Trabajadores del hospital Luis Razetti de Barcelona aseguran que acudir al recinto es un riesgo para la salud

riesgo para la salud

Convivir entre cadáveres apilados, heces de roedores y otras alimañas, además de una infraestructura deteriorada, es el panorama que a diario sufren quienes hacen vida laboral en el recinto hospitalario más grande del oriente del país.

Barcelona. Un riesgo para la salud pública, así califican quienes trabajan en el Hospital Universitario Luis Razetti de Barcelona, el panorama que viven a diario cada vez que acuden a sus puestos de trabajo.

Aunado a los pírricos beneficios económicos que devengan, quienes laboran en el hospital más grande del oriente del país, deben enfrentar condiciones de insalubridad que los ponen en riesgo de contraer enfermedades como paludismo, tuberculosis, entre otras.

Junior Murillo, camillero del hospital Razetti, sostiene que el ambiente en que desempeñan sus actividades es terrible. Convivir entre cadáveres apilados, restos de placentas, amputaciones, acumulación de basura e instalaciones llenas de cucarachas, ratas y otras alimañas, son parte de su día a día.

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La insalubridad campea en todas las áreas del hospital. Foto: José Camacho.

Murillo dice que aunque las autoridades no dan información alguna, el año pasado su colega Joelvis Sojo y el ascensorista Nelson Mejías murieron a causa de paludismo que contrajeron en ese centro de salud, pruebas del riesgo para la salud que representa trabajar ese centro hospitalario.

Aquí las condiciones de insalubridad son graves y las enfrentamos tanto trabajadores como pacientes. Hace tiempo que en el hospital no realizan una fumigación y los zancudos rondan por todos lados sobre todo en las noches. Nosotros estamos expuestos a cualquier riesgo, porque para trabajar nos dan un par de guantes para todo el día, las aseadoras tienen que manipular los coletos a mano limpia porque a ellas no les dan guantes y pueden contraer cualquier bacteria. Esto es inhumano”, afirmó.

Además de paludismo, Murillo aseguró que también se han presentado dos casos de tuberculosis en empleados del recinto, a los cuales se les hicieron las pruebas respectivas para determinar si el diagnóstico era positivo.

Ronald Rodulfo, camillero y del Movimiento de Trabajadores por la Salud en Anzoátegui, sostuvo que desde noviembre de 2019 hasta el jueves pasado, había más de 130 cadáveres de neonatos que se encontraban en la morgue del centro asistencial, los cuales no fueron reclamados por sus progenitores al no tener los recursos para realizar el sepelio.

Tras los llamados de atención que hicieran los trabajadores a la directiva del centro, los cuerpos fueron sepultados el viernes 24 de enero, por autoridades del Cicpc y del Ministerio Público en el cementerio municipal de Puerto La Cruz.

Morgue en crisis

Rodulfo afirmó que si bien lograron que los cuerpos fuesen sepultados, el problema no ha terminado porque de las 12 cavas que tiene la morgue del hospital, solo una funciona y la unidad crematoria “tiene siglos sin funcionar”, además que el recinto no cuenta con electricidad desde 2019.

No hay quien tome cartas en el asunto, el recinto no tiene luz desde el año pasado. La acumulación de restos es altamente contaminante, esos restos deberían ser depuestos inmediatamente, pero no, los dejan, y quienes sufrimos somos los trabajadores porque los olores son insoportables. No vemos respuesta de ningún ente, hay pacientes en cuarentena con tuberculosis y VIH que bajan en el mismo ascensor y los trabajadores terminan contagiados”, señaló.

En total son 30 personas que trabajan en la morgue. En el lugar funciona además un archivo que está altamente contaminado, esto sin contar que también están expuestos a cualquier enfermedad los empleados de las empresas funerarias que acuden a retirar los cadáveres.

“Esto es un círculo vicioso y lo peor del caso, es que en el hospital no hay insumos para atender a los trabajadores, cuando medio podemos ayudar a uno llega otro y todo se nos complica”, dijo.

Descanso entre alimañas

Los médicos especialistas del servicio de Cirugía General protestaron el fin de semana pasado por las condiciones del sitio que debería ser para el descanso durante las guardias.

Heces de roedores, polvo, falta de aire acondicionado, ventanas sin vidrios ni protecciones que facilita que cualquiera con acceso al pasillo entre a las habitaciones o la exposición perenne a los mosquitos transmisores del paludismo o dengue, es lo que reina en lo que supone son los espacios para el reposo de los médicos, los cuales, aseguran, están por debajo del derecho a la vida.

“Desde hace más de un año se ha informado en reiteradas oportunidades a las autoridades del hospital las condiciones mínimas de higiene, salubridad y ergonomía que debe tener el cuarto de descanso de cualquier trabajador en el área de salud que pernocta por 24 horas o más. ¿Hasta dónde es posible laborar de esta manera? Estamos exponiendo nuestra salud para brindar salud a los demás”, refirió Edison Hernández, secretario del Movimiento de Trabajadores por la Salud.

El cierre técnico del recinto no está descartado por los trabajadores, quienes sostienen que si bien es cierto que se han hecho refacciones en el hospital, estas serán estériles si no se garantizan condiciones mínimas de trabajo para el personal.

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Trabajadores reclaman condiciones mínimas para prestar sus servicios. Foto: José Camacho.

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