En el caso de Venezuela, que registra una contracción económica sostenida desde 2013, la Cepal prevé que el PIB se contraiga 4 % este año, mientras que para 2022 proyecta un crecimiento de 1 %. En 2021 los únicos países de la región en contraerse serían Suriname y Venezuela.
Caracas. En 2020 la pandemia llegó para acentuar las brechas estructurales en la región. Desigualdad, pobreza, brechas de género, informalidad, espacio fiscal limitado, baja productividad y fragmentación de los sistemas de protección social y salud son algunos de los problemas enumerados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en su más reciente informe de perspectivas económicas y sociales publicadas este 8 de julio.
A pesar de los esfuerzos de los países para atenuar los efectos negativos de la crisis sanitaria, la Cepal advierte que el crecimiento económico que se registre este año y en 2022 no será suficiente para volver a los niveles de 2019. Este año el organismo calcula que la región tenga un crecimiento económico de 5,2 %.
“La dinámica y la persistencia del crecimiento de 2021 hacia adelante están sujetas a las incertidumbres derivadas de los avances desiguales en los procesos de vacunación y la capacidad de los países para revertir los problemas estructurales detrás de la baja trayectoria de crecimiento que exhibían antes de la pandemia. Para 2022 se proyecta para América Latina y el Caribe una tasa de crecimiento del 2,9 % en promedio, lo que implica una desaceleración respecto del rebote de 2021”, se lee en el documento.
Para Venezuela, que registra una contracción económica sostenida desde 2013, la Cepal prevé que el PIB se contraiga 4 % este año, mientras que para 2022 proyecta un crecimiento de 1 %. En 2021 los únicos países de la región en contraerse serían Suriname (-1 %) y Venezuela (-4 %).
Venezuela también está entre los países que menos vacunación ha suministrado a sus habitantes: “Aunque se han alcanzado resultados científicos y tecnológicos inéditos con el desarrollo de múltiples vacunas, existen marcadas diferencias entre países en las tasas de vacunación y una gran concentración de la adquisición de vacunas en los países más desarrollados”.
Al 4 de julio 46,3 % de la población de Estados Unidos y Canadá había completado su esquema de vacunación, cifra que alcanzaba 34,9 % en los países de la Unión Europea, 13,6 % en América Latina y el Caribe y 11,3 % en el mundo. “La situación también es extremadamente desigual entre los países de la región”, apunta la Cepal. Por ejemplo, en el caso de Venezuela la población vacunada es de 0,8 %, a diferencia de Chile, con 55,9 % de su población; Uruguay, con 50,8 %; Colombia (14,6 %), Cuba (13,8 %) y Guatemala (0,9 %), entre otros. El único país por debajo de Venezuela es Honduras, con 0,6 % de vacunados.
La caída del empleo afecta más a las mujeres
El impacto de la crisis fue mayor en el empleo femenino, juvenil e informal. Entre 2019 y 2020 el número de ocupados se redujo 24.827.000 personas, de las cuales casi 13.000.000 eran mujeres. Esto se tradujo en una tasa de desempleo femenino del 11,9 %. La tasa de participación femenina disminuyó de 51 % en 2019 a 46,9 % en 2020, mientras que la tasa de participación de los hombres pasó de 74,7 % a 69,6 %. La reducción en la tasa de participación femenina la ubica en niveles similares a los de 2002.
Durante 2020 las mayores pérdidas de puestos de trabajo se dieron en el empleo en hogares particulares (20,9 %), donde trabajaban entre 11 millones y 13 millones de mujeres en 2019. En Chile, Colombia y Costa Rica, por ejemplo, la caída del empleo en este sector dejó a 4 de cada 10 trabajadoras domésticas sin puesto de trabajo.
En siete de ocho países de la región, el grupo etario más afectado por la reducción del empleo durante la pandemia fue el de las personas jóvenes.
“Pese al aumento en el número de personas ocupadas (luego de que empezaran a retomarse actividades) al primer trimestre de 2021 la región solo había recuperado un 58 % del total de los empleos que se perdieron durante la crisis”, indica el informe.
Mayor pobreza
La pérdida del empleo y la reducción de los ingresos laborales en 2020 afectaron a amplios grupos de la población, especialmente a personas con menores ingresos. La tasa de pobreza extrema habría alcanzado 12,5 % y la de pobreza 33,7 %. Por tanto, el número de personas en situación de pobreza extrema alcanzaría los 78 millones (8 millones más que en 2019) y el número de personas en situación de pobreza llegaría a 209 millones (22 millones más que el año anterior).
En 2020, en todas las subregiones de América Latina y el Caribe aumentó la inseguridad alimentaria, un fenómeno estrechamente ligado a la pobreza extrema, en un contexto de fuerte caída económica y aumento sostenido de los precios de los alimentos. Pese a las políticas de apoyo a los ingresos y la alimentación, la incidencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave alcanzó a 40,4 % de la población en 2020, lo que supone un aumento de 6,5 puntos porcentuales con relación con 2019.
Sin educación constante
Los países de la región llevan, en promedio, más de un año académico sin clases presenciales o con períodos extensos de interrupción.
Al 31 de mayo de 2021, debido a la persistencia en los niveles de contagio, la mayor parte de los países de la región mantenía los centros educativos cerrados o parcialmente cerrados. En solo 7 de los 33 países de la región, las escuelas funcionaban completamente. La interrupción de la escolaridad presencial ha afectado a 167 millones de estudiantes de todos los niveles educativos.
Entre primaria, secundaria y enseñanza superior, Venezuela tenía todos los centros educativos cerrados. Al 31 de mayo la mayoría de los países de la región mantenía un esquema mixto de centros cerrados y parcialmente cerrados. En promedio, América Latina y el Caribe tenía 28 centros cerrados y 17 parcialmente cerrados.
“Si bien se ha impulsado la continuidad de los procesos educativos por vía remota usando medios digitales o tradicionales como la televisión o la radio, los efectos de la brecha digital se han ampliado en el caso de las poblaciones rurales y de menores ingresos que tienen menos acceso a conectividad y menos habilidades para aprovechar este tipo de tecnologías. Esto es particularmente importante en la medida en que 66 millones de hogares de la región no cuentan con conexión a Internet”, advierte la Cepal.
El organismo señala que la crisis sanitaria prolongada tendrá consecuencias de largo plazo en estas generaciones de niños, niñas, adolescentes y jóvenes, pese a los esfuerzos de autoridades, docentes y alumnado: “Habrá retrasos y aumento de brechas en los logros de aprendizajes que serán difíciles recuperar en el corto plazo. Las pérdidas de aprendizaje por la falta de concurrencia a las escuelas se estiman en hasta un año de escolaridad”.
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