Las ráfagas de viento y lluvias de la madrugada del sábado 3 de junio todavía pasan factura a miles de habitantes de la costa. En las poblaciones de Carayaca y Caruao, la luz eléctrica tiene más de 80 horas sin regresar.
La Guaira. Las redes sociales de los organismos públicos en el Litoral Central se han prodigado en resaltar la restitución de la energía eléctrica en la calle Los Baños en Maiquetía y el despeje de la vialidad, luego de los vientos huracanados en la madrugada del sábado 3 de junio que dejaron sin luz a buena parte del estado.
Pero, ese efectismo mediático no logra eclipsar los continuos bajones de luz eléctrica y la ausencia de este servicio público en zonas rurales y urbanas de las parroquias extremas de la entidad federal: Carayaca y Caruao, respectivamente.
En ambas parroquias –la primera de vocación agrícola y la segunda considerada como atractivo turístico–, la inestabilidad energética complica la cotidianidad de miles de habitantes.
No termina el espanto de la oscurana, que nos ha hecho perder proteínas y otros alimentos. Ni siquiera, desde el gobierno nos pueden traer hielo para paliar la situación”, dijo Edelmira Blanco, vecina de Tarma, una localidad de Carayaca en la que en octubre de 2022 hubo medio centenar de familias damnificadas por derrumbes en las montañas, tras el paso de una onda tropical.
En la actualidad, después del ventarrón y lluvias del 3 de junio, están sin luz en Tarmas. Han transcurrido más de 80 horas y tampoco hay en otras zonas como El Dispensario, Tirima, Manzanillo, Filas de Jesús, Santa Rita, Caoma y Corralito.
Casco central de Carayaca. Foto Mirna Montemayor
Ciudadanos de primera y de segunda
La falta de electricidad alcanza a los pueblos costeros del extremo este. Los vecinos suponen que quedaran “aislados por un buen rato, porque no aparecen las cuadrillas de Corpoelec”.
Para muchos, la reparación que hicieron las cuadrillas en la calle Los Baños de Maiquetía, donde se derribaron ocho postes y seis transformadores de luz, se debió a la presión de los comerciantes de la zona y el revuelo provocado en redes sociales.
Corpoelec solo informó sobre sus labores en esa calle del oeste de la región. Sobre el resto de las comunidades, incluso de la misma Maiquetía, todavía no se ha pronunciado.
Lo que pasa en Caruao o en Osma no tiene importancia para quienes nos gobiernan. Parece que hay ciudadanos de primera y segunda”, afirmó Josefina Mayora, quien vende empanadas en el balneario de Todasana, otro pueblo del este en el que no se ha restablecido el suministro energético.
La falta de luz se extiende hacia zonas elevadas de Naiguatá, Anare, Camurí Grande, Los Caracas, Tanaguarena y Caraballeda.
En las últimas 24 horas, hubo intentos de retorno de la electricidad, pero no se materializó.
Además continúan esparcidos en las calles sedimentos de arbustos, tapas de tanques de agua, techos de zinc y hasta portones de edificaciones educativas que el viento arrastró.
Sobre lo último, los padres y representantes del complejo de educación especial, ubicado en la avenida Soublette de Maiquetía, insistieron en que la puerta de acceso se levante nuevamente. Indican que no se pueden impartir clases para sus hijos con discapacidad auditiva.
En barriadas de Punta de Mulatos en La Guaira, Macuto, Caraballeda, Camurí Grande y Naiguatá se reportó la voladura de techos de zinc de decenas de viviendas, al tiempo que no cesan las fluctuaciones de electricidad.
Cuadrillas de Corpoelec trabajaron el fin de semana en algunos postes. Foto cortesía Gobernación La Guaira.
“Estoy a la intemperie, porque el techo de mi vivienda se fue con los vientos ciclónicos y ahora necesito de la ayuda de las autoridades”, sostuvo Bertha Capote, profesora que habita en la azotea de una edificación en Macuto.
Plan de lluvias 2023
Frente al anuncio del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inameh) sobre nuevas tormentas tropicales, la Gobernación de La Guaira inició el Plan de lluvias 2023.
El plan incluye la limpieza de drenajes, cunetas de la vía, la poda de árboles y el desmalezamiento en general.
El propósito seguiría en deuda con lo planteado por el Instituto de Mecánica de Fluidos de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Central de Venezuela.
Desde la tragedia de Vargas, acaecida el 15 y 16 de diciembre de 1999, el ente académico ha recomendado la ejecución de un plan de control de torrenteras y minimización de riesgo humano en los 23 ríos principales y las 60 quebradas de la entidad federal.
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