Carnavales de El Callao: tradición que defienden los cultores de la región

Carnavales de El Callao

Hay quienes consideran que, por la precariedad de los servicios públicos e inseguridad en el municipio, no deberían celebrarse los Carnavales de El Callao. Para los cultores, es una tradición que no pueden perder y que representa sus orígenes. Además, es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Bolívar. Los Carnavales de El Callao siempre destacaron en la cultura del estado Bolívar. El 1° de diciembre de 2016, la Unesco lo declaró Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. No es solo una tradición de festejar durante el asueto, hacer comparsas y bailar calipso. Para los cultores y habitantes de este pueblo al sur de la entidad, representa un legado, sus orígenes.

El primer Carnaval de El Callao se celebró en 1914, al ritmo del calipso. Se trata de un ritmo musical que llegó con los primeros esclavos africanos que fueron traídos a las plantaciones de caña de azúcar, en Trinidad, a principios del siglo XIX. No se les permitía hablar en su faena, por lo que se dice que cantaban para expresar sus penas.

Cada año, las comparsas representan una fantasía. Participan personajes históricos, como madamas, negros medio pinto y diablos danzantes. Las primeras vienen de la palabra francesa madame, eran las que trabajaban para casas de familias pudientes o importantes empresas. Los segundos, pintados con carbón molido, melaza y agua, exigían un “medio” (antigua moneda del bolívar) o “pinto”. La respuesta cuando el transeúnte no daba el dinero era que los pintaban abrazándolos. Y los diablos son la representación mágico-religiosa de la celebración.

Esto y más es lo que defienden los cultores de El Callao, pues esas fiestas significan mantener vivo el origen de sus ancestros, a pesar de las limitaciones que hoy sufre el municipio minero.

Cultores sin recursos

Este 2020 ha sido más difícil para los cultores organizar los Carnavales de El Callao, 120 agrupaciones en total, cada una con más de 30 integrantes. 

Solamente en sonido se requieren entre 500 y 650 dólares diarios. El presupuesto que habían  calculado para este año para celebrar los Carnavales de El Callao era de 110.000 dólares. Para Betzy Báez, cultora de esta localidad, la cifra “en oro es casi nada para lo que se produce en la zona”. Sin embargo, aseguró que ni de alcaldía ni de gobernación recibieron apoyo. 

Si yo no tengo cómo poner un sonido en mi comparsa, saldré a capella, pero es una tradición que no tenemos que dejar que nos la quite nadie. Si no hay sonido, lo haremos como antes, afirmó Báez.

En su agrupación, toda su familia siempre ha colaborado con los disfraces, las madamas, la logística para los músicos. Aun así lamenta el poco o nulo apoyo de las autoridades gubernamentales.

“Hemos visto con tristeza que otros municipios están celebrando sus carnavales a plenitud, y la cuna del calipso no es tomado en cuenta, no es respetado. ¿Qué sucede con las autoridades? ¿Por qué nos patean de esa manera? Todo el Arco Minero funciona para esta parte, y vieras cómo está mi pueblo, sucio, sin agua, sin luz, sin medicinas, sin una ambulancia. ¿Por qué esa antipatía hacia El Callao, si de aquí están sacando todas las riquezas?”, se quejó la cultora.

Carnavales de El Callao: tradición que defienden los cultores de la región
La primera celebración de El Callao fue en 1914. Foto Telesur

Para este año, aseguró Báez, los Carnavales de El Callao no recibieron aporte económico.

Me da tristeza porque es una cultura tan bella y es despreciada de ese modo. Está siendo utilizado el pueblo de El Callao para otras cosas, y en esto para nada le están metiendo la mano, expresó.

Insistió: “Nuestros carnavales nos los dejaron nuestros ancestros que trabajaron y nos dejaron todo este legado. Es nuestra obligación defender y seguir esa cultura tan única”.

Celebración vs. necesidades

Para Betzy Báez, El Callao siempre está preparado para celebrar sus carnavales, aunque no niega que hay deficiencias en los servicios públicos e inseguridad, como en todo el país: “Sentimos tanto el Carnaval que cuando llega nos olvidamos de las penas, de las dolencias, y lo vivimos a plenitud”.

El exconcejal Armando Betancourt difiere de esta posición: “Creo que El Callao no está preparado para unos carnavales, por la situación que estamos viviendo en el país. El municipio está desasistido en servicios públicos. No sé qué habrán hecho en la estación Puente Blanco para que surtiera agua, porque habíamos pasado casi tres años sin agua por tubería”.

Betancourt cuestiona también el despliegue de seguridad de órganos del Estado, mientras que recientemente hubo un asesinato de un joven en el pueblo.

¿Qué ganamos con que haya seguridad por estos días nada más, si en las narices de los cuerpos de seguridad del Estado hay asesinatos?, cuestionó.

Aseguró también que no hay suficiente disponibilidad de hospedaje para turistas, y la vialidad en el pueblo está destruida. Para Betancourt, cualquier inversión en la celebración del Carnaval era mejor destinarla a paliar las necesidades del municipio.

“Da vergüenza ver a un alcalde llamando a celebrar los carnavales mientras su municipio se cae a pedazos. Los carnavales de El Callao ya no son cultura, se convirtieron en un negocio para muchos”, afirmó.

Calipsos emblemáticos

Las letras del calipso son en patuá, una mezcla de francés, inglés y español. “Tiene mucho hot, tiene mucho tempo, tiene mucho down, woman de El Callao”, dice la letra de “Woman de El Callao”, uno de los calipsos emblemáticos en la región, que hasta tiene una versión interpretada por el cantautor dominicano Juan Luis Guerra.

Como este hay otros que describen al estado Bolívar y la región Guayana. “Ajá ajá bandido, estabas callado, estabas escondido, sacando tu oro muy cerca del río”. Precisamente, esta canción habla de la actividad minera en la zona, al igual que “Guayana es, Guayana es rica en oro, hierro y mujer”, parte de las riquezas en la entidad.

Pero uno de los más emblemáticos es Isidora, compuesta en 1969 por la Madama Lulu, Lourdes Basanta, en honor de la Isidora Agnes o la Negra Isidora.

De acuerdo con el cronista Américo Fernández, Isidora Agnes “nació y murió en El Callao. Hija de un martiniqueño que trabajaba en las minas auríferas y su madre, oriunda de la isla de Santa Lucía, en el Caribe. Fue una de las últimas madamas de El Callao, apasionada y defensora de su pueblo, de sus costumbres y de sus tradiciones, especialmente de la tradición musical del calipso, que aprendió a cantar y a bailar desde temprana edad”.


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