Norky Prato fue golpeada por algunos vecinos y luego los delincuentes del sector La Baranda le dieron 30 tiros en las piernas, el viernes 28 de octubre. La joven era mamá del niño de cuatro años asesinado a puñaladas por su padre el 27 de octubre.
Caracas. Han pasado más de 15 días desde que lincharon a Norky Sarahí Prato Bernal, de 19 años, en Propatria. Entre los vecinos aún se comenta lo sucedido, pues a quienes no participaron en el acto les parece que fue algo catastrófico.
La joven fue inmovilizada por una turba enardecida el viernes 28 de octubre, en la calle Moreno del sector Mario Briceño, la golpearon y le dieron 30 tiros en las piernas, 15 en cada una. Luego dejaron su cuerpo tirado en un terreno entre los bloques 8 y 9 de Propatria.
Un grupo de vecinos la golpeó porque la acusaban de ser la culpable del asesinato de su hijo, de cuatro años, apuñalado por su padre Tony Cañizales, de 26, quien después intentó suicidarse cortándose el cuello pero sobrevivió.
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Sin embargo, quienes le dispararon fueron los miembros de una banda que mantiene el control entre los bloques 8 y 9 de Propatria, y los habitantes tienen miedo de denunciarlos porque sospechan que tienen nexos con los funcionarios policiales.
Residentes indicaron que la agarraron en esa zona porque regresó a casa de Tony y, supuestamente, la actitud relajada que tenía luego de la tragedia los molestó.
Según la versión de los padres de la joven, Omar Prato e Isabel Bernal de Prato, el jueves 27 de octubre —día del infanticidio— Norky había dejado al pequeño bajo los cuidados de una vecina, ya que iba a una entrevista de trabajo en Chacaíto acompañada de su mamá.
Al regresar, la mujer le dijo que el papá del niño se lo había llevado a su casa y ella se fue a buscarlo, pero al llegar encontró a su hijo muerto en la cama de la vivienda paterna.
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Los vecinos, que quedaron consternados por la tragedia, denunciaron bajo anonimato porque tienen miedo de venganzas, que los sujetos que integran la banda, originaria del sector La Baranda, son los vengadores de la zona y deciden a quién matan y a quién no, por eso le quitaron la vida a Norky.
“A esa muchacha no tenían que haberla matado, el deber era dejar que las leyes y la policía se encargara de eso, pero ellos la mataron de esa forma”, agregó un habitante de la comunidad.
Señaló que presuntamente esos delincuentes tienen una distribución de droga muy grande desde hace muchos años. Con el dinero de sus fechorías “compran” a los vecinos, ya que los ayudan con mercados o les brindan ayudas económicas. Incluso hacen arreglos necesarios en el barrio para que las autoridades no vayan.
También controlan a los consejos comunales de esa zona, que son dos, de lo contrario hacen que dejen de funcionar. Tienen radiotransmisores y gariteros, que les “cantan la zona” por si en algún momento llegara a ingresar la policía al barrio.
“Nos sentimos desamparados, porque aunque ellos no roban a la gente de aquí se puede originar una balacera y caen los inocentes”.
El día que mataron a Norky, por el barrio comenzaron a correr las fotos de la joven moribunda. Los sujetos involucrados en el homicidio ordenaron a sus “gariteros” que bajaran el cadáver envuelto en una sábana hasta los bloques 8 y 9 para que los funcionarios no se metieran a la comunidad.
“Ella pedía agua, decía que se iba a morir pero que le dieran agua. Nadie de la comunidad la ayudó. Hasta que llegó la Policía Nacional Bolivariana (PNB), la metieron en un jeep y se la llevaron”, contó una residente.
Otras vecinas dijeron que, al parecer, la joven madre tenía amistad con antisociales del sector. Comerciantes que la vieron muchas veces por esos lares indicaron que ella no vivía con su hijo sino que se lo dio a una vecina para que lo criara, y el papá del pequeño lo buscaba de vez en cuando.
Pero la versión de los padres de Norky es otra: señalaron que Tony Cañizales le quitó la custodia a la joven porque cuando dio a luz era una adolescente y por eso vivió con él un tiempo, aunque actualmente lo tenía ella en casa de sus padres, donde residía.
Alegaron que la muchacha siempre estuvo pendiente de su hijo y era muy colaboradora con los vecinos. Trabajaba en lo que le saliera y se había graduado de bachiller en la Unidad Educativa Pedro Emilio Coll de Coche.
“Ella le daba dinero a él para que le comprara las cosas, él siempre le pedía. Nosotros la ayudábamos como podíamos y ella con trabajitos que hacía por ahí”, contó Omar Prato.
Asimismo, denunciaron que Cañizales consumía drogas y cometía delitos, como robo de celulares y baterías de carros. Se encuentra detenido en la PNB de La Yagura, según los padres de Norky.
El jueves 27 de octubre, Tony Cañizales le dio dos puñaladas a su hijo, de cuatro años, y luego intentó suicidarse cortándose el cuello, pero quedó vivo. La madre del pequeño fue retenida por el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) y la soltaron el viernes en la madrugada, día en que fue linchada en horas del mediodía.
El Ministerio Público (MP) informó que la fiscal 101ª del Área Metropolitana de Caracas, Lady González, imputó a Tony por delito de homicidio calificado en la persona de su descendiente. El Tribunal 20 de Control dictó medida de privativa de libertad, en el Centro Penitenciario Región Centro Oriental, conocido como la cárcel de El Dorado, en el estado Bolívar.
Fotos: Yohana Marra
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