A comienzos de enero de 2022, a casi dos años de la aparición de la pandemia de la COVID-19, la Organización Mundial de la Salud incorporó la adicción a los videojuegos al catálogo de trastornos mentales.

Caracas. En Venezuela, la declaración oficial ha activado reuniones de alerta de psiquiatras por una razón esencial: están aumentando los casos de niños y adolescentes afectados por el uso abusivo de pantallas de cualquier tipo para jugar los videojuegos. El “tatequieto” que alivia a muchos padres, a través laptop, tabletas y celulares, está degenerando en desorden mental. E inclusive “en intentos de suicidio”.

“Se han incrementado las consultas médicas por ese motivo y es una realidad en todo el mundo”, señala el psiquiatra César Sánchez Bello, especialista en trastornos por juegos, radicado en la isla de Margarita. Y recuerda la paradoja de que la propia OMS recomendó en 2019 el uso de videojuegos como una forma de interactuar y también de manejar el ocio, al aparecer la pandemia que luego impuso otras variables: la prevalencia del trastorno ha llegado hasta 50 % en varias partes del mundo. Aunque hay siempre jugadores compulsivos.

Nosotros teníamos hasta antes de la cuarentena obligatoria una consulta todos los días en el hospital Luis Ortega de Porlamar, en la que tratamos juegos patológicos y también adicciones a juegos. Por años observamos que niños, por ejemplo, dejaban de ir a clases o se fugaban para ir a la sala de videojuegos. Tuvimos mucho trabajo, pero a medida que apareció tecnología más barata y accesible, comenzamos a detectar el uso abusivo y el acentuarse de los problemas.

Estudios de empresas de tecnología en el mundo asomaron la tendencia, y determinaron el aumento del tiempo de uso de internet y de videojuegos con la pandemia, dice. Verarizon informó un aumento de 75 % de actividad de juegos en línea, coincidiendo con el aumento de actividades de estudios en el hogar. En Italia, una investigación determinó un incremento de 70 % de tráfico en internet relacionado con el Fortnite. Otro distribuidor líder de videojuegos reportó más de 20 millones de usuarios de activos simultáneos, refiere Sánchez Bello.

En septiembre de 2021, un adolescente en España se convirtió en el primer caso clínico en el mundo en ser hospitalizado por una adicción al videojuego Fortnite. Ocurrió luego de que el adolescente presentó aislamiento y rechazo a las interacciones sociales.

El asunto a tener en cuenta es cuándo se pasa esa línea de actividad normal a un problema que puede afectar la salud y convertirse en una enfermedad mental, advierte.

La adicción al videojuego en Venezuela

¿La tecnología y la pandemia acentuaron en el país estos comportamientos?

—El psicólogo y catedrático Enrique Echeburúa Odriozola había planteado que cualquier conducta normal placentera era susceptible de convertirse en un comportamiento adictivo. Cuando eso se empieza a repetir, comienza a producir cambios en zonas del cerebro casualmente ligadas al refuerzo y por eso se llama zonas de refuerzo, que pueden por la repercusión de esos cambios convertirse en una enfermedad, en un trastorno. Sin embargo, la globalización, el grupo de riesgo, ha producido importantes cambios sociales, culturales, económicos, tecnológicos y comunicacionales que han cambiado nuestra forma de ver y entender el mundo. Eso es lo que se llama la revolución tecnocientífica. El desarrollo de la comunicación satelital, las nuevas tecnologías, la computadora, telefonía, videos, han permitido la comunicación en tiempo real, y eso empieza a afectar nuestra economía y toda la vida humana.

¿De qué forma nos cambió?

—Esto ha traído como consecuencia que se ha uniformado un estilo de vida, una forma de pensar, los valores humanos sobre la base de un individualismo, y muchas veces un pragmatismo extremo, y esto ha reformulado los modos de pensar de los usuarios en cómo interactuar, comunicarnos, en exceso. Toda esa tecnología ha transformado la manera de ver el mundo, de reordenar nuestras prioridades, y define incluso nuestros lugares de trabajo, encuentro y el uso del tiempo libre, invadiendo nuestra privacidad y entonces comienza a cambiarse totalmente nuestra manera de interactuar. Y eso es lo más importante.

¿Cómo diferenciar una conducta normal del problema?

—Cuando un individuo comienza a perder el control para hacer algo. Si asoma una fuerte dependencia psicológica de esa actividad y por tanto comienza a perder interés en otras actividades gratificantes e interferir en el funcionamiento en todas las áreas, la psicológica, relaciones interpersonales, estudios, en su trabajo, allí ya está la deferencia entre lo normal y la enfermedad. Y esos son los criterios generales para hablar de adicciones. Un término que por cierto se asocia a vicio, a delito, pero la adicción es una enfermedad.

Foto: Tairy Gamboa
Diagnóstico en niños y adolescentes

¿Cómo evalúa que cada vez más niños y adolescentes estén conectados constantemente a videojuegos y redes sociales?

—Lo que ocurre es que llama la atención por lo atractivo, lo rápido, y se produce la respuesta al estímulo al punto de que para las familias se ha convertido en el “tatequieto” perfecto para mantener al niño tranquilo, entretenido, que no fastidie, como dicen. Antes, uno veía a los padres corriendo detrás de los niños o tratando de controlarlos en una tienda, porque los niños tocaban y agarraban. Pero desde que aparecieron los juegos portátiles, los niños más que tranquilos, quedan embobados. Esto, que parecía bueno al principio, luego se ha convertido en un problema.

¿Qué tipo de problema?

Pueden producir cambios en el cerebro del niño, que lo llevan al campo de una adicción. ¿De qué manera? Primero, una progresión en el tiempo del uso, en la frecuencia, entre otras cosas, y así comienza a interferir en sus estudios, en el sueño, en la alimentación. Allí observamos el impacto negativo que tiene el abuso, anterior al uso, porque luego viene la dependencia.

¿Qué se ha detectado como consecuencia del abuso de pantallas?

—Hemos visto que el abuso comienza a ocasionar una serie de daños físicos en las personas, como problemas en el túnel carpiano, ojos secos, dolores de cabeza, alimentación irregular, descuido de la higiene personal, o trastornos del sueño. En un niño o adolescente, que se queda despierto hasta 2:00 de la mañana por jugar, la privación del sueño le va a producir otra serie de problemas graves, además de la fatiga, como un debilitamiento del sistema inmune.

¿Cuáles otros daños pueden ocurrir?

—Durante el sueño se libera la hormona del crecimiento y se consolida la memoria de fijación. Además, se fortalece el sistema inmunológico que tiene un rol importante en el manejo del estrés. Si el niño duerme mal todo eso se va a perturbar.

¿Cómo se da el proceso de adicción?

—Cuando hablamos de este tipo de adicciones, hay que precisar que este es un problema multifactorial, no hay un solo factor que lo ocasiona. La interacción de factores tiene que ver primero con el individuo a nivel neurobiológico, a nivel genético, constitucional, y la relación con factores ambientales, como el entorno familiar, social, cultural y económico, que crean una vulnerabilidad. Hay personas que son más vulnerables que otras para desarrollar ciertas enfermedades crónicas como la diabetes. E igual ocurre desde punto de vista psiquiátrico y mental, están la bipolaridad, depresión mayor, y trastornos adictivos, entre otras. Esa vulnerabilidad hace que si esa persona se expone a esos factores se va a desarrollar una enfermedad, en este caso un trastorno adictivo. Es importante conocerlo, porque en los factores neurológicos existen zonas del cerebro que son vulnerables a que se produzca un signo adictivo.

¿Cuáles son esos factores neurológicos?

—Uno es lo que se llama el Síndrome de la Recompensa que se da con un neurotransmisor llamado dopamina. Cuando una persona tiene una conducta placentera se produce una liberación de ese neurotransmisor. Y si la persona repite esa acción van ocurriendo cambios en esa zona de refuerzo. La persona entonces va a necesitar que se siga repitiendo ese estímulo para liberar dopamina, y eso, la neuroadaptación, es lo que va llevando a que esa zona del cerebro vaya creando necesidad de que se repita ese estimulo, aumente la frecuencia y el tiempo en que se mantiene en lo mismo.

Otro aspecto importante tiene que ver con la corteza prefrontal que está relacionada con la adicción y con el control de los impulsos. La corteza prefrontal es totalmente inmadura y deja de serlo entre los 18 y 25 años de edad, aproximadamente. Esto hace que el cerebro de un niño o de un adolescente que todavía espera por un proceso de maduración, sea mucho más vulnerable ante una serie de factores que lo pueden llevar al desarrollo de trastornos. Por eso, un niño, cuando más temprano se inicie en bebidas alcohólicas, fume o se ponga en contacto con conductas que puedan ser potencialmente adictivas, puede ser proclive a la adicción.

niños y adolescentes
Foto: archivo
Señales de alarma del uso abusivo

¿Es señal de uso abusivo hacia la adicción que un niño o adolescente no quiera salir de su casa ni ir al colegio?

—Es una señal. ¿Cuándo un uso abusivo? En primer lugar, cuando hay un uso compulsivo de la pantalla, sea videojuegos, tabletas, celulares, es decir, pasar muchas horas conectado. También la aparición de cambios de ánimo bruscos, como una progresiva irritabilidad, y más aún cuando se intenta poner control al uso excesivo de la pantalla. Así empieza el bajo rendimiento escolar o académico, el niño o joven comienza a abandonar otras actividades de ocio, se empieza a aislar y a tener falta de interés en actividades sociales. También, cuando empiezan las alteraciones en el sueño o aparece un estado ansioso. El exceso de ansiedad puede ocurrir por estar conectado jugando, y al detenerse se pone irritado. Esas son señales de alarma que nos deben preocupar.

¿Puede un pequeño estar expuesto a la adicción a la pantalla debido a que sus padres, por la pandemia, trabajan vía online?

—Pudiera ocurrir, pero insisto en que es un problema multifactorial que implica la intervención de otros elementos. Pero pudiera ser, debido a ese “tatequieto”. La COVID-19 alteró toda nuestra vida. El confinamiento obligatorio, medida de protección establecida por la OMS, cambió al final nuestra manera de interactuar porque no podía ser cara a cara, y la comunicación comenzó a hacerse a través de pantallas. Por eso es importante hacer psicoeducación de la comunidad.

Prevenir y controlar el uso abusivo de pantallas

¿Suprimir el uso de pantallas para videojuegos, puede causar abstinencia?

—Claro, es parte del proceso de neuroadaptación. El individuo comienza a aumentar la frecuencia, el tiempo del uso y llega el momento en que ya no puede dejar jugar, de participar en la actividad. Ese vacío de la dopamina que se crea cando la persona deja de jugar, produce un síndrome de abstinencia. Entonces aparecen la irritabilidad, los dolores de cabeza, ansiedad, necesidad imperiosa de la actividad, entre otras.

Hay que entender que los niños de hoy son nativos digitales, desde que nacen ya están rodeados de la nueva tecnología y viviéndolo en el transcurso de los años y comienza su relación, ya que ellos van a satisfacer sus necesidades de entretenimiento, de diversión, de comunicación y también de información y eso los hace más vulnerables.

¿Cómo enfrentar esta nueva enfermedad de la adicción al videojuego?

—Los padres tenemos que educar a nuestros hijos para tener el mayor beneficio, pero también medir los riesgos que traen esos usos. Para prevenir hay que transmitir seguridad en el uso de la red, y esto significa conocer qué utilizan y con qué se relacionan, proteger su intimidad, utilizar programas de control para ingresar en todas esas cosas. Otro aspecto importante es limitar horarios para el uso recreacional de las pantallas. Además, usarlos en un lugar común de la casa donde los padres puedan observar lo que juegan. Eso de que cada una tenga su equipo en la habitación no es recomendable.

¿A qué otros detalles deben estar atentos los padres?

—Respetar las horas de sueño, de comida, del estudio, y de jugar incluso, porque deben entender que para todo hay una edad. Y los videojuegos también tienen una clasificación del contenido de acuerdo con la edad. Los padres deben ser cuidadosos y tomar decisiones. Y es importante la comunicación, pactar las normas de juego, escuchar los motivos, las peticiones de los hijos, para llegar a acuerdos. Y encontrar un equilibrio entre todos los aspectos positivos que trae la tecnología y marcar los límites para evitar los problemas que pueda haber. Pero no solo es su exposición y la adicción que pueda haber. También el ciberacoso, el robo de información, el de adultos que se hacen pasar por niños, puede llevar a situaciones complejas y peligrosas.


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