Lilibeth Medina y su hija Damarias viajaron sin zapatos, desde el estado Miranda hasta la Basílica Santa Teresa, en el centro de la capital. La travesía fue un acto de agradecimiento por los favores concedidos por el Nazareno de San Pablo. Según los cálculos de los integrantes del Ministerio de Ornamentos de la Arquidiócesis de Caracas, en cada misa entraron entre 400 y 500 personas a la iglesia.

Caracas. Al culminar la cuarta misa en la Basílica Santa Teresa, este Miércoles Santo, llegó Lilibeth Medina con una de sus hijas, quien cargaba a su pequeño hijo en brazos. Ambas llegaron descalzas. Sin zapatos salieron de su casa, en los Valles del Tuy, tomaron el transporte público, llegaron al terminal de Nuevo Circo y caminaron hasta la iglesia, en el centro de Caracas.

Así lo ha hecho desde hace 23 años. Entonces, Lilibeth prometió al Nazareno de San Pablo acudir de por vida a visitarlo, si su hijo mayor, Rafael, nacía sano. Y así fue.

Salimos de nuestra casa en Valles del Tuy descalzas a visitar al Nazareno y regresamos descalzas, dijo Lilibeth.

Nazareno
Foto: Luis Morillo
La procesión va por dentro

Rafael nació completamente sano luego de que su mamá presentara varias complicaciones durante el embarazo. Él acompañó a Lilibeth a la Basílica de Santa Teresa hasta que emigró a Perú. Ella es parte de los más de seis millones de refugiados y emigrantes venezolanos que han salido del país en los últimos años. Ahora solo la acompaña Damarias, su hija menor, quien también paga promesas por ella y por su hijo.

Cuando estaba pequeña tuve dengue hemorrágico y mi mamá le hizo una promesa al Nazareno por mi salud. Y yo le prometí que vendría todos los años si mi hijo se salvaba de una infección que tuvo cuando nació, explicó Damaris.

Nazareno
Foto: Luis Morillo

En 2020 y 2021 el Nazareno tuvo que reinventarse debido a la pandemia por COVID-19 y las restricciones de movilidad, que impedían la organización de eventos masivos como los es la conmemoración del Miércoles Santo en Caracas.

En esos dos años no hubo misas y procesión en la tarde por el centro de Caracas, solo hubo un recorrido por los cinco municipios que conforman la Gran Caracas en el que el Nazareno iba sobre el papamóvil. Al no poder venir a la ciudad, Lilibeth y sus familiares se vistieron de morado y pusieron un altar fuera de la casa con una figura del Nazareno para pagar su promesa, a pesar de los cambios que provocó la COVID-19.

Regreso de los fieles a la basílica

Francisco Molla fue otro devoto que regresó a la basílica de Santa Teresa este Miércoles Santo, 13 de abril. Llegó al mediodía con su acostumbrada cruz a cuestas y vestido de morado. Caminó desde su casa, la cual no está muy alejada del templo.

Se detuvo en la entrada y empezó a rezar. Era tanta la gente a media mañana en la basílica que Francisco solo pudo ver de lejos al Nazareno.

Foto: Luis Morillo

Francisco conoció la creencia hacia el Nazareno cuando era niño. Pero en 1993, cuando la tormenta Bret que pasó por Venezuela, tumbó parte del techo de láminas de zinc y vigas de madera de su casa, su devoción aumentó. En esa ocasión, usó parte las piezas derrumbas por la tempestad para construir la inmensa cruz que pesa más de 10 kilos y que lo acompaña a pagar la promesa que cumple año tras año.

Foto: Luis Morillo

Francisco pidió al Nazareno que cuidara y ayudara con los estudios a sus seis hijos. A pesar de que ya todos son adultos, y tres no viven en Venezuela, él igual cumple la promesa de visitar al Nazareno cada Semana Santa.

Por varios años, mis hijos se negaban a estudiar. Ese fue un clamor y una petición que hice al Nazareno, de que mis hijos estudiaran y me los cuidara, expresó Francisco.

Foto: Luis Morillo

En medio de la misa de las 10:00 a. m., más de seis personas se descompensaron en menos de media hora. Algunos incluso se desmayaron y debieron ser atendidos por paramédicos. La temperatura en Caracas este miércoles era de 30° C, con sensación térmica de 31°C, en promedio.

El calor y la aglomeración de personas están provocando que haya que atender a muchas personas, tanto jóvenes como adultos mayores, comentó María Hijuelo, miembro de la Brigada Orden y Disciplina de la Basílica de Santa Teresa.

Foto: Luis Morillo
Tradición en tiempos de pandemia

Pese a que la tradición volvió a la basílica, los miembros de protocolo recordaban a los visitantes, con insistencia, el uso correcto del tapabocas. A las afueras del recinto, varias funcionarios de la Alcaldía del municipio Libertador rociaban desinfectante a las rejas recién instaladas en las entradas Santa Teresa y Santa Ana, como parte de las recientes remodelaciones de la basílica.

A las 5:00 a. m. de este miércoles se celebró la primera de las siete misas previstas en el día. La última fue a las 4:00 p. m. en medio de la plaza Diego Ibarra, oficiada por el cardenal Baltazar Porras.

Foto: Luis Morillo

Al inicio de cada liturgia no se permitía el ingreso de más personas. Al finalizar, con la entonación del Himno Nacional, las autoridades eclesiásticas solicitaban el desalojo del templo, que lució abarrotado a lo largo del día, a pesar de que en medio del salón ubicaron varias bancos para limitar aglomeraciones y permitirle a personas de la tercera edad estar sentadas.

Por cada misa ingresaron entre 400 y 500 personas, según los cálculos de los integrantes del Ministerio de Ornamentos de la Arquidiócesis de Caracas.

No tenemos capacidad completa por medidas de bioseguridad, en otros años por misa ingresaban entre 1000 y 1200 personas, sin contar a las personas que ingresan y solo se quedan algunos minutos viendo al Nazareno, explicó Rosa Vega, miembro del Ministerio de Ornamento.

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