Universidad de Carabobo inicia clases con instalaciones en ruinas, 700 profesores menos y matrícula reducida en 50%

UC

Cerca de 25.000 estudiantes abandonaron las aulas de la Universidad de Carabobo para el nuevo periodo académico iniciado este 11 de octubre. Autoridades rectorales indicaron que la casa de estudios carabobeña enfrenta un nuevo ciclo de actividades, sin transporte, sin comedor, una plantilla reducida de profesores y prácticamente desmantelada por la delincuencia.

Valencia-. Con carencias que van desde la falta de comedor universitario, déficit de transporte, ausencia de 700 profesores y un 50% menos de matrícula estudiantil, la Universidad de Carabobo (UC) inició este lunes sus actividades académicas y administrativas, atendiendo el llamado de la administración de Nicolás Maduro.

El vicerrector académico de la UC, Ulises Rojas, señaló que en 2018 la matrícula estudiantil era de 50.000 estudiantes, lo que la dejaba a la par de la Universidad Central de Venezuela como las casas de estudios superiores con mayor número de estudiantes en el país. Para el nuevo periodo académico, solo se inscribieron 25.000 bachilleres distribuidos en sus seis facultades.

La merma de docentes ha sido considerable, pues 700 profesores han dejado sus puestos de trabajo en los últimos tres años. Rojas explicó que el grueso de los educadores ha solicitado su jubilación, lo cual es un fenómeno atípico.

Los profesores cuando cumplen 25 años solicitan la jubilación de inmediato. Esto antes no ocurría, había profesores con 30 años de servicio dando clases, pero había seguridad económica. Ahora los profesores buscan otros empleos para poder subsistir″, lamentó el vicerrector académico de la UC.

Sin servicios

La falta de presupuesto ha llevado a la debacle al alma mater carabobeña. Los estudiantes no cuentan con servicio de comedor, y el transporte universitario es insuficiente, pues de 40 unidades con las que contaban para movilizar a los alumnos, apenas hay dos operativas para atender a los bachilleres del campus Bárbula y el núcleo La Morita, en el estado Aragua.

El recorte presupuestario también afectó la investigación y desarrollo tecnológico. Rojas señaló que no hay recursos para invertir en equipos de computación y tecnología.

La investigación docente está paralizada, y los pocos profesores que adelantan una investigación es por recursos propios o financiamiento externo. Los laboratorios para prácticas estudiantiles están cerrados, igual que la biblioteca.

No hay suficientes fondos para la reactivación de la flota de transporte, no hay dotación para las bibliotecas, no tenemos dinero para los laboratorios de investigación. Tenemos equipos de tecnología obsoletos. El déficit presupuestario para servicios estudiantiles como el comedor es abismal″, enlistó Rojas.

Desde 2018 estudiantes de la Universidad de Carabobo denunciaban que el déficit presupuestario afectaba los servicios estudiantiles. En noviembre de 2019 cerraron la autopista Variante Bárbula-San Diego para exigir mejoras en el transporte estudiantil y denunciar la calidad de la alimentación que ofrecían en el comedor.

Para ese momento solo seis unidades de transporte estaban dispuestas para movilizar a 3500 estudiantes. El comedor solo ofrecía arroz aliñado. La beca estudiantil estaba tasada en 1000 bolívares, que era equivalente a 50 centavos de dólar.

2021: un año de robos

Igual que en otras casas de estudios del país, el hampa dejó en jaque a nueve dependencias de la Facultad de Ciencias de la Salud. El 21 de julio el personal de seguridad del campus Bárbula se percató de la vandalización y saqueo del Pabellón 17, donde funciona la Dirección de la Escuela de Medicina. Los antisociales cargaron con computadoras, equipos de oficina y lámparas.

La decana de la Escuela de Medicina, Doris Nóbrega, informó entonces que a los delincuentes no les bastó con hurtar los equipos de oficina, sino que quemaron el lugar. Con esa última acción vandálica, nueve de las dependencias de la Facultad de Ciencias de la Salud cerraron forzosamente sus puertas.

Pero los robos no empezaron en julio, sino a principios de año. En la última semana de enero hubo dos en el Módulo 17, sede de la Escuela de Medicina en Bárbula, Naguanagua; se llevaron sillas, parte del techo del auditorio y vandalizaron las aulas de clases. Por esto se vieron afectados 320 estudiantes de tercer, cuarto y quinto año de la carrera. El hecho ocurrió luego de haber realizado una jornada de desmalezamiento.

En junio los delincuentes cargaron con 17 computadoras de la Escuela de Enfermería. A mediados de mes le tocó el turno a la Escuela de Bioanálisis, en donde se robaron 19 equipos de computación que constituían la Sala Telemática.


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