Con un flujo de ingresos petroleros disminuido el Gobierno prioriza la deuda. Para el cierre de 2017, Ecoanalítica proyecta importaciones en 15.300 millones de dólares.
Caracas. José Correa es un jubilado que recorre las farmacias de Maracay (estado Aragua) a la búsqueda de insulina, pero la respuesta que recibe en cada visita a los establecimientos es que “no hay”. Desde hace meses no cuenta con el medicamento que le permite controlar la diabetes, porque es importado.
La ausencia de insulina que padece Correa, así como de antihipertensivos y otros fármacos, se debe al recorte en la capacidad de importación que comenzó a fines de 2012 y que se ha agudizado en los últimos tres años por el menor flujo de ingresos petroleros.
De cada 100 dólares que ingresan al país, 96 se generan por las exportaciones de crudo y derivados, pero el aporte actual es reducido porque la producción de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) está cayendo y el precio del barril es bajo.
Frente a este escenario de menos dinero, y los pagos de deuda pública que deben atender la industria petrolera y el Ministerio de Finanzas, las disponibilidades de dólares para las adquisiciones de bienes en el exterior se reducen.
Porqué el desmadre
Desde 2003, el país tiene un control de cambio que hoy día tiene dos paridades, y a través del Centro de Comercio Exterior (Cencoex) y la banca pública, el Gobierno decide cuántas divisas pueden recibir las industrias a las tasas oficiales: 10 y 716 bolívares.
Ese inicio de los controles coincidió con el comienzo del boom petrolero que arrancó en 2004 hasta mediados de 2014, con un bache en 2009 y 2010. En esa etapa de altos ingresos, los venezolanos vivieron una expansión del consumo soportado por las importaciones, que alcanzaron un nivel récord de 65.951 millones de dólares en 2012, de acuerdo con las cifras del Banco Central Venezuela (BCV).
Durante esa etapa de bonanza, la administración de Hugo Chávez aumentó el tamaño del Estado, lo que llevó a elevar el gasto público, y a pesar de los altos ingresos ordinarios, el Gobierno requirió de un incremento de la deuda.
Las estadísticas del BCV y los cálculos de Ecoanalítica muestran que en 2004 la deuda externa total estaba en 24.000 millones de dólares, en 2016 alcanzó los 103.700 millones de dólares. Monto que abarca las emisiones de bonos del Gobierno y Pdvsa, así como los financiamientos con China.
Mientras el precio del crudo se mantuvo por encima de los 80 dólares, no hubo inconvenientes para cancelar el servicio de la deuda pública (capital e intereses), pero tras el declive del valor del barril la situación se complicó.
Por tanto, atender la deuda se ha convertido en un dolor de cabeza. Pdvsa desde hace dos años ha tenido que ingeniárselas para realizar los pagos a los tenedores de sus títulos, porque además de la baja cotización del crudo, 44 dólares promedio, la producción petrolera en 15 meses ha perdido 400.000 barriles y se ubica en 2,2 millones de barriles, revelan las cifras de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
De esa producción total, 1,6 millones de barriles son los que generan los ingresos, estiman las firmas económicas. El resto va al consumo interno y a los pagos de los créditos. La petrolera negoció con China, país con el cual se tienen los mayores préstamos, que por dos años se saldarían solamente los intereses y luego el capital, dada la estrechez financiera.
[irp posts=”54037″ name=”En la Expo Producción Soberana las empresas solo exhiben los rubros que van para los Clap”]
Pese a que la estatal tiene ahorros por ese periodo de gracia con China, y a fines de 2016 logró extender los vencimientos de unos bonos por 2800 millones de dólares, el ingreso no alcanza.
De lo que percibe por las ventas de petróleo, tiene que guardar una porción para afrontar los pagos de deuda, y lo que queda va al BCV. Esas divisas que entrega Pdvsa al Banco Central alimentan las reservas internacionales, que se utilizan no solo para cancelar deuda del Gobierno sino también para efectuar las importaciones.
El menor aporte se evidencia en el saldo de las reservas —10.151 millones de dólares— de manera que el BCV no puede soportar la demanda de dólares de las empresas, pues además el Banco no recibe suficiente dinero de otras vías como las exportaciones no petroleras que en 2016 cayeron 36 %. En consecuencia, son menos las divisas que perciben las industrias.
El recorte
La restricción a las empresas es fuerte. En el primer bimestre de 2017, las importaciones ascendieron a 1576 millones de dólares, 27 % menos que en igual lapso de 2016. Pero con respecto a 2012 la magnitud del recorte es de 74 %, indica la firma Torino Capital.
Este descenso evidencia la poca materia prima de que disponen las plantas para producir y que las lleva a operar a 37 % de su capacidad, según los datos de Conindustria.
Esa baja capacidad se refleja en la ausencia de algunos alimentos, medicinas, papel higiénico, desodorante, pañales, jabón entre otros artículos esenciales en los anaqueles de supermercados y farmacias. Ya a diciembre, el desabastecimiento en Caracas estaba en 68 %, dijo Datanálisis.
Esas fallas de suministro de productos a los comercios tienden a crecer porque las liquidaciones de dólares siguen bajando.
En marzo, el Gobierno aprobó al sector privado 6,9 millones de dólares, un descenso de 44 % respecto a diciembre de 2017, señala Ecoanalítica. El director de esta firma y economista, Asdrúbal Oliveros, comentó en días pasados que con los pagos de deuda son menos los dólares para las empresas. Solo en abril, la República y Pdvsa cancelaron en deuda pública 2900 millones de dólares.
[irp posts=”53838″ name=”Serrano: Si se tomó el rumbo de una Constituyente estamos encantados de que se abra el debate”]
Ante los compromisos que debe atender para el resto del 2017, el Gobierno está desesperado en la búsqueda de ingresos.
Aunque tiene activos (dinero en diversos fondos) por 4500 millones de dólares, calcula Torino Capital, y reservas de oro en 7600 millones de dólares, las liquidaciones de dichos activos y los canjes de barras de oro por efectivo no son procesos rápidos.
La tramitación de financiamientos además tiene obstáculos. El Gobierno ha tocado las puertas de los organismos internacionales para solicitarles créditos, pero ha habido renuencia de estos porque todo préstamo que recibe la República requiere la aprobación de la Asamblea Nacional y esta atribución del Parlamento fue eliminada por el decreto de Emergencia Económica que dictó el presidente Nicolás Maduro en enero de 2016.
Esto complica el escenario a futuro. Entre octubre y noviembre Pdvsa y el Gobierno deben cancelarle a los tenedores de bonos 3500 millones de dólares. El economista Alejandro Grisanti escribió en el reporte “Fuertes problemas de liquidez para el pago de deuda, pero lo peor ya pasó”, que para atender estos compromisos se tienen que ahorrar entre 500 y 600 millones de dólares mensuales, por lo cual “la posibilidad de incrementar las importaciones se hace mucho más difícil”.
Para el cierre de 2017, Ecoanalítica proyecta importaciones en 15.300 millones de dólares, con lo cual habría una disminución de 15 % con relación a 2016, lo que apuntaría a que se pagaría a los inversionistas a costa de un recorte cada vez mayor de las compras externas. Frente a este escenario, ¿pueden los venezolanos aguantar más escasez de comida y medicinas?
Foto referencial
*Este artículo se escribió en el marco del Taller de la FNPI sobre Periodismo de Análisis, orientado por Michael Reid
Participa en la conversación