A bordo de motos opositores acompañan protestas y burlan la represión

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La novedad de las protestas opositoras ha sido el gran despliegue de motorizados que las acompaña y que forma parte del activismo y apoyo para abrir paso a los líderes opositores y, al terminar, velar por la seguridad de los ciudadanos.

Caracas. Ya no se trata de personas que corren indefensas por las calles de Caracas, ahora la “fuerza motorizada”, un grupo de miles de motorizados con sus parrilleros (segundo pasajero), acompaña las manifestaciones populares de la oposición encabezadas por la dirigente María Corina Machado y el candidato de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), Edmundo González Urrutia. 

La manifestación de este martes, 30 de julio, convocada por Machado y González en el este de Caracas confirmó que estos vehículos no son solo una forma de acompañamiento, sino un mecanismo para burlar la represión de las fuerzas de seguridad del Estado.

Desde las 11:00 am de este martes ciudadanos de toda Caracas se aglomeraron frente a la Torre Parque Ávila en Altamira, donde funciona la oficina del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud), a propósito de la convocatoria de la oposición que pidió concentrarse en asambleas populares, tras afirmar que tienen pruebas de que González Urrutia es el vencedor de la elección presidencial. 

Aunque la concentración era compacta y aglomeraba a miles en al menos 10 cuadras de la avenida Francisco de Miranda, las personas abrían paso para que los motorizados que llegaban se sumaran y fueran parte activa de la protesta. 

Acompañantes y vigilantes

Dos horas después, los ciudadanos supieron que María Corina y Edmundo estaban cerca porque un enjambre de motorizados y la aceleración de sus motos anunció la llegada del camión-tarima sobre el que los líderes opositores se transportaban. 

María Corina y Edmundo en manifestación en Caracas. Foto Cortesía

Una vez en el centro de la actividad, Machado inició su mensaje destacando la organización y articulación ciudadana que permitió recabar las actas que confirman la victoria de Edmundo González en las elecciones del 28 de julio. 

Los venezolanos le hemos dado al mundo y a la historia un testimonio de organización, de disciplina. (Las actas en manos de la oposición) son las pruebas irreversibles e irrefutables de que ganamos”, enfatizó.

La dirigente le pidió a todos sus seguidores evitar agresiones contra los funcionarios policiales y militares, pues ellos también son “parte de la gesta que ha emprendido” la sociedad venezolana.

“Aquí no puede haber agresiones entre ciudadanos, ni a policías, ni a militares, ni a nadie. Aquí lo que estamos combatiendo es el fraude del régimen”, dijo.

Pero el mensaje no fue escuchado por la Guardia Nacional ni la Policía Nacional Bolivariana que custodiaba y esperaba el fin de la concentración desde los extremos de la misma. 

Perseguidos pero no atrapados

Al culminar el encuentro con la gente, la dirigencia opositora inició la caravana de regreso al comando de campaña, en Los Palos Grandes, y miles de motorizados se dispusieron a acompañar al grupo. 

Una vez en el comando, alguien gritó: “nos vamos a Petare” y el ensordecedor ruido de las motos se volvió un rugido que llenó todo el camino de regreso.

Sin embargo, antes de llegar a Altamira se escuchó una detonación. Un contingente de la Guardia Nacional Bolivariana inició una persecución a los motorizados que, aunque los superaban en número, no estaban armados. 

El humo comenzó a inundar el ambiente y los motorizados se dispersaron en grupos por las calles de los palos grandes, pero ya no se trató de una carrera desigual como las de las protestas de años anteriores, en las que videos de las fuerzas policiales acorralando a caminantes inundaban las redes sociales.

Esta vez los motorizados pudieron escapar de la represión con mayor facilidad, guiados por el instinto y con miedo a ser alcanzados por alguna detonación, pero más confiados en el escape. 

“Vienen por ahí, cambien la ruta”, se les escuchaba gritarse entre unos y otro mientras huían de  los militares. 

Se les veía en pequeños grupos en las esquinas de la zona alta de Altamira y de La Florida, o rodaban a toda velocidad por El Bosque y subían a sus vehículos hasta tres pasajeros para no dejar a ningún caminante atrás.

El gato y el ratón

En la avenida Francisco de Miranda y los alrededores de la Plaza Altamira, era posible ver cómo el contingente militar, de más de 50 motos transitaba con armas lanza bombas la zona y disparaban sin sentido o un blanco fijo, simplemente para dispersar a quienes aún permanecían en la zona. 

En un rango de 30 minutos, Crónica.Uno constató que los funcionarios recorrieron la zona al menos cuatro veces, todas lanzando gases tóxicos a los pocos caminantes que aún intentaban volver a sus casas tras una concentración que transcurrió sin incidentes. 

Pero en el mismo rango de tiempo, los motorizados opositores lograron adelantarse a las intenciones de los funcionarios y escabullirse en las calles de Caracas. 

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