En Margarita, Coche y Cubagua no solo se pesca y se extraen otros productos como mejillones, camarones y moluscos. El cultivo de algas es una actividad que está tomando gran auge. El biólogo Raúl Rincones capacita a los pobladores para ayudarlos a tener sus negocios familiares.

Caracas. El mundo entiende que un biólogo marino se dedica al estudio de la vida marina y sus ecosistemas. Su trabajo de campo e investigación está orientado a gestionar y proteger el mar. A partir de esta premisa, buscar todas las formas de hacer uso seguro de los recursos marinos y disminuir el impacto de la actividad humana sobre él. Pero el trabajo que realiza Raúl Rincones va de la mano con las comunidades del estado Nueva Esparta.

El biólogo Rincones, nacido en Caracas, es egresado de la Universidad de Long Island en Nueva York, en 1985. Y su trabajo con las comunidades inició en 1989, con la extinta empresa Geles del Caribe del grupo Polar, cuando se instaló una procesadora de algas marinas en los sectores de Araya y Cumaná, en el estado Sucre, que le permitió capacitar a los vecinos de las costas acerca del cultivo de algas. 

Si bien Venezuela tiene una tradición de producción agropecuaria de larga data, la maricultura, a través del cultivo de algas, es una actividad que ha sido poco explorada. Rincones explicó que son las actividades que tienen por objeto la producción, crecimiento y comercialización de organismos acuáticos, animales o vegetales, en aguas dulces, salobres o saladas.

“Además de producir mejillones, ostras y diferentes especies de peces, también se pueden cultivar algas”, dijo.

Añadió que alrededor del cultivo de estos recursos, existe toda una tradición de consumo y exportación. Por lo que las algas representaban algo novedoso, con mucho potencial para la explotación. “Las algas eran un recurso que estaba pero que casi nadie, de hecho nadie, en las comunidades tenía alguna idea de que servían para algo”.

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Foto: Cortesía Raúl Rincones
Potencial de desarrollo

El biólogo recordó los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO en sus siglas en inglés), que señalan que las comunidades costeras de los países en vías de desarrollo, han visto en esta actividad una vía alternativa para generar más ingresos sin abandonar sus actividades tradicionales, gracias al creciente interés de los mercados internacionales por su materia prima.

El empoderamiento y fortalecimiento de las comunidades no se realiza de manera independiente, cuenta con el respaldo técnico y científico de Agromarina Biorma. Los objetivos de esta pequeña empresa, que inició sus operaciones en 2019, y que es presidida por Rincones, estuvieron enfocados no solo en fortalecer y recuperar el cultivo de algas como una actividad en el país. Sino que, se encauzaron en el desarrollo y promoción de las granjas familiares, con el propósito de incentivar el desarrollo económico y social de los sectores costeros.

El foco era organizar, empoderar, capacitar y financiar a las comunidades para incorporarlas en una nueva actividad productiva que tradicionalmente ha estado dominada por el cultivo de otros recursos marinos como la pepitona, las ostras, los mejillones, los camarones, explicó el biólogo. 

El proyecto de cultivo, cosecha, secado y empaquetado se desarrolla en Margarita, Coche y Cubagua, gracias a las bondadosas condiciones climatológicas de este territorio insular. 

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Rincones contó que para él “involucrar, organizar y capacitar a los habitantes de las poblaciones en donde desarrolla esta actividad, es una prioridad”, que lleva como política a todos los proyectos profesionales que ha emprendido, como es el caso de Agromarina Biorma.

El desarrollo de las granjas familiares en la isla de Coche se mantiene con la misma comunidad que trabajó con él y el grupo Polar en la década de los años 90. “Ellos siempre han estado dispuestos a trabajar y rescatar el trabajo, a pesar de las trabas políticas. Hay trabajadores que iniciaron sus labores en las granjas cuando tenían 18 años y 20 años. Después son sus hijos quienes continúan con la tradición familiar ”, destacó. 

Cómo funcionan con las granjas familiares y el cultivo de algas

Existen dos formas de realizar los cultivos de macroalgas. Uno por sistema flotante y el otro a través de un sistema de fondo. Rincones, explicó que ambos requieren ser anclados en el lecho marino. La escogencia para el desarrollo de uno de los dos sistemas, depende estrictamente de las condiciones del lugar y la profundidad. Advirtió que la utilización del sistema flotante a pesar de ser más versátil y eficiente, puede ser más costoso. 

Destacó la importancia de que las granjas familiares tengan una longitud de no menor a una hectárea. De esta manera se puede generar el impacto deseado en términos tangibles. Por lo que en una hectárea, se puede producir 50 toneladas al año. Si se desean obtener ganancias razonables, lo ideal es mantener 10 hectáreas en funcionamiento

Con el desarrollo de las granjas familiares, las comunidades pueden mantener un ingreso fijo, sin necesidad de interrumpir sus labores pesqueras, que son parte de su tradición cultural y económica.

Rincones resaltó la participación de todos los eslabones de la cadena en el desarrollo de esta actividad. Por lo que insistió en la importancia de tomar en cuenta a todas aquellas personas que participan en el proceso después de la cosecha. Es decir, a quienes limpian, empacan y hasta los que manejan el camión. Se está generando empleo

Foto: Cortesía Raúl Rincones

El biólogo señaló que en Agromarina Biorma están enfocados en incentivar los negocios familiares. Si se monta una granja y la manejan cuatro personas, que son de cuatro grupos familiares diferentes, las ganancias se estarían dividiendo entre cuatro. Pero si esas personas pertenecen a un mismo grupo familiar, todas las ganancias irían para el mismo hogar

Rincones asegura que esta actividad mejora la calidad de vida de los pobladores, gracias a un mayor y constante ingreso económico. La comunidades pasaron de ver al alga como un recurso que no tenía ningún tipo de valor a comercializarlas o consumirlas y además incorporan al grupo familiar a la actividad con la participación desde mujeres, niños y personas de la tercera edad, sin ver comprometida su seguridad.

Provecho de la maricultura

A pesar de que en el sector oriental del país, entre las costas del estado Sucre y Nueva Esparta, existen alrededor de 500 hectáreas, solo se aprovecha 2 %. La cifra incluye a las iniciativas privadas. Raúl Rincones ve con buenos ojos que haya mercado, recurso humano y materia prima en abundancia para el desarrollo de este rubro. 

̈La maricultura está detenida por la falta de emprendimiento y patrocinio. Los acuicultores no están esperando ningún incentivo adicional, que no sean líneas de crédito o financiamientos. Pero el simple hecho de que les permitan realizar la actividad, les permite ganar y conquistar el espacio.

Foto: Cortesía Raúl Rincones

Lamentó que los permisos solo se estén otorgando por un año pero confía que esta situación cambie eventualmente y los renueven por más tiempo. 

Con la maricultura se pueden lograr avances importantes, a juicio del biólogo, con mucha paciencia y disciplina, pues cada vez más, se reconoce como una actividad impulsora de crecimiento en zonas de desarrollo local participativo.

Se debe hacer un esfuerzo para tener una curva de aprendizaje de organización, en cuanto a cómo sería la mejor manera de aprovechar los espacios, porque el mar es un espacio de uso común finalizó. 

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