Como si el dolor de la muerte no fuera suficiente, los familiares de los difuntos deben recorrer un calvario para encontrarles un lugar que les sirva como última morada. Los dos únicos cementerios de la ciudad colapsaron, mientras un crematorio construido hace 10 años no tiene permisologia para funcionar.

Maracay. “¿Tiene fosa? Vaya buscando la fosa porque en el Metropolitano no hay y en La Primavera tampoco. Tiene que irse a la Villa, Turmero o Palo Negro porque disponibilidad de fosas en Maracay no hay”.

Esa fue la respuesta que un empleado de Funerarias y Cementerios de Maracay (Funcemar), adscrita a la alcaldía de Girardot, le dio a Crónica.Uno en Aragua, cuando se le consultó sobre el costo de los servicios funerarios que ofrece esta empresa paramunicipal.

La escasez de fosas en los dos únicos cementerios de Maracay, La Primavera y  el Metropolitano, es de vieja data, pero en el último año es pública y notoria. El primero, construido en  1912, está clausurado desde hace más de tres años y en el reposa la mayoría de las víctimas que dejó la llamada “Revolución de Octubre” en 1945, año en el que para ese entonces presidente, Isaías Medina Angarita, era derrocado por un golpe de Estado. En este cementerio también reposan los restos del General Juan Vicente Gómez. Allí se encuentra el mausoleo que el Benemérito ordenó construir para la familia, luego de que donara los terrenos en donde se levantó el cementerio. Salvo una o dos excepciones, estos monumentos se encuentran en estado de abandono y la mayoría no ha escapado al vandalismo que a diario azota el cementerio.

En este camposanto, las tumbas ha sido objeto de constantes profanaciones en los últimos tiempos. Solo en la última semana de octubre de 2017 fueron profanadas, al menos, 50 tumbas. Fue en este cementerio, que el pasado 11 de octubre, una comisión del Cicpc localizó una fosa común en la que fueron lanzados, al menos, 18 cadáveres.

En la entrada, un olor nauseabundo y los restos de animales como gallinas son evidencias de la práctica de la santería tan común en los últimos años.

Por su parte, el cementerio Metropolitano tampoco cuenta con fosas. Sin embargo, el presidente de Funcemar, Gerbasio Gambino, anunció hace cuatro meses: “Desde enero hasta el presente mes, hemos ejecutado diversas labores entre las que destaca la realización de más de 200 fosas en el cementerio Metropolitano. De igual modo, se han efectuado hasta el momento más de 50 media fosas para infantes y se recuperaron tres carrozas fúnebres y un camión para el traslado de materiales”, de acuerdo con nota de prensa publicada en el portal de la alcaldía de Girardot.

Pese a ello, el principal y único camposanto de la ciudad capital no cuenta con espacio físico para atender los sepelios. De allí que los usuarios deben, obligatoriamente, acudir a cementerios de municipios cercanos para poder enterrar a sus muertos.

En el año 2008, durante la gestión del coronel Humberto Prieto como alcalde de Maracay, se construyó en este camposanto un crematorio con dos hornos que, por no contar con los requisitos exigidos por el Ministerio del Ambiente y Salud, nunca ha funcionado. En 2014, la municipalidad tramitó una vez más la permisología correspondiente con el Ministerio del Ambiente, para abrir a mediados del año 2015 las puertas del primer crematorio de la entidad. El vicepresidente de la cámara municipal de Girardot, José Arias, anunció en 2017 que, con una mínima inversión, el crematorio podría reactivarse luego de que fuera aprobada, en enero de 2016, la Ordenanza de Regulación de Cementerios y Servicios Funerarios.

En abril de 2017, el alcalde de Maracay, Pedro Bastidas, anunciaba y acompañaba la visita del viceministro para el Manejo Ecosocialista de Residuos y Desechos Sólidos del Minea, Jesús Castillo, para evaluar el Cementerio Metropolitano de Maracay y verificar el estado en que se encuentran sus instalaciones, particularmente la unidad de cremación y los parámetros ambientales exigidos en las normas sobre la Calidad del Aire y Control de la Contaminación Atmosférica, Decreto N° 638, del 26 de abril de 1995, y que tiene por objeto establecer las reglas para el mejoramiento de la calidad del aire y la prevención, y control de la contaminación atmosférica producida por fuentes fijas y móviles.

A diez años de su construcción el  crematorio sigue cerrado

El Cementerio Metropolitano de Maracay viene presentando deficiencias desde hace varios años. Ha quedado registro de los reclamos que, en su momento, han realizado familiares y hasta funerarios de la región. Hace cuatro años, prestadores del servicio denunciaban la disparidad en los precios con los que se negociaban las fosas y la falta de servicios básicos como el agua. Actualmente, la escasez de cemento y materia prima impide la construcción de nuevas fosas.

La inseguridad es otro calvario por el que deben atravesar los deudos cuando deben enterrar a sus difuntos. Muchos denuncian que han sido objeto de atracos y robos a plena luz del día, sin que exista un plan de seguridad policial en el cementerio. Prueba de ello también lo es la gran cantidad de tumbas que han sido profanadas con el objeto de robarse las urnas y revenderlas.

En abril  de 2018, la Funeraria Vallés, en alianza con el Instituto de Previsión Social de la Fuerza Armada (Ipsfa), anunciaba la construcción  de un complejo funerario llamado “Parque Jardín”, que contaría con un servicio crematorio. El Ipsfa donó 67.000 metros cuadrados de terreno para el proyecto.

“Vamos a desarrollar un parque jardín donde la gente podrá depositar los restos mortales una vez sean cremados y los puedan visitar cuando lo deseen. Asimismo, tendrá un lago donde podrán ser vertidas las cenizas”, dijo en su momento el director de la Funeraria Vallés, Eduardo José Vallés, en compañía del General de División Jesús Rafael Salazar, presidente de la Junta Administradora del Ipsfa, según reseña de la prensa regional.

Este proyecto contaría con dos hornos crematorios, un horno crematorio para desechos patológicos, una morgue refrigerada para mantenimiento de los cuerpos y una morgue para la preparación de cuerpos. Todo fue prometido para tres meses después de colocada la primera piedra. La fase inicial del cementerio de cenizas o restos fue prometida para octubre o noviembre de 2018, luego de que se concretaran los permisos correspondientes, de acuerdo con lo que registraron los medios de comunicación aragüeños en aquel momento.

Pese a todas estas promesas, los familiares de los difuntos que optan por la cremación deben trasladarse hasta San Joaquín, en el estado Carabobo, donde está ubicado el crematorio más cercano. El crematorio de Los Teques, en el estado Miranda, es la otra alternativa, pero significa mayores costos de traslado para los familiares de los difuntos.

 Morirse cuesta caro

Morirse en Venezuela es una verdadera tragedia. Y para los familiares de un difunto, la pena es mayor. No solo deben soportar el dolor de perder a un ser querido, sino también, el drama de no saber dónde y cómo enterrarlo.

Los costos de los servicios funerarios son inaccesibles para la mayoría de los venezolanos. Muchas familias optan por endeudarse o vender bienes para obtener dinero que les permita cubrir el velatorio, entierro o cremación de sus difuntos. En los últimos meses, se han hecho públicos los entierros en los patios de las casas, porque las familias no cuentan ni siquiera para comprar una urna.

Un servicio funerario que incluya velorio y entierro, sin fosa incluida, puede rondar entre los 25.000 y 40.000 bolívares soberanos, dependiendo de la empresa contratada. Funcemar, la empresa paramunicipal en Maracay y una de las más económicas de la región, ofrece servicios funerarios que van desde 18.000 bolívares soberanos (sin fosa) y 24.000 bolívares soberanos si incluye el destape de una fosa, que, adicional, puede costar 36.000 bolívares soberanos. Los familiares deben comprar la urna en cualquier otra funeraria porque Funcemar no dispone.

La cremación se ha convertido en una opción más económica, aunque los precios del servicio no son nada solidarios.

Una cremación, más el servicio puesto en el crematorio, ronda los 27.000 bolívares soberanos”, señala un empresario funerario de la región.

Pero la cremación también se ha convertido en un sufrimiento adicional para los deudos. Estos deben esperar dos y hasta tres días para que el cuerpo del difunto ingrese al crematorio. Los familiares deben registrarse en una lista y esperar que el crematorio les señale la fecha disponible. Mientras eso ocurre, las familias deben pagar adicional por el mantenimiento y preservación del cadáver.

En Maracay, hasta para morirse y descansar por última vez,  hay que hacer cola.

Es por ello que los familiares que deciden sepultar a su difunto deben trasladarse a cementerios cercanos, aunque tampoco tienen garantía de encontrar fosas disponibles. Inclusive, los sepultureros exigen que, para ser enterrado en otro cementerio fuera de la jurisdicción del municipio Girardot, el certificado de defunción debe señalar  que el difunto vivía en esa localidad.

Aquel pasaje bíblico en el que Jesucristo le replica a uno de sus discípulos, que “los muertos entierren a sus muertos” cobra fuerza, sobre todo cuando este viernes 2 de noviembre se conmemora el Día de los Difuntos.

Fotos: Gregoria Díaz


Participa en la conversación