Con el regreso a las clases presenciales, los planteles públicos de este municipio mirandino presentan desafíos a resolver cada día. Entre estos se cuenta la falta de profesores y los contenidos académicos que no se transmiten. Estas carencias incidirán en la preparación de sus estudiantes. Se calcula que, por ejemplo, en el Liceo Luis Navarro, antiguo Gustavo Herrera, hay 60 % de deserción escolar.
Caracas. Después de 15 meses fuera de las aulas, María Camacho retornó a la presencialidad en cuarto año de bachillerato, con la emoción de reencontrarse con sus compañeros y profesores del Liceo Luis Navarro, antiguo Gustavo Herrera, en el municipio Chacao del estado Miranda.
El 25 de octubre de 2021 llegó al salón de clases, pero su desilusión fue mayor cuando se enteró de que no impartirían clases de Química, Matemática, Biología y otras materias, por la falta de profesores. Su preocupación continuaba latente, al igual que todos los meses de pandemia. Entonces sintió que su preparación académica se detuvo.
Con un pensum educativo que estipula 12 materias, actualmente, Camacho solo recibe tres: Física, Castellano y Lengua Extranjera. Las demás asignaturas no las dictan porque no hay profesores que puedan impartir las modalidades teórica y práctica en esas cátedras. Eso no ha cambiado ni siquiera con la vuelta a clases presenciales, que anunció el pasado 25 de marzo el mandatario Nicolás Maduro.
Aunque el pensum cuenta con deficiencias intelectuales por parte del Ministerio de Educación, lo más triste para mí es saber que después de estar tanto tiempo sin recibir clases como es debido, llego al liceo y no tengo profesores que me preparen para el día de mañana”, dijo la estudiante.
Tanto el inesperado reto de la educación en línea como el regreso a las aulas, solo le dejaron una sensación de desesperanza. La incertidumbre solo ha aumentado con el paso de los días.
La deserción paulatina
El retorno a clases no solo comenzó sin la totalidad de los profesores, también fue tardío, pues ocurrió dos semanas después de la fecha que anunció Maduro. Los alumnos de este plantel asistieron con ilusión de que apareciera algún docente o autoridad que notificara la llegada de suplentes en las materias que no han cursado.
La directora de la institución, Xiomara Díaz, aseguró que en la actualidad los estudiantes asisten al liceo todos los días de la semana. Sin embargo, Scarleth Ramos, estudiante de segundo año de bachillerato, recibe únicamente dos días de clases teóricas. El resto de los días de la semana no va al liceo.
De las nueve materias del plan de estudios de segundo año de bachillerato, solo veo seis materias, las cuales son Castellano, Geografía, Arte y Patrimonio, Matemática, Ciencias Naturales e Inglés. Las otras tres materias como Dibujo Técnico y dos más, simplemente no las veo, debido a que no hay un profesor que las cubra”, agregó Ramos.
Para atenuar la crisis desencadenada, que involucra a padres y representantes, la institución se encarga de llenar las vacantes con profesores que imparten otras cátedras como Deporte, Química o cualquier otra materia. Bajo esta modalidad solo se envían materiales teóricos como la investigación de conceptos muy puntuales.
Esto ha generado problemas a lo interno del plantel. Pues, aunque se pretenda disimular la situación, los estudiantes no terminan de ver las materias previstas. Tampoco asisten a clases con normalidad.
La coordinadora de la Red de Madres, Padres y Representantes, Lila Vega, atribuyó la falta de profesores en los liceos a las constantes renuncias. Algunos renuncian por la baja remuneración. Otros docentes se sienten desprotegidos y sin un aval que los ampare en el retorno a la presencialidad.
“El problema es mayor y se vuelve complejo, pues muchos jóvenes no están recibiendo materias como Matemática ni Química y no se forman adecuadamente en estos y otros dominios del saber. La eliminación de las pruebas de admisión de las universidades permite que entren los alumnos a la casa de estudios. Pero luego no logran mantenerse por no estar debidamente preparados”, añadió Vega.
José Mejías, profesor de Física del Liceo Luis Navarro, asegura que el retraso en el pensum ha sido una caída libre. Esta situación se ha agravado más en los últimos dos años por la pandemia, motivo que influye directamente en la deserción de alumnos. Ante las trabas, muchos estudiantes confiesan no sentirse motivados para proseguir en el plantel educativo.
Los estudiantes se retiran porque la institución tiene un bajo rendimiento académico, o porque los pocos profesores que hay no dominan el área en la que están trabajando y toman la decisión de salir a trabajar en vez de ir al liceo”, acotó el docente.
En consecuencia, Mejías afirmó que “en el liceo contábamos con un total de 1200 estudiantes antes de la pandemia y actualmente hay 480 alumnos. Lo que representa 60 % de deserción escolar”.
Crisis educativa replicada
Los obstáculos para el desarrollo normal de clases no solo se observan en un liceo. Las fallas son comunes a otras instituciones, como el Liceo Juan de Dios Guanche, ubicado en El Pedregal, municipio Chacao.
La subdirectora del plantel, Lisbeth Torrealba, dijo que sí han existido casos de abandono en la institución por parte de los alumnos. Y admitió que en varias oportunidades se les ha presentado el caso de que un profesor se va y la asignatura queda sin docente por algunos meses.
La estudiante Delimar Alvarado, de tercer año de media general, confirmó lo anterior y sostuvo que algunos profesores han desistido de la labor. Luego pasa algún tiempo y “llega uno nuevo que comience a dar la asignatura desde cero”.
Alvarado explicó que: “El último caso que se presentó en tercer año sección A, el salón al que pertenezco: fue la renuncia del profesor que dictaba la materia de Geografía, Historia y Ciudadanía. Esta cátedra que fue detenida por un tiempo”.
A un poco más de dos meses para finalizar el año escolar 2021-2022, la preocupación de María Camacho persiste. Su deseo es estudiar Ingeniería Química y en todos estos meses que han transcurrido no tuvo profesores de Química y Matemática, entre otras asignaturas.
“Yo sé que esta situación me va a pasar factura a la vuelta de un año cuando me toque ingresar a la universidad”, añadió desde el patio de su liceo Luis Navarro.
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