Comunidades indígenas de Monagas en peligro de extinción por la falta de políticas gubernamentales

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Cuatro comunidades indígenas tienen presencia en ocho municipios del estado Monagas. Sus representantes sociales y caciques afirman que se encuentran desprotegidos ante la falta de servicios públicos básicos. Las enfermedades como tuberculosis y la desnutrición se han duplicado en la población en comparación con 2019.

Maturín. De 13 municipios del estado Monagas, en por lo menos ocho hay presencia de comunidades indígenas que en los últimos años se han visto sumidas en cientos de carencias. Las denuncias de los representantes de estas etnias han sido elevadas al gobierno regional desde hace más de cuatro años; sin embargo, las condiciones no han cambiado ni mejorado, a pesar de que los caciques afirman que todos sus problemas son conocidos por las autoridades.

Vejados y con una realidad que no han podido cambiar, los indígenas de Monagas viven en condiciones que no son comparables ni siquiera con las de la ciudad, tomando en cuenta que los servicios públicos fallan hasta en las grandes ciudades. El hambre, la desnutrición, poca producción y enfermedades que se creía ya estaban erradicadas forman parte de las condiciones precarias en las que viven los indígenas en la entidad oriental.

En San José de Buja, comunidad indígena ubicada en una zona fluvial, la falta de gasolina ha hecho que la producción agrícola merme por la imposibilidad de transportarse en lanchas hasta los sembradíos. Los miembros de esta etnia y de la comunidad de Yabinoko han tenido que salir de este entorno por la carencia de comida y agua potable.

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Los indígenas de Monagas viven en condiciones precarias. Foto: Cortesía Hildemar Delgado

Por su parte, en la comunidad de Los Chaimas, denominados los pueblos altos por estar ubicados en el municipio Caripe, también han sido afectados por la escasez de gasolina, su cosecha no ha podido ser transportada hasta los centros de producción.

En San José de Buja y Caripe la situación con nuestros pueblos indígenas es deprimente. No tienen para comer  y la desnutrición es uno de los principales problemas, porque se trata de pueblos que sobrevivían porque existía un comercio mínimo enmarcado en los programas turísticos, y eso ahorita está completamente extinto”, afirma Hildemar Delgado, coordinador en Monagas de Parlinve, Parlamento Indígena Venezolano.

Tuberculosis y desnutrición se incrementan 

En general, la situación de los pueblos indígenas se centra en dos flagelos que no han podido ser controlados y que poco a poco van extinguiendo a la población. La desnutrición y enfermedades como tuberculosis han tenido un incremento considerable entre estas etnias.

De acuerdo con Delgado, los índices de desnutrición infantil se han duplicado en comparación con 2019. Para este 2020 solamente en San José Buja se han contabilizado 220 niños indígenas con bajo peso, en edades comprendidas entre 0 y 12 años de edad. En el caso de los indígenas con tuberculosis son más de 40 los que padecen esta enfermedad, según datos aportados por una fuente interna del Ambulatorio de San José Buja.

El representante de Parlinve en Monagas destaca que en la comunidad indígena de Mosú, en el municipio Bolívar, los casos de tuberculosis son severos. Situación que no ha mejorado ni ha sido atendida por las autoridades, incluso ni siquiera por la representación indígena (diputados y concejales).

No ha habido interés del gobierno en ir hasta las comunidades indígenas de Monagas a mejorar las condiciones de ellos. Nada ha mejorado, todo ha empeorado, lo que se sigue produciendo es el hambre”, puntualiza Delgado.

Los problemas aumentan en coyunturas sanitarias

De acuerdo con el reporte de Parlinve, no hay miembros de las comunidades indígenas contagiados con COVID-19, sin embargo, las condiciones sanitarias son deplorables. La falta de agua ha sido denunciada desde mucho antes de que comenzara la pandemia y, hasta ahora, las soluciones no han llegado. Los waraos, la población indígena más grande en el estado, padece con este problema desde hace más de cinco años, y a pesar de la pandemia de COVID-19 esta situación no ha sido atendida por las autoridades competentes.

Ya en marzo denunciaron que no contaban con herramientas para prevenir la propagación del COVID-19. No tenían tapabocas ni guantes y tampoco agua; carecían de información en relación con el mortal virus.


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