Sistema hídrico de Falcón a punto de sucumbir por falta de gerencia y por un acueducto bolivariano moribundo

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Millones de dólares se han despilfarrado en el sistema hídrico de Falcón, sin embargo, los altos niveles de sedimentación harán inutilizable el embalse Maticora para entregar agua a los cinco municipios del occidente y a los tres de la Península de Paraguaná. En tanto, al oriente, quienes dependen del sistema el Falconiano ven escasas sus esperanzas porque las aducciones y la falta de planificación y auditoría no trazaron planes para prestar el servicio de forma eficiente. Mientras las comunidades se las ingenian cavando pozos y usando quebradas cuyas aguas están contaminadas.

Coro. Desde hace varios años el reto de las autoridades ha sido garantizar el sistema hídrico en el estado Falcón, pero las acciones insuficientes, así como la sedimentación, pronosticada hace 24 años, del mayor embalse de la región: Matícora han conspirado contra el logro de la meta.

El Sistema El Falconiano con serios problemas en el bombeo y la adecuación de las aducciones hacen el servicio deficiente y muchas comunidades carecen de agua.

La falta de auditorías en la Hidrológica de Los Médanos Falconianos (Hidrofalcón) es una de sus grandes debilidades para proyectar un plan operativo que le permita mejorar sustancialmente el servicio técnico para dar respuestas efectivas a la demanda del colectivo.

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A pesar de los constantes dragados en Maticora, no hay certeza de mantener un embalse operativo para dar agua a las comunidades del occidente y de Paraguaná en el estado Falcón.  Foto: Cortesía.

El agua es considerada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como un derecho humano indispensable para una vida digna. En gran parte del país esta premisa no se cumple debido a la ausencia de políticas públicas que permitan la eficacia y efectividad del servicio hídrico.

La necesidad de conseguir agua en muchas comunidades falconianas, desplegadas en las 85 parroquias que integran el occidente de la entidad, les lleva a buscarla dónde y cómo sea para poder “sobrevivir”.

Hacen falta agua, medicamentos, alimentos, transporte y hasta de las ganas de vivir con decencia”, dijo Ana Piña, residente del occidente del estado.

Mientras Juan Colina, del sector Llano Grande, poblado ubicado en la troncal 003 Falcón–Zulia, asegura que: “Ni siquiera nos han dado por un mes agua continua en la tubería. Y cuando la han proporcionado viene turbia, no la podemos beber”. Esa es la referencia que tiene del agua que alguna vez le surtieron desde el Acueducto Bolivariano hace una década.

Matícora no calma la sed del occidente

Una de las grandes anomalías que presenta el Acueducto Bolivariano de Occidente, más allá de los cambios estructurales del proyecto inicial, son los altos niveles de sedimentación y turbidez develada en los primeros estudios de batimetrías —estudio de las profundidades de cuerpos de agua— realizados por Hidrofalcón entre 1998 y 2003, aproximadamente.

Jorge Olivares, exgerente de asuntos públicos y vocero oficial de la hidrológica en esos años, explica a Crónica.Uno que “Matícora fue creado para un sistema de riego”. La razón estaba en la composición físico química de la zona que presenta altos niveles de salinidad y sodio, elementos que son dispersantes y erosivos. “Las 15.000 hectáreas que rodean Matícora están para usarse bajo esta modalidad”, dijo.

En 2001, la empresa de origen iraní Tahal, contratada por la hidrológica, hizo unos estudios de batimetría que arrojaron como resultado la necesidad de usar plantas desalinizadoras para “bajar los niveles de turbiedad de Matícora” y luego enviar el agua a la planta de potabilización para mayor eficacia en la purificación. Pero esta sugerencia nunca fue acatada.

Se hizo una inversión que no era justificable desde el punto de vista de la vida útil operativa del embalse Matícora”, afirmó Olivares.

Esta afirmación fue corroborada por el ingeniero hidráulico y especialista en diseño de presas, Luis Suárez, que 24 años antes develó en informe presentado en 1998 la pérdida por sedimentación del embalse Matícora.

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Cumareberos hacen cola para poder agarrar agua en una planta desalinizadora. Foto: Joanne López.

Para 2022, Matícora perderá su capacidad para almacenar agua por los altos niveles de sedimentación en el fondo del embalse.

En 2010 se realizó en el embalse el último estudio batimétrico, el cual arrojó que tres de las cuatro compuertas de la torre estaban cubiertas de sedimentos y que su capacidad de almacenamiento había disminuido a menos de 165 millones de metros cúbicos de agua, de 452 millones de metros cúbicos de almacenamiento para la época de su construcción como embalse en 1978.

La inversión para construir el acueducto fue de 450 millones de dólares. Durante su consolidación el proyecto original fue modificado. El mismo Hugo Chávez dudó de su eficacia ante el cuestionamiento de los especialistas de la empresa china Camce (Engineering Co. Ltd) de poder sacar agua potable por la vieja sedimentación. Los recursos fueron administrados por el Ministerio de Ambiente, hoy Ministerio de Ecosocialismo y Aguas.

Con estos resultados quedó demostrado que las denuncias sobre la sedimentación acelerada del embalse, cuando comenzó la construcción del acueducto, estaban en lo cierto. Aun así se continuó con la obra.

Dragados y más dragados para eliminar el sedimento

Para corregir todos estos desaciertos que se cometieron se necesitan cuantiosos recursos financieros y abrir investigaciones que conlleven la determinación de responsabilidades.

Bajo el mandato de Jesús Montilla, el entonces alcalde bolivariano del municipio Miranda, Rafael Pineda, preguntó: ¿Cómo queda la inspección y los controles internos del Ministerio del Ambiente?

Durante 2019, 2020 y 2021 se han reportado trabajos de dragado para eliminar los sedimentos del fondo del embalse Matícora.

El agua no llega aún a la tubería. Un camión cisterna en la zona puede costar hasta 25 dólares. Los poblados del sector sur del occidente padecen de sed pese a que tienen en su suelo el Acueducto Bolivariano.

Ni las alcaldías, ni la hidrológica cuentan con recursos para mantener y/o alquilar los camiones cisternas para surtir a las comunidades.

El concejal de Primero Justicia y residente del occidente falconiano, Álvaro Leal, ha denunciado en reiteradas oportunidades la falta de cisternas para abastecer de agua a los municipios Mauora y Buchivacoa. En esta última localidad hay una planta desalinizadora que jamás se puso en funcionamiento y nadie da cuenta de ello.

En Cumarebo se enfrentan a la hidrológica

El panorama no es muy distinto en otras latitudes de la xerófita Falcón. La aridez obliga a consumir mayor cantidad de agua por las altas temperaturas y la salinidad que caracteriza este estado.

El consumo de agua por persona se calcula en esta entidad en unos 250 litros al día, uno de los más altos de Venezuela. Es decir, que una familia falconiana consume al menos 36,5 metros cúbicos de agua al mes.

Al litoral de la entidad se contabilizan 11 municipios, todos con graves problemas hídricos. En esta zona el agua debe llegar por el sistema El Falconiano integrado por los embalses Hueque, Barrancas y El Isiro, cuyo servicio cubre a casi 70 % de la población.

En Cumarebo, municipio Zamora, los pobladores se las han ingeniado para poder satisfacer su demanda de agua no solo para el consumo humano, sino para los quehaceres diarios.

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En el sector San José optaron por cavar un pozo con el cual esperan poder paliar la escasez de agua. Foto: Joanne López.

En el sector San José Obrero, en pleno casco central del Zamora, los vecinos optaron por perforar un pozo que hasta ahora lleva ocho metros de profundidad para poder conectarse con un tubo matriz de agua salada, con la cual pretenden llenar bidones para las tareas cotidianas, informó Miguel Medina.

Este habitante del sector y policía jubilado se ha dedicado junto con la comunidad a tratar de solventar esta eventualidad que lleva más de tres años.

Solo resta por colocar unos anillos y el tan ansiado líquido comenzará a fluir”, comentó Medina.

La hidrológica se ha hecho la vista gorda. No es el primer pozo que se abre en esta localidad y sin supervisión técnica especializada.

Los vecinos de El Cerro, también en Zamora, desde hace un año cuentan con un pozo ya en funcionamiento. Los zamoranos se han organizado y llevado hasta la Defensoría del Pueblo la denuncia para recibir respuesta de parte de Hidrofalcón ante la falta de prestación de un servicio fundamental.

2500 usuarios exigen la restitución del servicio que tienen más de tres años sin recibir. Ante la presión pública y comunitaria se reparó un tramo de una aducción de tubería del circuito Barrancas-Cumarebo. El tramo reparado fue de 200 metros en el sector La Horqueta en abril de 2021.

José Goitia es ingeniero y representa a la comunidad en la querella, que data de febrero de este año, contra Hidrofalcón por violación de los derechos colectivos y difusos contra los cumareberos. Asegura que los trabajos “realizados a paso de morrocoy” solo duraron 45 días, pues desde junio volvió a quedar sin servicio todo el municipio.

La respuesta de la hidrológica ante la exigencia colectiva fue: el agua se necesita para surtir al Complejo Refinador Paraguaná (CRP). El vocero comunitario tiene un acta manuscrita, pero con sello húmedo que reza: “No se puede suministrar agua al municipio Zamora por órdenes superiores, porque están abocados para arrancar una de las plantas refinadoras de Amuay”. Zamora aún está sin agua, denuncia Goitia.

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Hidrofalcón respondió ante las quejas de las comunidades que da preferencia al Complejo refinador Paraguaná antes que a las comunidades en el suministro del agua. Foto: Joanne López.
CRP disminuye capacidad del servicio de agua a las comunidades

Especialistas consultados por Crónica.Uno han dejado claro que la situación con el CRP siempre ha sido la misma, sin embargo, entre 2000 y 2003 se realizó una evaluación de cómo hacer llegar agua a las refinerías sin afectar a las comunidades. Sobre todo a las de Paraguaná.

Jorge Olivares explica que con la empresa Tahal se logró hacer un estudio, entre 1998-2003, para obtener la opción de independizar las instalaciones petroleras del sistema El Falconiano, pues demandaba unos 800 litros/segundo para las operaciones.

Surgió entonces, añade Olivares, la alternativa de las desaladoras para liberar 500 litros/segundo e incorporarlos al servicio residencial en Paraguaná, cuya demanda es de 600 litros/segundo.

Todo estaba listo: se compraría una planta para purificar esa cantidad de agua que estaría dentro de las instalaciones, pero serían operadas por técnicos de Hidrofalcón para garantizar su funcionalidad y mantener ingresos propios para la hidrológica.

Lo último que se supo, en 2012, es que compraron no una, sino varias plantas desaladoras de menor capacidad. Se instalaron, pero ya no están en funcionamiento porque no han tenido el mantenimiento adecuado y se sigue cargando el sistema para enviar agua a las refinerías. Ese es el gran problema en Paraguaná.

Por Matícora jamás le va a llegar agua a las comunidades paraguaneras, dijo una de las fuentes consultadas

La opción que estaba en la mesa era la construcción de una planta de tratamiento modular y usar el acuífero de Buchivacoa, donde a 15 metros de profundidad se consigue agua, y así enviarla al norte de la región.

Este proyecto tampoco fue considerado por las autoridades de Hidrofalcón, presidida entonces por Jhonny García, “quien desblindó y comenzó la destrucción de la empresa hídrica más sólida que tenía el país”, sentenció Olivares.

Fue así como en 2004, Hidrofalcón perdió la certificación ISO 9000 que la mantenía como una de las empresas más seguras y estables de la entidad falconiana.

Ausencia gerencial

Para los especialistas consultados, en Falcón no hay una gestión en materia de agua y el colapso ya está presente en el sistema hídrico de la entidad.

Si las autoridades quieren recuperar el servicio y ser efectivos y eficientes en la prestación del mismo, deben establecerse objetivos, metas y estrategias que partan desde la revisión de los procesos internos hasta la imagen que se da al colectivo”, afirman los especialistas.

Otra tarea que recomiendan es recuperar los sistemas de bombeo que están obsoletos debido a que operaban con tecnología de la empresa alemana Siemens, que se fue del país en 1999, cuando Hugo Chávez les canceló el contrato.

“Allí comenzó la debacle del sistema hídrico, así como el de la falta de mantenimiento de la planta Josefa Camejo”, se lamentan.

A la par hay que revisar infraestructuras y la continuidad del servicio para determinar la eficiencia del mismo, así como la cobertura que se tiene hasta ahora; la calidad del agua y los procesos de potabilización; la regularidad en el servicio y un plan de inversión cónsono con la realidad y no para hacer política electoral.

Olivares recuerda que bajo su gerencia en Hidrofalcón el sistema de comercialización era de 90 % de efectividad, con lecturas reales en los medidores para tener una cobranza sincerada de acuerdo con el consumo de las familias o empresas.

“Nada de eso ocurre ahora, hay desproporción en las facturas con proyecciones alejadas de la realidad y, como consecuencia, lo único que se obtiene es cero ingresos para las arcas de la hidrológica y deudas acumuladas de los usuarios cuyos recibos son impagables por el salario de los venezolanos y, por lo tanto, no hay recursos para invertir en materia de agua”, concluye el ingeniero.


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