
—Hay economías que han superado las malas políticas. La economía tiene una capacidad de recuperación alta, las oportunidades existen. Pero para que eso suceda se necesita un profundo cambio en la política económica, lo cual no está sucediendo, y esto sin duda es lo que necesitan los venezolanos.
¿Cuánto puede aguantar el venezolano esta profundización de la crisis?
—Evidentemente, hay que detener el daño que se está haciendo con las malas políticas, determinar cuáles son las variables de ajustes, qué tipos de decisiones deben tomarse para que los niños no dejen de estudiar, para evitar que se coma menos, que se coma de peor calidad, porque eso genera daños permanentes. Hay que abocarse en atender el hambre y la pobreza.
En un proceso de ajuste ¿cómo se atenderían a los sectores más vulnerables?
—Si tienes una economía más grande se generan muchas oportunidades. Tienes que orientar los recursos en ayudar a las personas a superar esta transición mediante subsidios directos, programas de alimentación, programas para mejorar asistencia escolar. Acciones rápidas y contundentes. Con una economía sana habrá más dinero y posibilidades de inserción en los beneficios económicos. Una de las prioridades del gasto es evitar que los daños continúen.
¿Cómo pueden insertarse las comunidades en estos procesos?
—Si comparamos la Venezuela de hace cuatro años con la de ahora estamos muy mal, por ello, hay que abocarse en atender los problemas, lo que incluye a las comunidades. Cada quien desde su espacio puede hacer un esfuerzo pero se requiere coordinación del Gobierno y asumir la gravedad de lo que está pasando.
Fotos y vídeo: Luis Miguel Cáceres
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