Desde que un  amigo le pidió una carrera para ir en busca de oxígeno, Víctor se ha dedicado a ser una especie de taxista de bombonas de oxígeno y sabe que después de las seis de la tarde, las opciones de recarga de oxígeno medicinal en la Gran Caracas son mínimas. Al parecer, solo tres establecimiento ofrecen el servicio después de esa hora. 

Caracas. Era 30 de septiembre de 2003. Víctor Lovera iba en su taxi por la avenida Urdaneta del municipio Libertador de Caracas cuando una pareja le hizo señas. Desde la ventana del copiloto, le preguntaron si podía llevarlos hasta el Centro Comercial Propatria. Víctor aceptó. Horas después estaba secuestrado en algún lugar de Casalta II. La pareja resultó ser un par de ladrones con el plan de robar su Daewoo Nubira de 2002. Y hasta que no se aseguraron de que el vehículo, prácticamente del año, no tenía rastreo satelital, no dejaron libre a Víctor.

Foto: Gleybert Asencio

Ese mismo día Víctor quedó desempleado. El carro era su fuente de ingresos. En busca de un cambio de vida decidió que lo mejor era irse de la ciudad capital. Tiempo después se mudo a Mérida con su familia y allí encontró trabajo como supervisor de ventas en una franquicia de Alimentos Polar. Pero, hace exactamente un año, la crisis económica del país lo obligó a retornar a Caracas. “Yo emigré, pero dentro de Venezuela”, dice.

Ya de nuevo establecido en su ciudad de nacimiento, Víctor decidió volver a su antiguo oficio, ahora con un carro que no es precisamente “del año” y trabajando solo con clientes fijos. Sin embargo, su trabajo como taxista tuvo un ligero revés en pandemia: un día un amigo de su infancia necesitaba encontrar oxígeno para su mamá, la COVID-19 había bajado sus niveles de saturación y le pidió a Víctor una carrera para buscar algún lugar donde recargar.

Eso fue un domingo y no conseguimos oxígeno por ningún lado. Resulta que al final conseguimos en Comercial Pariata y para ese momento muy poca gente sabía que ese local trabajaba hasta tarde”.

Foto: Gleybert Asencio

Pasaron varios días y la mamá de su amigo falleció. A partir de ese hecho Víctor quiso ayudar publicando en su perfil de Twitter toda la información que había encontrado sobre cómo conseguir oxígeno medicinal en Caracas. Él se ha dado cuenta de que luego de ciertas horas es casi imposible recargar o conseguir oxígeno en Caracas, sobre todo por las noches.

En la Región Capital, y según la experiencia de Víctor, solo dos lugares de recarga de bombonas de oxígeno trabajan después de las seis de tarde. “Lo más tarde que trabaja Oxigenos Mariche es hasta las 10.00 p. m., más que todo por la zona y Comercial Pariata trabaja hasta que haya personas en cola o hasta que se agote el oxígeno. Una vez salí de allí a medianoche y aún quedaban como 10 personas en cola”.

Foto: Gleybert Asencio

Desde que su amigo le pidió una carrera para ir en busca de oxígeno, Víctor se ha dedicado a ser una especie de taxista de bombonas de oxígeno. Él va hasta la casa de la personas, busca el cilindro, o los cilindros, hace la cola en Pariata, Mariche o en donde encuentre oxígeno, y luego retorna a hacerle la entrega a los clientes. De sus 3447 seguidores en Twitter, le han salido muchos clientes. Y en un mes, ha tenido que hacer más de 20 carreras en horas de la noche. Y cuenta que aunque en varios de los lugares a donde va a recargar ya lo conocen, y hasta lo saludan, igual hace cola como el resto de las personas.

Como puedo recargar en una hora, otras veces me he tardado hasta cinco horas. En un día me ha tocado ir cuatro, cinco veces. Y cuatro y cinco veces hago mi cola porque allí todos tenemos el mismo nivel de angustia.

Son muchas las cosas que Víctor ha visto en plena segunda ola de la COVID-19 en Venezuela, y que todos los días acumula más de 1000 contagios por día, según datos oficiales. Cada vez le tiene más respeto a la pandemia, ahora no se olvida de utilizar el tapabocas. Lo que más me ha impactado es la agresividad de la enfermedad. Con todo el dinero que se pueda tener o el esfuerzo que se haga, la enfermedad es tan agresiva que no perdona que seas rico, pobre, de clase media. No perdona nada. Desde que he visto todo eso, utilizo guantes y tapabocas, si me llega a agarrar, me mata.

Víctor es diabético desde hace 15 años. Se controla el nivel de azúcar con metformina y glimepirida, más vitaminas y ácido fólico. Las pastillas de metformina y glimepirida suele comprarlas en farmacias privadas pero justo el mes pasado descubrió que en Farmacias Caribe están “un pelín más baratas —aunque no tiene muy claro de dónde vienen—, creo que son de Cuba”, dice.

A mi mamá, esposa e hijos no les gusta lo que estoy haciendo. Me han regañado y me dicen: ‘si te llegas a enfermar ¿cómo vamos a hacer?’ ¿Cómo no voy a ayudar a alguien que me llama y me dice: ‘señor Víctor, tengo un problema, me quede sin oxígeno y mi mamá se está muriendo’? ¿Cómo no voy ayudar?”, se pregunta.

Para tratar de cuidarse de la COVID-19, Víctor compró una caja de guantes, otra de tapabocas y un pote de alcohol. Todo lo carga en el carro, además se baña por lo menos cuatro veces al día. “Cada vez que llego me baño. Y bueno, en nombre de Dios”.

Estas últimas semanas de Víctor “el taxista”, como se hace llamar en Twitter, han sido de tomar tilo y valeriana a ver si el insomnio se espanta y así conciliar el sueño. Reconoce estar “mentalmente agotado”. Ver personas llorando en las colas porque sienten que sus familiares pueden morir mientras están recargando la única bombona que tienen le ha generado mucha angustia, al punto que no ha podido dormir bien pensando que en cualquier momento algún cliente lo puede llamar diciéndole que se quedó sin oxígeno en medio de la madrugada.

Foto: Gleybert Asencio

El alquiler de un cilindro de oxígeno medicinal puede costar más de 200 dólares, por esa razón a Víctor le preocupan las personas que cuentan con una sola bombona en casa. “Entre la 1:00 a. m. y las 5:00 a. m. no se puede salir porque no hay dónde recargar. Por lo menos el domingo pasado, después de las tres de la tarde no se consiguió más oxígeno en ningún lado. Al parecer había problemas en el llenadero. Eso fue algo desesperante”, explicó.

No todos pueden pagar el servicio de Víctor. Sin embargo, cada carrera de bombonas de oxígeno la cobra como si se tratara de trasladar a una persona de un sitio a otro. No cobra de más por las horas de cola en los locales de recarga. El taxi es su trabajo y el sustento económico de su familia, aunque ese mismo oficio le haya dejado una experiencia que para él sería mejor borrar de su historia.

Los pacientes contagiados de la COVID-19 que necesitan oxígeno medicinal son aquellos casos que tienen criterios de hospitalización, o salieron de una, y cuyos niveles de saturación se mantienen por debajo de 94 %, según expertos. La data del gobierno de Nicolás Maduro habla de más de 15.000 casos activos actualmente en el país, de los cuales más de 8000 serían pacientes con insuficiencia respiratoria aguda leve, 500 con insuficiencia respiratoria aguda moderada y 200 en unidades de cuidados intensivos.

A través de un interactivo, Crónica.Uno compiló varios lugares en la Región Capital en los que ofrecen servicios de recarga de oxígeno medicinal en la Región Capital. Solo tres de estos lugares: Oxigenos Mariche, Comercial Pariata (en Guaicaipuro) y OxíVital (en Caricuao) ofrecen la posibilidad de recarga hasta horas de la noche, siempre y cuando haya disponibilidad de oxígeno. Los costos varían en cada establecimiento, pero en general van desde 5 hasta 50 dólares dependiendo del tamaño del cilindro.


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