Breiner Martínez, de 34 años, descargaba la mercancía que vendieron en el mercado con sus tíos, cuando dos sujetos subieron disparando uno contra otro en el barrio Los Paraparos de La Vega.

Caracas. Breiner Muricio Martínez, de 34 años, fue el único que no pudo ocultarse de un tiroteo que ocurrió afuera de casa de su tía, en el barrio Los Paraparos de La Vega. Llegaba aproximadamente a las 9:00 p. m. con dos tíos de trabajar en un mercado, que todos los miércoles se pone a cielo abierto, en el sector Terrazas de La Vega.

Descargaron la mercancía de la camioneta, se quedaron hablando unos minutos en la entrada de la vivienda y aparecieron dos sujetos enfrentándose. Sus dos tíos pudieron resguardarse en la sala de la casa y escucharon que él gritó: “me dieron”.

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Su madre, Edelmira Santos, estaba adentro de la casa conversando con su cuñada y oyó los disparos. Nerviosa, contó que metieron a su muchacho hasta la sala, pero después lo montaron en el vehículo y lo trasladaron hasta la Clínica Loira, aunque sabían que estaba muerto.

“Esto es un dolor irreparable para una madre, nunca me voy a recuperar de esto. Si mi hijo fuese malo estuviera consciente de que lo iban a matar, pero era un muchacho bueno y trabajador, y eso es lo que más me duele”, lloraba la madre, poniéndose las manos en el pecho.

Breiner trabajaba con su familia los miércoles y sábados en ese mercadito. Estaba pendiente del punto en el puestico de charcutería de sus tíos. Luego de recoger todo solían ir a la casa a contar el dinero y pasaba la noche allá, pues vivía con su esposa en Sarria.

“Lo dejo en manos de Dios, esta inseguridad no la para nadie, quedará a consciencia de ellos”, decía la mujer, quien de tanto llorar hablaba en tono de voz bajo. Pese a su dolor, quería que se conociera la injusta muerte de su hijo.

Dejó huérfano a un hijo de cuatro años. Anteriormente, trabajaba en una empresa de seguros, pero asistir al mercadito le daba más ingresos monetarios.

Su madre, Edelmira, había llegado el sábado de San Cristóbal y había ido a casa de su cuñada —tía de la víctima— para esperar a su hijo, pues desde los primeros días de diciembre no lo veía. La señora vive en Las Torres, también en La Vega.

Foto: Yohana Marra


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