Morelis Morales creó Repostería 2.0. Con esta técnica, pese a la escasez de los ingredientes, busca cautivar a las madres desempleadas de los barrios para que aprendan un oficio

Mabel Sarmiento Garmendia/@mabelsarmiento 

Caracas. La situación actual del país hace que muchas personas exploten al máximo su creatividad . Pero la nota es cuando esa inventiva sale de las cuatro paredes de una casa y llega a las comunidades en aras de ayudar y de hacer crecer a otros.

En esa onda anda Morelis Morales, una joven madre con estudios en Diseño Gráfico, quien vio en la repostería moderna no solo un emprendimiento propio, sino que usó la técnica para enseñar a otras mujeres que no tienen ingresos fijos.

Su idea es nueva. Tiene apenas un año andando, pese a la escasez y a lo costosos de algunos ingredientes. “Pero aún así capté a unas 30 muchachas y señoras que ahora pueden trabajar en algo sin salir de sus casas”.

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Morelis creó la repostería 2.0 y la llamó MC Delicateses, que en un primer momento se orientó a amigos y familiares y luego se expandió a las madres solteras, desempleadas y de bajos recursos, a quienes recibe en su casa ubicada en la UD 1 de la parroquia Caricuao, en el oeste de la capital, y les da cursos gratis. “Ahora quiero llevar la propuesta a todos los rincones del país vía online”.

“Aunque mi idea es que este proyecto tenga eco incluso en otros países, pues es una manera de ayudar a otros”, indicó.

Además dar clases en su casa también visita domicilios. Hay unos cursos que sí los cobra, si la persona puede. “Pero siguen siendo costos muy solidarios.

“Les enseño a hacer una torta y a manejar la manga. Una vez con esas herramientas ellas pueden tener un emprendimiento y obtener ingresos”.

Morelis también maneja otra modalidad y es que las madres con hijos y desempleadas pueden conseguir una red de cinco personas y el curso le sale gratis; al resto les da 30% de descuento. “Pero la idea es ayudar a las que no cuentan con ingresos y que además tienen niños en edad maternal. También abarco a los adultos mayores que no consiguen trabajo”.

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Con esta técnica Morelis ha ido a dictar cursos en varias zonas del oeste de la capital. Pero también -según contó- de comunidades de Macaracuay y El Hatillo la  han llamado para capacitar a chicas que quieren aprender lo básico de la repostería.

“No es fácil llegarle a la gente en las comunidades, hay necesidades pero todavía hay personas que aún les cuesta dar ese paso del emprendimiento. Tuve un estancamiento con los talleres presenciales por el tema de la escasez, pero vía online las personas pueden ver los videos y las técnicas manuales. Los bueno de la tecnología es eso, que podemos llegar a más y masificar los conocimientos”, dijo esta joven madre de una niña de dos años.


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