Hugo Ocando, presidente de Transporte Unido por Venezuela, solicitó al Gobierno que haga pruebas para descartar COVID-19 en los transportistas.

Caracas. “Dale vale, arranca”. Repetían los pasajeros de una encava que hasta los puestos de la cocina ya los tenía ocupados. El colector respondía: “Todavía quedan cinco puestos”. Los usuarios se veían alterados, sudorosos, muchos llevaban bolsas de mercado, todos tenían sus tapabocas, algunos guantes, pero lo que no se respetaba en la camioneta era el distanciamiento social, norma establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para frenar la propagación del COVID-19.

Los primeros días de aplicación de la cuarentena, el pasado 16 de marzo, el transporte público, obligado por la emergencia, impuso reglas para su funcionamiento. 

Tapabocas y guantes para el conductor, no permitían aglomeración en las paradas, llevaban las unidades con pocos pasajeros para evitar el contacto físico y al colector no le era permitido tocar a las personas.

Pasados 19 días de la medida, se observa enfriamiento en las normas, principalmente en las rutas del municipio Libertador que hacen vida en el centro de la ciudad.

Ahora se les ve con pasajeros parados e incluso viajan guindando en la puerta al lado del colector.

En La Hoyada, donde hacen parada las camionetas de Coche, El Cementerio, Hospital Vargas, El Valle, no se cumple el metro de separación entre las personas cuando se hace la cola. Claro, no es la cola que se armaba hace 20 días atrás, pero sí hay más pasajeros que los vistos los primeros días de la cuarentena.

Luis Alberto Salazar, del Comité de Usuarios del Transporte, resaltó que en sectores como Catia y la avenida Fuerzas Armadas las camionetas de 30 puestos van hasta con 45 pasajeros, precisamente por la escasez de unidades que ahora aumenta la falta de gasolina. “Esto viola el protocolo para el control del coronavirus”.

En el municipio Libertador, dijo Salazar, están trabajando entre 600 y 700 unidades, también están saliendo unas camionetas piratas desde Catia, Carapita, Las Adjuntas y es difícil tener un  control.

Denunció además que muchas unidades están pagando en dólares para poder tanquear. “Muchas de esas son las que están rodando y trasladando a muchas personas que tienen que salir a comprar comida”.

Marcelo Moret, dirigente del transporte, reconoció que no hay control con respecto al aseo de la unidad ni con el número de los pasajeros. Destacó que se ve mucho en el tramo Valle-Coche-Centro.

La cruda realidad

“La gente sale a hacer mercado, busca la economía, ahora hay más pasajeros y como hay menos camionetas todos se quieren ir”, dijo uno de los fiscales de ruta.

La vigilancia de la Policía Nacional Bolivariana también ha disminuido. En el tramo que va de las Fuerzas Armadas hasta la avenida Nueva Granada se contó solo un punto de control, ubicado en El Helicoide, donde hay restricción vehicular desde Villa Zoila hacia la avenida Fuerzas Armadas. 

Los policías que estaban en ese punto este viernes 2 de abril en horas de la mañana se veían distraídos, uno de ellos incluso se había quitado el tapabocas, y ni siquiera se fijaban en los carros que pasaban esquivando el cerco de seguridad.

Hugo Ocando, presidente de Transporte Unido por Venezuela, dijo que antes de la cuarentena estaba trabajando 20 % del sector y que ahora puede ser 5 %. Los que salen o bien necesitan llevar comida a su casa o tienen camionetas que usan diesel.

“Venezuela tiene la flota más antigua de Latinoamérica. Muchos carros se mueven con gasolina y hay ahora problemas para conseguir combustible. El transporte es un sector muy vulnerable. Nosotros insistimos en las normas para prevenir el contagio, pero es difícil mantener el distanciamiento. Este es un  servicio que se cobra en efectivo”.

Y bueno al no estar disponible el Metro como transporte de uso masivo, la mayoría busca movilizarse en camionetas.

Por tanto, Ocando sugiere a las autoridades un plan de trabajo por grupos, que garantice bonos para el sector y que aplique a todos los trabajadores -incluyendo a los motorizados y taxistas- test para descartar COVID-19.

“Alguno puede estar contagiado o un pasajero. Esa es una medida urgente. Les decimos la importancia de limpiar las unidades, principalmente a los jeepseros que se han convertido en las ambulancias en los barrios. Hacemos esta petición pública en beneficio de la población”, dijo Ocando.

Hay otros trabajadores del volante que cada vez que llegan a la parada limpian con cloro los pasamanos y desinfectan los guantes y mascarillas de los trabajadores. 

Lo están haciendo en la ruta de las muy pocas que van por la autopista ahora, de Antímano a Plaza Venezuela. Esa línea solo está permitiendo dos pasajeros de pie en los pasillos para asegurar el distanciamiento social.

En cambio en las del municipio Sucre se llegó a un acuerdo, o más que todo es una orden, de no llevar usuarios parados. Al que incumpla se le decomisa la unidad. La misma medida aplica para la ruta Petare-Barlovento, donde tratan de hacer cumplir el distanciamiento social.

En el caso de Altos Mirandinos-Caracas, las líneas privadas no están prestando el servicio. Solo están habilitadas las unidades de la Gobernación de Miranda, las cuales llevan pasajeros con tapabocas, pero van de pie, sin cumplir normas de seguridad, ni distancia entre las personas.


Participa en la conversación