Los bancos abrieron sus puertas y de acuerdo con información oficial laborarán hasta las 2:00 p. m. Este miércoles pagaban a los pensionados. De hecho, alrededor de las agencias, fue donde más se vio gente. Las colas se formaron desde bien temprano.

Caracas. Trasnochados y con evidente cansancio. Esos síntomas son los más evidentes en los rostros de quienes transitaron en horas de la mañana por las principales calles de Caracas.

Luego de más de 8 horas sin luz y aún sin saber las informaciones oficiales sobre la suspensión de las actividades académicas y escolares, la gente salió a sus rutinas diarias y se encontró con las estaciones del Metro de Caracas cerradas.

Apagón
Este lunes los caraqueños intentaron llegar a su casa por todos los medios. foto: Luis Morillo

La medida se extendió al Metro de Los Teques y al Ferrocarril de los Valles del Tuy.

Unos optaron por caminar y colmaron las aceras. Otros se aglomeraron en las paradas en espera del transporte público, que no fue suficiente y, además, algunos camioneteros solo hacían la ruta de su preferencia. “Me está costando agarrar buseta para el centro, más de media hora tengo aquí en la parada”, contó José Pérez, quien esperaba una unidad que decidiera ir hasta El Silencio.

Como él una veintena de personas esperaba en una parada de la parroquia Coche.

En La Rinconada, los pasajeros iban de un lado a otro. Sin el ferrocarril para el Tuy más de uno se quedó varado desde el 22 de julio en la tarde y los autobuses de TransMiranda que estaban operando desde el estacionamiento del Poliedro eran insuficientes para la demanda.

Un par de guardias nacionales hacía rondas por este terminal, pero más allá de eso la gente se quejó de la falta de seguridad.

“Uno aquí se siente desprotegido, cobran lo que les da la gana. Yo no tengo 3000 bolívares para irme a Cúa”, comentó una señora.

Las camionetas con gente guindando en las puertas se veían circulando por las avenidas Intercomunal de El Valle, Andrés Bello, Lecuna, Baralt y Urdaneta, zonas céntricas que hasta bien entrada la mañana tenían poca afluencia vehicular.

Los semáforos en El Valle están de adorno desde los apagones del mes de marzo. Por lo que los conductores ya pasan precavidos por la zona. Igual situación se repite en el centro de Caracas.

foto: Luis Morillo

Los comercios abrieron sin problema, aunque las fluctuaciones de la luz los ponía a temblar, pues la mercancía refrigerada se daña y los puntos de venta no funcionan.

La experiencia vivida con los dos apagones del mes de marzo es algo que no quieren repetir. Reportaron mucha lentitud para pasar las tarjetas y gente haciendo compras de comida perecedera, aunque no fue algo masivo.

Quienes se movilizaron la mañana de este martes lo hicieron precisamente para abastecerse. Muchos buscaban información entre sus vecinos porque, tras el apagón, y aunque estaban funcionando las líneas Cantv en algunas zonas, no se dio información precisa de lo que estaba ocurriendo.

Los bancos abrieron sus puertas. No se acogieron a la suspensión de las actividades laborales. Este miércoles pagaban a los pensionados. De hecho, alrededor de las agencias fue donde más se apreció gente. Las colas se hicieron desde bien temprano. En algunas estaciones de servicio se registraron colas para poner gasolina.

Foto: Gleybert Asencio

Los hospitales, según el doctor infectólogo Julio Castro, quien hacía el reporte nacional, para el momento del apagón en pleno dijo que estaban sin luz: solo 85 % funcionaba con plantas eléctricas y 90 % sin agua.

De hecho, trabajadores de la Maternidad Concepción Palacios reportaron que se activó la planta para las áreas críticas y que pudieron solucionar las emergencias neonatales.

El J. M. de Los Ríos también contó con luz y con planta, para las 7:00 a. m. de este 23 de julio. Los ventiladores mecánicos respondieron al momento de la crisis y las consultas, este martes, se abrieron con normalidad.

La ciudad a eso de las 10:00 a.m. estaba despertando, resistiendo a un nuevo apagón. En algunas zonas como Los Chaguaramos, Plaza Venezuela y Las Palmas, el despliegue de funcionarios de la PNB daba otra sensación al ambiente taciturno que se imponía en la ciudad: la sensación de “no todo está normal”.

A lo largo del día en Caracas se mantenía con alzas y bajas de voltaje, poniendo en riesgo los aparatos eléctricos.


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