Magdymar León, psicóloga clínica e integrante de Avesa, expresó que los niños, niñas y adolescentes con alguna discapacidad son más vulnerables de ser víctimas de abuso sexual.
Caracas. Los niños, niñas y adolescentes víctimas de abuso sexual requieren un alojamiento temporal seguro lejos de sus victimarios, así lo afirma el abogado Leonardo Rodríguez, defensor de derechos humanos e integrante de la Red por los Derechos Humanos de Niños, Niñas y Adolescentes (Redhnna).
Rodríguez explicó que la Ley Orgánica para la Protección del Niño, Niña y Adolescente (Lopnna) no establece un procedimiento para personas de esta población que fueron víctimas de abuso sexual.
“No hay un sistema robusto de protección a la víctima y testigos. No existen refugios para salvaguardar la integridad de la víctima mientras se realiza el proceso de investigación”, dijo.
Destacó que el sistema de protección de la Lopnna, por mandato, debe ser integral. Por lo cual no tiene sentido contar con órganos de justicia si no existen programas “que soporten las medidas adoptadas por el sistema de justicia”.
“Se necesita que el sistema muestre una cara amable a la víctima, muchas de las actuaciones terminan en revictimización. No existe la confidencialidad en el trato que se da a la víctima, sobre todo a nivel de Consejos de Protección”, señaló Rodríguez.
Desde enero hasta junio de 2023, el Ministerio Público recibió 2076 casos de abuso sexual de niños, niñas y adolescentes. Durante ese período los estados con mayor incidencia fueron Distrito Capital, Zulia, Carabobo y Miranda. El organismo acusó de este delito a 931 personas.
¿Qué es el abuso sexual?
Magdymar León, psicóloga clínica y coordinadora general y de proyectos de la Asociación Venezolana para una Vida Sexual Alternativa (Avesa), explicó en una trasmisión en vivo en Facebook, que el abuso sexual, de acuerdo con lo estipulado en la Lopnna, es un tipo de violencia sexual dirigida contra niños, niñas y adolescentes.
Por su parte, Rodríguez añadió que el abuso sexual es un delito pluriofensivo. No solo afecta el derecho a la integridad personal, sino también a otros derechos como al libre desarrollo de la personalidad, a la salud, al buen trato, a estar protegido contra cualquier forma de esclavitud, servidumbre y trabajo forzoso o protección contra el traslado ilícito (en el caso del tráfico de personas).
“Son múltiples los derechos o bienes jurídicos lesionados como consecuencia del abuso sexual de los niños, niñas y adolescentes. Y en todos los casos, el abuso sexual va a traumar psicológicamente a la persona. Tanto por la experiencia misma, como por los sucesos posteriores que pueden revictimizarla o por los daños ocasionados a la salud a través de infecciones de transmisión sexual o embarazos no deseados”.
El artículo 259 de la Lopnna dice:
Quien realice actos sexuales con un niño o niña, o participe en ellos, será penado o penada con prisión de dos a seis años.
Si el acto sexual implica penetración genital o anal, mediante acto carnal, manual o la introducción de objetos; o penetración oral aún con instrumentos que simulen objetos sexuales la prisión será de quince a veinte años.
Si el o la culpable ejerce sobre la víctima autoridad, Responsabilidad de Crianza o vigilancia, la pena se aumentará de un cuarto a un tercio.
Formas del abuso sexual
Magdymar León aclaró que hay varias formas de abuso sexual que no necesariamente tienen que ver con la penetración. El abuso sexual también se comete a través de tocamientos de partes del cuerpo y en los genitales.
La forma más reconocida es la violación, la cual consiste en la penetración vaginal, anal u oral, ya sea con los genitales, dedos u objetos.
Sin embargo, puede existir abuso sexual sin que exista contacto físico. Por ejemplo, cuando se expone a un niño o niña a ver pornografía, a ver la estimulación sexual de una persona adulta (o del mismo victimario) y relaciones sexuales entre parejas. Incluso, si el agresor le envía fotos o vídeos de sus genitales a la víctima o videos masturbándose.
“Aquí ni siquiera se está tocando al niño o a la niña, pero se expone a una actividad sexual para la que no está preparado. Entonces hay que entender que el abuso sexual no implica única y exclusivamente la penetración”, expresó Magdymar.
Principales víctimas
León argumentó que dentro del grupo de niños, niñas y adolescentes, hay unos que tienen mayor vulnerabilidad. Mencionó que en primera instancia quienes presentan discapacidad de cualquier tipo son los más vulnerables.
“Puede ser discapacidad cognitiva, puede ser discapacidad física, visual, auditiva, motora. Los niños y niñas con alguna discapacidad tienen mayor vulnerabilidad, puesto que algunos no pueden identificar, no pueden hablar, no pueden contar o no se dan cuenta de lo que pueda estar ocurriendo”.
En segundo lugar están los niños, niñas y adolescentes en situación de calle o con desprotección del núcleo familiar. Igualmente, están los hijos e hijas de mujeres que tienen algún trastorno mental donde el grupo familiar no esté fortalecido.
Finalmente nombró a los niños, niñas y adolescentes que fueron dejados por sus padres producto de la migración, quienes muchas veces quedan al cuidado de terceros.
Fases del abuso sexual
León manifestó que existen al menos tres fases del abuso sexual en niños, niñas y adolescentes. La primera es la fase de seducción o acercamiento. El agresor pretende generar un vínculo de confianza con la víctima y sus cuidadores. En esta etapa el agresor identifica las vulnerabilidades que tiene el niño o niña para cometer el delito sin que nadie sospeche.
“Pensamos que el abuso sexual se da de golpe, que es un episodio único y que es un ataque que se da en una única oportunidad. Y lo que encontramos es que esto se viene gestando desde hace un tiempo, que pueden ser días, meses o incluso años”, manifestó.
En segundo lugar está la fase de secreto o silencio de la víctima, que el agresor logra a través de halagos, chantaje, amenazas y manipulación psicológica. La tercera fase es en la que se comete propiamente el abuso sexual.
Modelo de protección y atención para niños, niñas y adolescentes
A juicio del abogado Leonardo Rodríguez, debe haber un replanteamiento en el modelo del sistema de justicia, sobre todo partir del hecho de que las víctimas son niños, niñas y adolescentes y el modelo actual “está construido desde el adultocentrismo”. Por tanto, es necesario que el sistema esté diseñado desde el principio de prioridad absoluta.
“Los niños, niños y adolescentes necesitan saber que existen mecanismos seguros y adaptados a las capacidades de ellos para presentar denuncias. Que realmente serán protegidos al denunciar. Sobre todo, que las escuelas cuenten con un protocolo de actuación claro y conocido por el personal educativo. Para que puedan responder ante denuncias o indicadores de abuso sexual. Las personas que trabajan en escuelas, colegios, liceos están obligadas a denunciar ante las autoridades los casos que conozcan de abuso sexual mientras estén prestando tales servicios”.
León concluyó con que las autoridades deben desarrollar un plan de prevención y atención de la violencia basada en género. Debe incluir, de manera específica, la creación de programas y proyectos en torno al abuso sexual.
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