En el Servicio de Neurología, igual que en todo el hospital, faltaba el agua a diario, no había insumos de limpieza, los pacientes y doctores no podían hacer uso de los baños públicos, todos los estudios médicos solicitados tenían que hacerse fuera del centro de salud y los medicamentos y tratamientos tenían que ser costeados por los familiares.

Caracas. El Servicio de Neurología del hospital J. M. de los Ríos cerró sus puertas. Más de 500 niños que se atendían al año quedaron a la deriva con patologías como hidrocefalia, tumores cerebrales y convulsiones. No existe un plan B para los que viajaban desde otras partes del país hasta Caracas para verse en este centro de salud. Los familiares exigen respuestas y que se les garantice a sus hijos el derecho a la salud.

En una ampliación de medidas cautelares otorgada el 21 de agosto de 2019 por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) aparecen los niños del Servicio de Neurología del J. M. de los Ríos, una acción que se dio luego de que otorgaran las primeras medidas en febrero de 2018 para el Servicio de Nefrología, donde murieron 12 pacientes pediátricos. Ni estos antecedentes pudieron impedir que cerrara otro servicio de este centro de salud; tampoco obligar a que, de alguna manera, el Estado hiciera un esfuerzo para que siguiera de pie.

La Comisión consideró sumamente grave que los diversos servicios no cuenten con el equipamiento e insumos médicos para atender adecuada y oportunamente a los niños, niñas y adolescentes pacientes del Hospital J. M. de los Ríos, señaló la CIDH en un documento publicado en 2019.

En el Servicio de Neurología, igual que en todo el hospital, faltaba el agua a diario, no había insumos de limpieza, los pacientes y doctores no podían hacer uso de los baños públicos, todos los estudios médicos solicitados tenían que hacerse fuera del centro de salud y los medicamentos y tratamientos tenían que ser costeados por los familiares.

La situación era tan crítica que había dificultad para elaborar un récipe porque no había insumos de papelería. No había equipos disponibles para tomografías o resonancias.

Los otros 13 servicios del hospital cuyos sus pacientes están bajo medidas cautelares de la CIDH son: Cardiología, Hematología, Neumonología, Medicina 2, Medicina 3, Anatomía Patológica, Centro de Lactancia, Consulta Externa y Triaje, Neurocirugía Pediátrica, Pediatría Integral, Nutrición, Medicina de Adolescentes y Neurología Pediátrica.

Katherine Martínez, directora de la ONG Prepara Familia, denunció en una entrevista para Crónica.Uno que, más allá de las dificultades estructurales del hospital, en este Servicio de Neurología no se podían cumplir los protocolos de bioseguridad frente a la COVID-19, porque el personal de salud solo recibía de la dirección del centro de salud un tapaboca y un par de guantes al día, cuando deben cambiarse con regularidad entre un paciente y otro.

La crisis del servicio terminó de explotar con la renuncia constante de los trabajadores. Fue progresivo hasta que quedaron dos médicos que solicitaron su renuncia el 30 de diciembre de 2020, se hizo efectiva el 11 de enero de 2021 y se quedaron sin profesionales para atender a los niños. A partir de ahí, le quedó a Prepara Familia la tarea de informar a los familiares sobre el cierre del servicio. El salario que percibe un médico con el mayor rango es de cuatro dólares, resaltó Martínez.

Desde Prepara Familia han tenido contacto con muchas madres de niños afectados que llamaban para que los apoyaran con transporte para movilizarse desde el interior del país hasta el J. M. de los Ríos, en Caracas. Pero en esas mismas llamadas les daban la mala noticia.

Ellas no saben qué hacer con sus niños. En el interior del país no los pueden ver. No pueden venir a Caracas. Es como una sentencia para cada niño, lamentó Martínez.

Katherine Martínez denunció que, en cuanto a políticas públicas en materia de salud, no existe un plan B para los niños que están en otros estados del país. Desde la ONG están preocupados porque no existe otro centro de salud que tenga la capacidad de atención de este servicio como el que tenían en el J. M. de los Ríos. En general, todos los hospitales públicos del país están pasando por condiciones precarias, y se está dando peso a las áreas de COVID-19, mientras que la atención de pacientes crónicos ha quedado a un lado.

El tercer servicio cerrado

En enero de 2020 cerró el Servicio de Cardiología del J. M. de los Ríos, un hospital tipo 4 de referencia nacional. Luego, en febrero de ese mismo año, se supo del cierre técnico del Servicio de la Terapia Intensiva  Ahora se le sumó el Servicio de Neurología, y muchos otros están en riesgo porque están sufriendo la misma falta de agua, limpieza, personal e insumos.

El hospital está en una situación muy precaria, insistió Martínez. Desde hace años que no se realiza mantenimiento correctivo y preventivo, las medicinas e insumos los llevan los familiares y, en especial, Prepara Familia ve con preocupación el suministro de alimentación, que no es acorde con el tipo de patología de los pacientes, con la calidad y cantidad necesaria. Y, desde el 5 de abril de 2018, está paralizada la alimentación para las mujeres cuidadoras.

El hospital está de pie por la ética y el compromiso del personal de salud que sigue asistiendo a trabajar pese al salario que reciben. Desde la ONG llamaron al Estado a cumplir las medidas cautelares a favor de estos niños. Mientras tanto, siguen viendo un hospital devastado cuyos servicios están en muy malas condiciones.


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