Altos precios y escasez generan cambios en los hábitos alimenticios

El consumo de pollo, carne y quesos disminuye producto de la crisis económica. Las personas no ingieren la carga calórica necesaria y en algunos casos se saltan las comidas.

Caracas. La alimentación del venezolano es vulnerada por la escasez y el alto costo de la comida. Ángel Brito, motorizado que vive en Caricuao, afirma que “estamos pasando hambre con la dieta de Maduro, he bajado casi 10 kilos. Desde hace seis meses no como carne ni pollo. Compro vegetales y pasta cuando se consigue”.

Los 13 años de controles tanto en los precios de los alimentos como en la entrega de divisas impacta en la producción de las industrias por lo cual aumenta el desabastecimiento.

Frente a la ausencia de productos y los altos precios de los artículos que se consiguen, las familias compran menos rubros y reemplazan otros.

La Encuesta de Condiciones de Vida de 2015 reflejó que 40% de los alimentos de la canasta alimentaria que adquieren los venezolanos son justamente: harina de maíz, arroz, pastas y grasas, porque proteínas como la carne y el pollo se volvieron inalcanzables.

Por ejemplo, en los mercados municipales se pueden encontrar algunos de los productos de la canasta básica, pero no al costo establecido por la Superintendencia de Precios Justos. Tal es el caso de un kilo de pollo que puede valer hasta 2.200 bolívares, mientras que el precio justo es de 850 bolívares.

Las familias sustituyen algunos alimentos porque sus ingresos no les son suficientes, así cuenta Blanca Gutierrez. “Cuando no me alcanza, que es casi siempre, cocino ensaladas, plátanos, yuca, papa. Compro poco pollo y poca carne, eso está muy costoso y el sueldo no me da”.

Nira Pérez, ama de casa, prioriza el consumo de las proteínas. “Sólo le doy la carne a mi hijo de 13 años, él las necesita más que nosotros porque está en pleno desarrollo, mi esposo y yo nos comemos cualquier cosa, pasta con alguna salsa o arroz con aliños”.

Pero la ausencia de harina, pastas o arroz, y los elevados precios de otros rubros, lleva a consumir productos como yuca, plátano y hasta mango.

La temporada de la cosecha de mango ha aliviado el hambre en muchos hogares. “Se convirtió en la harina de maíz con concha, la gente se come uno o dos mangos y se llena, no tiene que preocuparse por la comida hasta el día siguiente”, cuenta Yeferson Romero, vendedor de frutas en Catia.

En los supermercados hay severa ausencia de pollo y carne
En los supermercados hay severa ausencia de pollo y carne

Los riesgos

Patricia Álvarez, enfermera que vive en Montalbán, cuenta que por la escasez tiene una mala alimentación. “Sufro de azúcar, si no cuido mi alimentación aumento muy rápido de peso. En las últimas semanas sólo he podido comprar pasta y eso con algunas salsitas es lo que podemos comer. También adquirimos paticas de cochino, el pollo está muy caro y de verdad no me alcanza, tengo otros gastos que cubrir”.

Al 87 % de los venezolanos el ingreso no le alcanza para la compra de comida y en el caso de las familias más pobres esa insuficiencia llega a 93 %, señala la Encovi.

El nutricionista miembro de la Fundación Bengoa y el Observatorio Venezolano de la Salud (OVS), Pablo Hernández, dijo que el consumo de proteínas es muy importante, la disminución o ausencia puede traer implicaciones muy graves, sobre todo en los niños, “por eso veremos incrementos en cuadros anémicos. En los adultos puede traer afecciones musculares y óseas. Las proteínas ayudan a crear mecanismos de defensa”.

Igualmente, manifestó que “los carbohidratos y las grasas por ser los productos de mayor disponibilidad en los anaqueles es lo que más están consumiendo las personas, pero no saben que su consumo excesivo se convierte en la primera causa de muerte del país”.

Para bandear la crisis, Hernández recomendó el consumo de sardinas por su alto contenido de omega 3 y su bajo costo. Asimismo, cortes de pollo como el muslo, cereales y jugos cítricos podrían evitar episodios de mal nutrición, producto de esa “transición alimentaria a la que estamos expuestos por el cambio excesivo en el patrón de la alimentación”.

Por otra parte, agregó que los lácteos y los quesos son la primera fuente de calcio para el cuerpo, aunque se puede sustituir por algunos vegetales como el brócoli, la acelga y la coliflor. “Esta crisis traerá consecuencias a muy largo plazo. Este tipo de deficiencias nutricionales ya se habían superado, ahora tendremos una población con la media de estatura y promedio de vida menor a la de sus padres”.

Fotos: Angeliana Escalona


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