Valencia cumple 469 años en medio de una primavera cultural para rescatar su identidad

Valencia

El acta fundacional de Valencia lleva más de 300 años perdida, lo que vuelve incierto el momento de nacimiento de la ciudad.

Valencia. Valencia, la Novia del Sol, es el nuevo eslogan que la alcaldía utilizó para celebrar los 469 años de fundación de la antigua ciudad industrial de Venezuela, basándose en la canción de Eleazar Agudo.

El pasado 25 de marzo, la ciudad celebró un nuevo aniversario y en medio de crisis multidimensionales la otrora capital económica de Venezuela, lucha por redefinir su identidad.

Luis Heraclio Medina, abogado, historiador y ocupante de la silla número Q de la Academia de la Historia del Estado Carabobo, ve a Valencia como una ciudad que está saliendo de un trauma. Dicho trauma proviene de la destrucción de las instituciones locales. Sin embargo, considera que Valencia está en un proceso de reconstrucción gracias a un repunte cultural que viene de la sociedad civil y sus proyectos para la ciudad.

Eduardo Monzón es uno de esos promotores. Es periodista y con su proyecto Más Valencia, logra presentar a esa ciudad histórica a todo el que quiera. Propuestas así ayudan a lo que él denomina una nueva “primavera cultural” que busca reconectar al ciudadano con esa identidad.

“Esto tardará unos 15 años en dar frutos pero ya se ha iniciado un trabajo”, dice

Una cuestión de fechas

El problema identitario de Valencia empieza incluso con la incertidumbre sobre su fundación. Si bien se toma en cuenta el 25 de marzo de 1555, Heraclio Medina dice que no hay pruebas históricas de ello. Dicha fecha se debió a una explicación dada por el autor colombiano José de Oviedo y Baños. Sin embargo, ocurrió 200 años después de la fecha en cuestión.

Otras investigaciones reflejadas por el historiador apuntan al año 1551 y despojan a Alonso Díaz Moreno del título de fundador y se lo otorgan a Vicente Díaz, quien viajó desde Borburata hasta el territorio valenciano y fundó un hato con 25 personas.

La pérdida del acta fundacional durante asedios a la ciudad en el siglo XVII han extendido esta interrogante hasta la actualidad. “No hay documentos y no sabemos ni siquiera si llegó a existir”, dice Medina.

Sin embargo, para entender la identidad de Valencia hay que irse a su cultura y Luis Heraclio Medina lamenta que debido a las migraciones masivas que sufrió desde finales de 1950 a raíz del boom industrial se perdiera su esencia. No obstante, era una ciudad caracterizada por ser muy culta y religiosa.

Las migraciones afectan porque estas se integran a la ciudad, pero no a su pasado.

Lo desconocen y no saben donde queda la calle Páez o donde estuvo el Cine Imperio y lo peor es que tampoco les interesa saberlo”, dice Medina.

¿Cómo es Valencia?

Monzón sostiene que sobre Valencia reposan muchas etiquetas negativas como el clasismo, la mala educación, entre otras, y que todas son parte de un mito histórico.

“El valenciano es un ser social complejo que atraviesa un momento de redescubrimiento porque se vio obligado a hacerlo ya que perdió su industrialización y se quedó sin esa etiqueta de la ciudad industrial”, afirmó.

Por esto, el historiador divide a Valencia en tres etapas durante 60 años. La primera en el inicio de la industrialización, luego la parálisis de la economía que empezó 10 años antes de la llegada del chavismo y la etapa actual en la que la ciudad se readapta a nuevas formas de vivir.

Ana Isabel Taboada es la primera presidenta de Fedecámaras Carabobo, y amplia conocedora del mundo empresarial e industrial. Ella también separa la historia en tres etapas, una que va desde 1950 hasta 1980, cuando iniciaron las industrias; otra que empieza en 1980 y termina en 2000, cuando llegó la consolidación, y luego la debacle, que sería la tercera.

Ahí dejamos de ser la ciudad industrial, pero así ya no lo seamos sigue estando en nuestro ADN, somos industriales es como nuestro sentido de cultura, es nato, es parte de la valencianidad”, dijo.

Monzón reafirma la idea de que hoy por hoy la identidad del valenciano no está clara.

“No hemos entendido cómo sufrimos tantos cambios en tan poco tiempo y mucho menos toda la destrucción vivida. Sin embargo, este proceso nos ha llevado a valorar lo que teníamos y a dejar al descubierto lo débil que fue esa construcción identitaria, porque en la primera gran crisis se derrumbó”, dice.

La encrucijada

Sobre si Valencia es importante, Luis Heraclio Medina no lo piensa dos veces y dice que “sí”. Primero, por su papel histórico, luego por su industrialización y después por su enclave geográfico. “Para ir a la costa y al llano hay que pasar por Valencia”. Además, recalca que Valencia es más antigua que Caracas. “De aquí salió la partida y los ganados para fundar a Caracas. Es decir, los primeros caraqueños fueron valencianos”.

Monzón da una estocada al decir que Valencia creció de espaldas a su historia y por ende mientras se construía iba destruyendo todo lo que había sido hasta no dejar casi huella.

Prueba de ello es que crecimos alejados de nuestro lago con una gran herencia natural  y cultural ¿Qué es el lago de Valencia hoy en día? Una gran cloaca”, cuenta.

Taboada opina que aunque la fecha histórica de la fundación de Valencia sea incierta, cada vez más los ciudadanos celebran el día. A ella nunca se le olvida porque además es su cumpleaños.

A juicio de los tres, a Valencia hay que celebrarla por lo que fue, por lo que es y por lo que será. Además por tener muchos emblemas: Su casco histórico, sus iglesias, sus parques, el cerro El Casupo, el río Cabriales, las sardinas en el bar La Guairita, las pinturas de Salazar, las Brujas de Vigas, los helados de Concetto, su Virgen del Socorro y personajes como José Donato de Austria, Domingo Antonio Olavarría, Carlos Stelling y la familia Degwitz, entre otros, porque Valencia es su gente y ellos han tejido la identidad de esta ciudad.


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