La segunda película del venezolano Alejandro Hidalgo cuenta la historia de un padre que debe enfrentar las consecuencias de un encuentro con el diablo en el pasado.

Caracas. Casi 10 años después de La casa del fin de los tiempos, se estrena finalmente en Venezuela el segundo largometraje de Alejandro Hidalgo: El exorcismo de Dios.

El debut en el cine del joven director no pasó inadvertido entre el público. Su película se convirtió en una de las más vistas del cine venezolano: está entre las 20 obras del cine nacional más taquilleras desde que se tiene registro en el país.

Ahora, el regreso a las pantallas con una historia original naturalmente generaría expectativas entre quienes le han seguido la pista al director caraqueño, así como a los leales al género del terror y del cine venezolano.

El exorcismo de Dios es una historia de mayor factura que la ópera prima del cineasta, estrenada en la cartelera local en 2013, fecha desde la que registra 647.001 espectadores, según datos del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía.

Se nota el mayor presupuesto para la realización, como consta en los efectos especiales y de sonido. Fueron 1,3 millones de dólares para esta coproducción entre Venezuela, México y Estados Unidos. El año pasado participó en el Fantastic Fest de Austin. Actualmente, también está en cartelera en Argentina y Brasil.

El exorcismo de Dios
Uno de los puntos claves de la película es el enfrentamiento del protagonista con las consecuencias de sus actos

Por eso el elenco cuenta con actores como Joseph Marcell, quien interpretó al famoso Geoffrey de El príncipe del rap, así como con Will Beinbrink, quien fue Tom en It: Capítulo 2; además de las venezolanas María Gabriela de Faría, Raquel Rojas, Eloísa Maturén y María Antonieta Hidalgo.

El exorcismo de Dios es una película que reverencia en parte al clásico El exorcista (1973), de William Friedkin. Son claras las referencias en tomas hechas especialmente para dejar la constancia de las influencias, no solo en el autor, sino en el género.

Cuenta la historia del padre Peter Williams, quien durante su juventud realiza un exorcismo en un olvidado pueblo de México. Pese a las advertencias de que no contaba con la experiencia suficiente para llevar a cabo el acto, asume el riesgo. Sin embargo, la astucia del demonio elabora un plan que lo resquebrajará en el futuro.

Con guion de Alejandro Hidalgo y Santiago Fernández Calvete, uno de los atributos de El exorcismo de Dios es el arco narrativo del demonio y su capacidad para minar a largo plazo el bien, en este caso, representado por el padre Peter.

El exorcismo de Dios
El exorcismo de Dios se ha estrenado en países como Brasil y Argentina

Pasan los años y en el pueblo donde Peter hace su ministerio es querido y respetado como sacerdote, pero hay un tormento que lo sucumbe entre tanta veneración: lo ocurrido en aquel exorcismo décadas atrás. Es su gran secreto y vergüenza que lo carcome por las noches.

El demonio vuelve a cumplir con su plan. Reaparece de la manera menos imaginada, por lo que el sacerdote acude a un viejo amigo, el padre Michael Lewis, famoso exorcista en la Iglesia Católica, quien viaja hasta el lejano poblado a enfrentar el nuevo embate maligno, representado ahora en Esperanza (María Gabriela de Faría).

Es así como El exorcismo de Dios busca centrarse en el conflicto de su protagonista con su pasado y cómo lo ocurrido permea hasta el reto que debe asumir en el presente, así como también lo ocurrido se entremezcla con las formas del veterano sacerdote que acude en su ayuda. En este enfrentamiento está la fortaleza de la obra.

Alejandro Hidalgo logra manejar el suspenso por lo que ha pasado con su personaje principal y sus derivaciones personales, a la par que ajusta esos momentos con los efectos necesarios para representar el terror en dosis justas. El director procura no afianzarse nada más en el sobresalto como recurso, una táctica que puede cansar, como ocurre en otras obras del género.

Ahora bien, hay momentos en los que pareciera que se quiere desligar tanto de las referencias de este tipo de historias, que, en el afán por mostrar carices, se alinea a expresiones que en primer momento recuerdan otras interpretaciones del caos humano, como el cine de zombis.

El exorcismo de Dios también es una crítica a cierta jerarquía católica involucrada en años recientes en escándalos, tanto sexuales como financieros. Queda claro con los guiños a los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas sobre la tentación de Jesús; una alusión a como si el hijo de Dios tuvo esas experiencias tan cercanas con el maligno, cómo no va a ocurrir lo mismo con simples mortales que prometieron seguirlo y caen finalmente en lo más bajo.

Ese mensaje es directo en una breve conversación que tienen los padres Peter y Michael. Sin embargo, al final del filme, hay una reiteración que diluye un poco el desarrollo principal del protagonista con sus víctimas. Esto no es tan grave como para derrumbar la película, que posee atributos suficientes para superar las expectativas de toda segunda obra, tan difícil para cualquier creador que debuta con éxito.

El exorcismo de Dios son varios pasos adelante que permiten la experiencia de quien ha reflexionado sobre lo realizado y lo soñado, además de los vaivenes del camino recorrido.

Es una película de terror con puntos para múltiples lecturas, sobre las luchas internas, las culpas y el perdón. Alejandro Hidalgo acierta en presentar a una contraparte demoníaca que sabe calcular sus caminos, con un plan que no busca la victoria inmediata, y que con paciencia desea derribar todo en la apariencia establecida.

Es la eterna lucha entre el bien y el mal traducida por quien toma lo mejor de sus referencias para amoldar una propuesta personal, con un punto de vista sobre acontecimientos cercanos, y con preocupación por sus personajes, quienes se debaten entre cielo e infierno a cada momento.


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